VALENCIA (EP/CP). La investigadora del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Pilar Roig advierte del riesgo existente en la Iglesia de los Santos Juanes de la ciudad de "desprendimiento de los tableros de madera clavados en los años 60 por los Gudiol, que arrancaron las pinturas, las pusieron sobre tablas y las colocaron de nuevo en la bóveda".
En declaraciones a Europa Press, señala que el proyecto que dirigió entre 2005 y 2010 para restaurar los frescos de Palomino afectados por un incendio durante la Guerra Civil sobre los que no se había actuado todavía, a los pies del templo, obtuvo "resultados espectaculares" gracias a nueve años de investigación financiados por el Ministerio y a la utilización de técnicas innovadoras, que han motivado tesis, publicaciones de gran impacto y libros.
Lamenta, no obstante, que "aún no se han podido mostrar" porque el andamio aéreo instalado en su día, el mismo que se empleó en la Basílica, "no se puede desmontar hasta que se repare la grieta surgida con las obras del metro".
Roig confiesa que "es una especie de espinita que un proyecto de tantos años, realizado con tanta ilusión y después de obtener unos resultados espectaculares, con una técnica única que ha recibido visitas de todo el mundo, no se pueda enseñar al pueblo valenciano".
En abril, el templo catalogado como Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1947 sufrió un desprendimiento de la cornisa que rodea la torre del campanario, en su parte orientada a la plaza Ciudad de Brujas, y esta misma semana se ha conocido la decisión de la Fiscalía Provincial de Valencia de abrir una investigación penal tras la denuncia interpuesta por Cercle Obert y Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural por estos hechos y por los registrados ese mismo mes en la fachada del Museo de Bellas Artes San Pío V.
En cuanto al estado del interior de la Real Parroquia de los Santos Juanes, más allá de su intención de mostrar los frescos de Palomino restaurados con el apoyo de Lubasa y Aguas de Valencia, Roig subraya que le da "miedo que se caiga algún tablero" de los colocados "en toda la zona de la bóveda que no corresponde al andamio, hasta el altar mayor".
"ENCONTRAR UN APOYO ECONÓMICO"
Para evitarlo, "haría falta encontrar un apoyo económico importante para sanear la grieta y poder mover el andamio, sin costes de alquiler por ser propiedad de la Iglesia pero sí de mantenimiento, acabar lo que falta y que la gente vea cómo ha quedado".
Según explica, hasta 2010 restauraron en torno a un 30 por ciento de la superficie total y queda pendiente el 70 por ciento restante, donde "no se encuentran las pinturas originales, sino las intervenidas en los años 60 por los Gudiol".
"Habría que eliminar esos repintes horrorosos, recuperar el original, ponerlo sobre un nuevo soporte y colocarlo en su sitio, y tenemos muy claro cómo hacerlo porque en la parte que ha dado de sí el andamio, se ha actuado sobre una zona en la que había tableros también, sólo faltaría un empujón económico", recalca.
"ES UN DESASTRE TOTAL"
Una vez reparada la grieta, se trataría de continuar con esos trabajos "en el resto de la bóveda, que está con problemas incluso de desprendimiento de esos tableros". "Es un desastre total, queremos que el andamio esté en el sitio adecuado para seguir trabajando y redondear nuestro trabajo", sentencia Roig.
En este sentido, reivindica que "Palomino se merece que se devuelva todo el esplendor a su obra" y los valencianos poder apreciar los frescos ya restaurados, incluso los pintados en partes que cayeron, que lograron recuperar mediante un 'fresco digital' creado con los datos obtenidos de una fotografía original realizada de antes del incendio y que, una vez colocado en su sitio, permitió "recuperar la armonía del conjunto original".
"Eso ya está hecho, pero no se puede ver mientras no se retire el andamio", apunta la investigadora del Instituto de Restauración del Patrimonio de la UPV, quien se encuentra centrada en la intervención para sacar a la luz los frescos de Palomino de la Iglesia de San Nicolás, que concluirá en otoño de 2015, aunque sin olvidarse de esa "espinita" que constituyen los trabajos pendientes en el templo de la plaza del Mercado.
"Es una pena, ahora nuestro objetivo es San Nicolás pero siempre estamos en Santos Juanes, mantenemos el contacto, no se ha abandonado pero no hay posibilidades de contratar a gente para llevar a cabo el trabajo", que requeriría un equipo de unos diez técnicos. "Si me dan una ayuda, empiezo a contratar a gente sin duda", concluye.
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