VALENCIA. Las grandes superficies se enfrentan a su propia burbuja. Las próximas apertura de los centros de Ikea en Alfafar y Bauhaus en Paterna van a servir de anticipo al desembarco de otros dos centros comerciales entre 2014 y 2016, como Cruce de Caminos en Sagunto del Grupo Lar, Rockprings y Wit Retail; y Sector Nord en Carcaixent por Clásica Urbana Desarrollo Inmobiliaro (todos ellos en la provincia de Valencia), según el informe anual de la Asociación Española de Parques y Centros Comerciales.
A ellos se va a sumar la remodelación del Centro Comercial Gran Turia en Xirivella (Valencia) del fondo de inversión Corio (que en 2013 ha comprado a Morgan Stanley el Centro Comercial Alzamora de Alcoy, Alicante) y, ya entre 2017 y 2018, Puerto Mediterráneo-Shopping Resort en Paterna de Intu Eurofund Investments o el Centro Comercial Oceanic del barrio de Malilla de la ciudad de Valencia de Unibail-Rodamco, gestora también del Centro Comercial Bonaire en el municipio valenciano de Aldaia.
Entre estos y otros proyectos en cartera, para un horizonte de cinco años la superficie de centros se puede incrementar un 32%, al sumar a los actuales 1,8 millones de metros cuadrados los 583.950 metros cuadrados de las propuestas que ya se han puesto en marcha o las que están losuficientemente avanzadas como para su comunicación pública.
La previsión de un repunte del consumo a partir de 2015 y la voluntad de estar ahí para sacarle partido ha reactivado proyectos que estaban años aparcados. "Los más grandes hace tiempo que estaban proyectados y cuesta más renunciar ellos que plantearlos redimensionados, si se tienen ya los terrenos y se han dado los pasos legales necesarios para poder ponerlos en marcha", señala José Luis Pastor, profesor del ESIC Business & Marketing School.
EL FRACASO DEL MODELO CLÁSICO
Sin embargo, distintos expertos coinciden en que la Comunitat Valenciana ya está saturada de este tipo de negocios, especialmente de los de tipo clásico. "Los mixes convencionales de moda, calzado o electrodomésticos ya no tienen sentido. A no ser que se establezcan en un lugar específico con un público potencial real. Lo que se impone son nuevas fórmulas a través de centros específicos, como es el caso de Ikea", advierte Pastor.
La copia del modelo típico en una área como la de Valencia, lo que se viene produciendo en los últimos 20 años, ha generado un continuo robo de clientes que ha terminado por perjudicar a todos los centros. Al tener que "compartir el pastel" se ha reducido en algunos casos el público potencia a los compradores que pueden ir andando y perdiendo a parte de los que acudían en un radio de 10 a 15 minutos del centro, como ha sido el caso de Nuevo Centro.
Como explica Pastor, esta situación ha hecho que algunos de los más damnificados hayan perdido el interés que generaban en las grandes marcas, como las enseñas del Grupo Inditex, que han reducido su presencia o, directamente, se han retirado, como le ha pasado al veterano Gran Turia.
PAGAR POR MANTENER LA GRANDES FIRMAS
Para contrarrestar esta situación o iniciar la actividad con una buena oferta, distintos gestores han tenido que recurrir a significativas rebajas en el arrendamiento de las marcas de referencia. Cuando esto no ha sido suficiente, se ha llegado a ofrecer gratuitamente los locales y, en caso extremo, se está llegando a pagar por poder contar con su presencia.
La progresiva pérdida de público potencial por la mutua fagocitación y la caída de la capacidad adquisitiva de los clientes en los últimos cinco años han hecho que algunas expectativas de negocio se hayan basado en puros espejismos o en soluciones que requieren una pedagogía que exige tiempo e inversión.
El primero de los casos es la confianza en el efecto del turismo de cruceros, cuando "el crucero es un centro comercial flotante. El pasajero lo tiene todo dentro y sólo se plantea comprar fuera cosas muy típicas del lugar que visita o realmente muy atractivas", advierte Pastor.
EL TURISMO NO ES COMERCIAL
En ese sentido, tendría más futuro un modelo de centro low cost del lujo, como Las Rozas Village de Madrid que sí están funcionando con el turismo extranjero, ya que puede encontrar primeras marcas a un precio muy reducido respecto al de sus países de origen.
De otro modo, la incidencia de los turistas (fuera de los municipios con una muy relevante presencia foránea) es muy reducida, ni siquiera con las medidas aplicadas a la áreas calificadas como Zonas de Gran Afluencia Turística, como buena parte de la ciudad de Valencia.
"Las apertura en domingos y festivos han funcionado de forma muy regular", según Pastor. El principal motivo segñun el experto es que no se ha generado un hábito en los consumidores, que siguen entendiendo el domingo como día de ocio y no tanto de compras. Además, buena parte de las firmas no siguen esta iniciativa de forma continuada y abren en función de las campañas en las que se encuentran.
Para que esta iniciativa funcione y genere negocio también en el pequeño comercio, Pastor echa en falta una inversión seria en comunicación para incluir la compra como una actividad también de domingo. "La medida se ha dejado caer, esperando a que la gente fuera a los centros", lamenta Pastor. Porque, para activar un negocio, no basta con subir la persiana.
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