PEKÍN (EFECOM / Antonio Broto). China, el país con la mayor red de ferrocarriles de alta velocidad del mundo, quiere extender este modo de transporte a los principales destinos de su comercio y turismo, y entre los proyectos que baraja se encuentra un "tren bala" entre el país asiático y EEUU a través de Rusia, Alaska y Canadá.
El proyecto, aún en vías de negociación y estudios de viabilidad, consistiría en una línea que partiría del noreste de China para después cruzar el este de Siberia, y una vez en la costa atravesar el estrecho de Bering mediante un túnel submarino, explicó hoy al diario Beijing Times el experto chino Wang Mengshu.
Según Wang, miembro de la estatal Academia China de Ingeniería y uno de los más reconocidos expertos chinos en transporte ferroviario, la línea podría unir las dos principales economías del mundo en un viaje de menos de dos días, con trenes que circularían a unos 350 kilómetros/hora una ruta de 13.000 kilómetros.
El proyecto, de recibir la luz verde, sería completamente financiado y construido por China, país que tiene ya 14.000 kilómetros de vías de alta velocidad, más que el resto de los países del mundo en su conjunto.
Los principales obstáculos de este proyecto, destacó el diario China Daily al hacerse eco de éste, son técnicos, ya que el estrecho de Bering mide más de 80 kilómetros en su parte más angosta, aunque el medio oficial recordó que China dispone ya de la tecnología necesaria para hacerlo.
De hecho, otro ambicioso proyecto de infraestructura que China tiene en mente, aunque aún depende de factores políticos, es la construcción de un túnel submarino que atraviese el estrecho de Formosa, de más de 130 kilómetros, y una el país con la isla de Taiwán, cuyo Gobierno se escindió del comunista en 1949.
El ferrocarril China-EEUU es el proyecto de red internacional de trenes bala que Pekín tiene menos avanzado, pues otros enlaces con Europa y el sureste asiático ya están en vías de negociación o incluso ya en las primeras fases de construcción, como el tren bala entre a Myanmar (Birmania), cuyas obras comienzan en junio.
Este tren de alta velocidad partiría de la ciudad de Kunming, en el centro sur de China, la misma desde la que otro ramal partirá vía Laos, Vietnam, Camboya, Tailandia y Malasia hasta Singapur, si Pekín logra acordar su construcción con los países implicados.
También en fase de negociaciones, algo dificultadas por problemas presupuestarios, están los trenes de alta velocidad con los que China quiere conectarse con las grandes ciudades europeas, desde París a Londres, Berlín o Moscú.
La principal de estas líneas partiría de la capital británica y, pasando por Francia, Alemania, Polonia, Ucrania y Rusia, se desdoblaría en dos ramales, uno al Asia Central y otro al extremo oriental ruso, para acabar ambos en diferentes partes de China.
Otra vía de alta velocidad en proyecto saldría de Urumqi, la capital de la región noroccidental china de Xinjiang, y haría escalas en Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Irán y Turquía, con destino final en el centro de Europa.
Una de las principales trabas de los proyectos chino-europeos es el diferente ancho de vía de Rusia, mayor que el estándar internacional que usan China y la mayoría de los países de Europa.
El experto chino destacó que el principal objetivo de estos trenes sería el transporte de mercancías, pues "facilitarán el comercio con otros países y servirán para garantizar la importación de los recursos que China necesita".
El transporte de carga por ferrocarril es alrededor de un 20 por ciento más caro que el marítimo, pero según los expertos este sobrecoste vale la pena en el caso de productos cuyo precio puede fluctuar rápidamente en cuestión de pocos días, como es el caso de los artículos de tecnología.
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