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VALENCIA. El Confederación Valenciana de Empresarios (CEV) quiere abrirse a las empresas, pero no verse superada por las más fuertes. El presidente de la organización, Salvador Navarro, quiere ganar proximidad con la primera fila del tejido productivo, pero no está dispuesto a que se desvirtúe su condición de órgano de representación de las federaciones y patronales en beneficio de los empresas particulares.

Aunque la presencia directa de las compañías es posible desde hace años, Navarro decidió su participación desde su acceso a la presidencia en 2011. Este empeño ha hecho que en 2013 el número de empresas y colegios profesionales se haya más que doblado, pasando de 20 a 42 mercantiles y 12 colegios profesionales miembros.

De este modo, de los 324 vocales de la asamblea un 12,7% son ya empresas directamente asociadas y se prevé que el porcentaje vaya en aumento. "Necesitamos el contacto directo con el empresario, necesitamos saber las necesidades que tiene el empresario, no importa el tamaño. Debemos ser muy proactivos, tanto la propia confederación como las federaciones y asociaciones", reconoció Navarro en la última asamblea de CEV.

LÍMITES A LA PARTICIPACIÓN INDIVIDUAL

Sin embargo, desde la patronal no se quiere que esta estrategia desvirtue el principal objetivo de la confederación, que es ejercer de voz común de las distintas organizaciones territoriales y sectoriales en el ámbito de la provincia de Valencia. No se quiere correr el riesgo de terminar serviendo a ninguna empresa en concreto o verse reducida a un lobby por determinados intereses particulares.

En ese sentido, se ha decidido limitar a un 30% la presencia en vocalías de las empresas de adscripción directa. Actualmente, pueden participar a través de las organizaciones de rango inferior que les correspondan por su sector, pero, en ese caso, su papel es de representación, debiéndose al interés del resto de asociados y no solo de la compañía de la que forman parte.

Sin embargo, al estar en nombre propio los intereses que defienden son los suyos concretos, que no necesariamente coinciden con los del resto de sus competidores. De hecho, es esta situación la que ha generado habitualmente recelos sobre estso movimientos, especialmente en los sectores en los que existe una desproporción entre las distintas empresas implicadas.

LAS EMPRESAS DE ADSCRIPCIÓN DIRECTA

Hasta hace un par de años, las empresas con presencia en la asamblea de la CEV se reducían a entidades con implicaciones colectivas, como la Autoridad Portuaria de Valencia y Mercavalencia o entidades veteranas como Agricultores de la Vega y Aguas de Valencia.

También participaban agentes claves de capital valenciano o foráneo en sus sectores como Mercadona, Anecoop, Grupo Boluda, Gedesco, Colebega, Electronic Trafic-ETRA, Vossloh España, Iberdrola, VPI Logística, Productos Dulcesol, Fundación Planas Dols, Hidraqua S.A., Tecnidex, SPB SL, Eulen y Logifruit.

A ellos se han sumado ahora en sólo unos meses competencias directas de las miembros anteriores, como Consum y Masymas, Gas natural Fenosa y Saggas, Empresa Mixta de Aigües de l'Horta, Aigües Municipals de Paterna y Aigües de Cullera, así como entidades financieras, consultoras y grandes multinacionales  como SabadellCAM, PwC, More Stephens y Noatum, así como empresas de referencia como Mobiliario Royo, Martínez Loriente, Ribera Salud, Tejas Borja, Grupo Gheisa, Ocide, Coinbroker, Grupo Segura, Activa Selección, la Escuela Superior de Arte y Tecnología (ESAT) o el Ivafe.

A estas se han unido también una decena de colegios profesioanles como los de los mediadores de seguros, economistas, abogados, ingenieros industriales, gestores administrativos, ingenieros agrónomos, ingenieros técnicos industriales, odontólogos y estomatólohgos, enfermeros, ingenieros en informática y psicologos y graduados sociales.