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VALENCIA. Las elecciones europeas han supuesto un serio correctivo para PP y PSOE en el ámbito nacional, regional y local. Una de las plazas más emblemáticas donde 'populares' y socialistas han sufrido el ascenso o irrupción de otras fuerzas políticas es Valencia ciudad. Una circunstancia que no ha pasado desapercibida internamente en ninguno de los dos partidos, que se preguntan cuanto margen de resistencia y capacidad de mejoría pueden tener tanto la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, como el portavoz del grupo municipal socialista, Joan Calabuig, que han salido 'tocados' del envite pese a que no estuvieran integrados en primera persona en las candidaturas.

El PP, pese a vencer en todos los distritos menos en Poblats de L'Oest, ha visto reducido su respaldo en 25 puntos en la capital, logrando el 28% de los votos, casi un punto por debajo de la media autonómica, mientras que en 2009 se situaba 1,6 puntos por encima de ella. Un detalle tal vez anecdótico pero que deja sin valor, al menos en estos comicios, el llamado efecto Rita Barberá. La alcaldesa, al frente del consistorio desde hace 23 años, siempre ha sido un baluarte para el PP valenciano con récords de concejales y una aportación que ha sido decisiva para lograr la Diputación de Valencia y la Generalitat Valenciana.

Sin embargo, y esto ha sido comentado en los mentideros 'populares' en las últimas horas, el resultado en la ciudad de Valencia ha sido especialmente flojo, por debajo de las otras capitales de provincia. En los últimos meses, se había suscitado un debate en torno a la candidatura de Rita Barberá a las próximas elecciones locales que tendrán lugar en 2015. La alcaldesa, molesta por las dudas generadas desde sectores del partido, ha manifestado públicamente en reiteradas ocasiones su intención de presentarse una vez más.

No obstante, y aunque los resultados de las europeas no pueden extrapolarse a unas elecciones locales, el bagaje resulta muy poco alentador para el PP. No solo por la caída en picado del respaldo que ostentaba en 2009, sino por la amalgama de formaciones que pueden entrar en el consistorio y que dejarían a Barberá en una posición muy difícil para poder gobernar.

No están mejor las cosas en la acera de enfrente. Los socialistas valencianos se han estrellado en Valencia ciudad al conseguir un 16% de los sufragios, cinco puntos por debajo de la media autonómica y 18 puntos menos de los conseguidos en 2009.

Izquierda Unida, que actualmente cuenta con representación en el ayuntamiento, ha sacado 11,1% de los votos. Demasiado cerca de los socialistas. Primavera Europea (Compromís), ha acumulado un 8,95% de los sufragios y, completando el elenco de fuerzas de la izquierda, Podemos ha conseguido un sorprendente 8,55%. A ello hay que sumar el dato de UPyD, que ha sido la cuarta fuerza más votada en la capital con el 9,53% del respaldo. 

Con estos datos, el responsable del PSPV en la capital, Joan Calabuig, queda ahora en una situación delicada: pese a que cuenta con el respaldo personal de Ximo Puig, diversas fuentes consultadas por este diario admiten que las cosas en la capital, al menos en lo que a resultados se refiere, no están funcionando. Un problema que, además, se repite para el PSPV en casi todas las grandes ciudades, lo que obliga a Blanquerías a reflexionar sobre la estrategia a seguir en las localidades importantes, algo que debe incluir también el debate sobre los candidatos a presentar.

No obstante, Calabuig no pareció acusar el pobre resultado y aseguró ayer en un comunicado que los socialistas "redoblarán" sus "esfuerzos para liderar el cambio de izquierdas y progreso que ha pedido la ciudadanía" en estos comicios. Así, subrayó que los resultados "confirman" que el PP "ha perdido la mayoría absoluta y la hegemonía social, tanto en la ciudad de Valencia como en la Comunitat Valenciana".

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