WASHINGTON (EP). La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha advertido del riesgo que supone una persistente baja inflación para el crecimiento, especialmente en la eurozona, y ha reclamado al Banco Central Europeo (BCE) que adopte nuevas medidas de estímulo, incluidas herramientas no convencionales.
"Las brechas de producción y una inflación más baja de lo esperado han incrementado los riesgos de un periodo prolongado de inflación por debajo del objetivo, que podría desanclar las expectativas de inflación, incrementando los tipos de interés reales y provocando un mayor desapalancamiento que frene el crecimiento", remarca la directora gerente del FMI.
En un documento elaborado con motivo de su rueda de prensa en la reunión de primavera del FMI y el Banco Mundial, Lagarde señala que este riesgo es "particularmente relevante" para la eurozona, donde el desempleo es "persistentemente elevado" y la debilidad de la economía "grande", especialmente en las economías bajo presión de los mercados.
Lagarde también avisa de que la baja inflación representa un riesgo para la perspectiva fiscal de los países de la eurozona. Así, añade que en las economías avanzadas el ajuste fiscal será menor este año y el próximo, aunque las elevadas vulnerabilidades en algunos casos limitan el margen de maniobra.
En este contexto, la directora gerente del FMI reclama al Banco Central Europeo (BCE) más medidas de estímulo, incluido el empleo de herramientas no convencionales, para elevar sus perspectivas de lograr cumplir el objetivo de inflación del 2% del PIB.
Asimismo, remarca que la persistente debilidad de la economía y el proceso de consolidación fiscal en marcha demandan que se mantenga el apoyo de la política monetaria a la recuperación.
RECESIÓN PROLONGADA
Por otro lado, la directora gerente del FMI también advierte de que la fatiga reformista y una ambición política insuficiente podría llevar a la economía global a una "recesión prolongada".
"Con un crecimiento recuperándose de los mínimos de la crisis, las presiones para cambios estructurales inmediatos podrían disminuir y dar lugar a una desaceleración o a un abandono de los planes de reforma, reduciendo del potencial de crecimiento global" añade.
Lagarde subraya que el principal desafío sigue siendo transforma una recuperación "modesta y frágil" en un crecimiento "rápido, equilibrado y sostenible".
Sin embargo, remarca que esto es "un maratón, no un sprint" y reclama a los políticos que adopten "medidas valientes" para avanzar en la recuperación y evitar "decepcionantes" datos de crecimiento.
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