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La cúpula patronal y de la política económica han manifiestado su respaldo al presidente cameral, tras ser imputado por su gestión en Umivale en pleno proceso de adecuación de la nueva ley de cámaras al ámbito autonómico y con su reelección aplazada
VALENCIA. "Le pueda pasar a cualquiera". Éste era el mantra repetido por muchos empresarios al ser consultados sobre los efectos reales que para el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, puede tener su imputación por un delito contra la Hacienda Pública y Seguridad Social por una operación de estética durante su periodo como presidente de Umivale.
De hecho, la abrumadora presencia política y empresarial en la edición del Forum Europa en el que participaba Morata este lunes se ha interpretado como una muestra de refrendo. Además de la plana mayor de la Cámara, al acto también han acudido los presidentes de las patronales valencianas, los conseller con competencias vinculadas a la Cámara como el de Economía, Máximo Buch, o la de Educación y Empleo, María José Catalá; o la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, pieza clave en los entresijos de la institución.
Morata atribuye su imputación a que se está viviendo "una situación de crispación generaliza" y relacional con motivos ajenos a su gestión la denuncia presentada contra él en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Quart de Poblet (Valencia) por tres empleados de la mutua para que se clarifique quién pagó una operación de cirugía estética a la que se sometió.
EL HOMBRE CLAVE
A pesar de la línea roja trazada desde la Generalitat ante las imputaciones de responsables públicos, lo cierto es que el respaldo hacia Morata es total tanto desde el ámbito empresarial como desde el Consell, como ya ha ocurrido con el presidente de la Autoridad Portuaria de Valenciana, Rafael Aznar, o el de la Autoridad Portuaria Alicantina, José Joaquín Ripoll, imputados en distintos casos.
En su defensa cuenta que esta imputación se ha producido en la fase de instrucción y no en el proceso propiamente dicho, como ha sido el caso de Rafael Blasco, Milagrosa Martínez o Angélica Such.
Además, desde la Generalitat se advierte que tampoco el cargo de presidente de la Cámara es un puesto designado por el Consell (por lo que no está obligado a cumplir con este exigencia), pese a que fuentes empresariales reconoce que el Ejecutivo valenciano tiene una amplia "capacidad de influencia" en el puesto.
LOS INCONVENIENTES DE UN CAMBIO DE TIMONEL
Con o sin imputación, lo cierto es que el relevo de Morata no se plantea ni formalmente. A pesar de que su mandado está a punto de expirar, la Conselleria de Economía decidió que se prolongara junto al del resto de responsables de los actuales órganos de gobierno camerales para que puedan capitanear su transformación en función de la nueva Ley de Cámaras.
A efectos prácticos, un cambio ahora de presidente no se considera práctico, entre otros motivos, porque Morata ha estado coordinando la participación valenciana en la redacción de la nueva norma como presidente del Consejo Superior de Cámaras de la Comunitat y se considera la persona adecuada para colaborar en el desarrollo legislativo en la Comunitat de la norma.
Teniendo en cuenta, además, las reservas que ha generado esta ley ("ni mucho menos la mejor que se podía haber hecho", en opinión del presidente de Cierval y de Feria Valencia, José Vicente González), Morata cuenta con unas óptimas relaciones con la Administración y con las patronales, además de un estrecho vínculo con Juan Roig, presidente de Mercadona.
CASI UNA DÉCADA DE PROTAGONISMO EMPRESARIAL
En el caso de su relación con González, Morata rivalizó con él por la presidencia de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) en 2005, pero aceptó, a cambio de dejarle el camino expedito, conformarse con la presidencia de la organización provincial de pymes, Cepymev.
En este puesto estuvo hasta 2010, cuando el presidente de la Cámara, Arturo Virosque, anunció su retirada y Morata se hizo con el puesto como candidato de consenso. Aunque su actividad empresarial le viene por la empresa familiar Puertas Morata, su responsabilidad clave fue su nombramiento en 1998 como presidente de Muvale (actual Umivale), donde estrechó su relación con el presidente de Mercadona, empresa cliente de mutua.
Como efecto secundario de esta preeminencia social se interpreta en los círculos de poder valencianos que se designara a Morata como administrador del Banco de Valencia tras su intervención por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Moltes coses hauran de canviar i aquesta dels "empresaris" i gestors "professionals" vinculats al partit popular n'és una. Empresaris fracassats en els negocis que a través del PP passen a les empreses o fundacions públiques. El Port de València, La Fira, Metrovalencia, Emarsa i les múltiples fundacions i barraquetes. Morata és una mostra més. Les Cambres de Comerç no són la representació dels empresaris, s'han comportat i són encara la corretja de transmissió del PPCV en el mon empresarial i des de l'administració, el Consell ha construït i un univers de satèl•lits subvencionats que expliquen molt bé el perquè del seu silenci davant la desaparició de Bancaixa, de CAM i del Banc de València, per exemple.
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