VALENCIA. La venta del Valencia CF ha entrado en su fase definitiva. El proceso que desencadenó Bankia el pasado mes de noviembre cuando anunció que no renogociaría la deuda del club y de la Fundación VCF, accionista mayoritario, ha desembocado en un interés inesperado de hasta siete fondos e inversores.
Aunque la información detalladas sobre las ofertas que han presentado cada uno de estos grupos y su identidad sigue llegando con cuentagotas, los detalles que se van conociendo dibujan un escenario en el que tres de las ofertas parecen tener ventaja: la del fondo estadounidense Cerberus, la del tándem asiático Wanda-Lim (que se han presentado por separado pero que pueden converger) y la de un fondo anglo-árabe cuya identidad no se ha desvelado.
De todas ellas hay una, la de Cerberus, que es la que lleva más tiempo dibujándose. Tal y como ha desvelado durante la última semana este periódico, cuando Bankia puso en marcha la búsqueda de compradores contactó con el banco de inversión Goldman Sachs que, a su vez, hizo una prospección entre sus clientes para encontrar a un interesado en el negocio. Al final fue Cerberus, un megafondo estadounidense el que aceptó entrar en la operación.
En el mundo empresarial y económico se da por sentado que la de Cerberus es la operación que diseñó Bankia desde el principio para solventar su problema con el Valencia CF. Distintas fuentes apuntan a que lo que se ha negociado con el fondo va más allá de la deuda del club y la fundación. Para conseguir atraer la atención de este inversor especializado en comprar activos con un fuerte descuento el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri habría abierto la puerta a la compra de propiedades inmobiliarias de su cartera.
Cerberus aceptaría, por tanto, quedarse con el Valencia CF. Pero en este planteamiento hay un elemento relevante: este fondo no tiene inversiones en empresas vinculadas al deporte. Ni en su porfolio ni en sus estrategia de inversión se contempla esa posibilidad.
¿Quién se encargaría, por tanto, de la gestión puramente deportiva del Valencia CF? En esa parcela puede tomar un especial protagonismo el bufete de abogados Broseta. Este despacho trabaja para Cerberus en esta operación. Han sido contratados para abordar la parte legal que requiera un trabajo de campo en Valencia. Pero más allá de esa vinculación mercantil, lo cierto es que el apellido Broseta es un pasaporte a una parte de la sociedad valenciana.
Aunque en el entorno del Valencia CF hay quien ha especulado con la posibilidad de que Manuel Broseta, el presidente del despacho, fuera el elegido para la presidencia del club en el caso de que Cerberus ganara la puja, esta posibilidad es remota. El abogado no es habitual del palco de Mestalla ni se le conoce una pasión futbolística concreta.
Sin embargo su apellido sigue abriendo muchas puertas en Valencia y la posibilidad de que canalice la formación de un consejo de administración para el club con vínculos con la ciudad y el valencianismo está sobre la mesa.
Y es que esa será la gran asignatura que tendrán que aprobar los que ganen la subasta del Valencia CF. Dado que ninguno de los potenciales futuros dueños son valencianos, elegir al que sea su cara visible en el palco de Mestalla será fundamental. Al fin y al cabo el Valencia CF, pese a ser una sociedad anónima y tener un consejo de administración, tiene la peculiaridad de tener que gestionar el apartado deportivo y las reacciones de la afición. El sentimiento valencianista no entiende de negocios.
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