MADRID (EFECOM). Dos ex directores generales de Bancaja afirmaron que era un emisor "cualificado" de preferentes y que éstas no dieron "ningún tipo de problema" en una década, hasta que estalló la crisis financiera en 2011, y que las dirigieron a minoristas porque no tenía el tamaño suficiente para hacerlo a mayoristas.
Así lo manifestaron Aurelio Izquierdo y Fernando García Checa el pasado 7 de marzo durante su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, a la que ha tenido acceso Efe.
Izquierdo, que firmó el folleto de emisión en 1999 y 2000 en nombre de la filial Bancaja Eurocapital Finance S.A, subrayó que no intervino en la redacción de éste ni en la posterior comercialización de preferentes porque era "un tema muy técnico que llevaban departamentos especializados, siempre en coordinación con la CNMV".
En este sentido, Izquierdo, que se encuentra imputado en la Audiencia Nacional en la investigación abierta a la excúpula del Banco de Valencia por supuestas irregularidades en su gestión, agregó que tampoco participó en las negociaciones del folleto con la CNMV ni en la elaboración de los test de idoneidad y conveniencia.
Todo ello era competencia del entonces director general de Negocio y del área de Cumplimiento Normativo, aunque no supo precisar si se trataba de Carlos Navarro Olivares o José Ramón Chirivella.
Izquierdo, que continúa trabajando para la Fundación Bancaja, insistió en que las emisiones no tuvieron "ningún tipo de problema durante diez años", y que éste surgió "cuando ya en 2011 viene la crisis financiera y el impacto que tiene en el mercado secundario".
El ex director general de Bancaja, que ocupó su cargo hasta octubre de 2011 hasta desempeñar el de consejero delegado del Banco de Valencia, recalcó por último que "no hubo ninguna actuación para buscar una solución para colocarlas en la red", ya que eran "emisores cualificados".
Por su parte, su antecesor en este puesto desde 1998, justificó la emisión en que había que abrir la puerta a que Bancaja siguiera creciendo "a un ritmo alto", en su caso del 17 %, ya que su "situación era buena".
A la pregunta del fiscal Anticorrupción por el motivo de que se colocaran a minoristas, resaltó que Bancaja no tenía el tamaño suficiente para hacerlo entre mayoristas.
Pese a que "emitir en el mercado mayorista era una alternativa posible", presentaba "algunas dificultades que la hacían muy complicada" porque "se necesita un cierto tamaño de entidad", pero Bancaja "estaba alejada de entidades que emitían en esos mercados como BBVA".
También era "bastante atípico para mayoristas que una entidad sin accionistas emitiera preferentes", argumento que ejemplificó con el hecho de que "Bancaja pasó por la experiencia traumática de la apertura de una oficina en Estados Unidos" y la tuvieron que cerrar "a los seis meses porque la Reserva Federal no entendía que no tuviera propietarios"
Además, puntualizó que creían que las preferentes "eran un buen producto para determinado perfil de clientela de Bancaja" porque "la gran ventaja es que da una gran rentabilidad sostenida en el tiempo", y añadió que el "gran riesgo" radicaba en la solvencia de la entidad que, en este caso, "era buena".
Por último, defendió que no se podía controlar que "la emisión acabara en manos de cuatro o cinco grandes suscriptores de títulos que podían ser hasta competidores, españoles o extranjeros".
Resulta inoncebible o como mínimo curioso que un director general con el sueldo que cobra y la responsabilidad que se le supone no sepa lo que firma. Un fiel testimonio de como esta tierra ha perdido su esqueleto financiero y se ha hundido en la más absoluta ruina. Y por lo que dice la noticia, ¡sigue cobrando! de la fundación Bancaja o de lo que queda de ella. Cuanta desvergüenza!
El verdadero problema para los "clientes minoristas" fue la conversión obligada, forzosa y confiscatoria, de las acciones preferentes y de la deuda subordinada, o cuotas "participativas", en acciones ordinarias, cuando ya se venía encima la quiebra y el rescate, con una valoración de esas acciones ordinarias totalmente sobrevalorada, por encima del nominal, más la posterior "operación acordeón". Ahora que Bankia vuelve a tener beneficios, esas preferentes, si no se hubiesen convertido en acciones ordinarias, volverían a pagar intereses, no se habrían perdido los ahorros de nadie, y todos contentos.
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