VALENCIA. La leña ya lleva un rato ardiendo cuando por la puerta del mítico restaurante L'Alter de Picassent entran cuatro de los componentes de La Habitación Roja (LHR). Acaban de concluir el primer ensayo de la nueva gira y llegan hambrientos. A pie de calle (sobre las tablas ya es otro cantar) Jorge Martí (voz y guitarra), José Marco (batería), Marc Greenwood (bajo) y Jordi Sapena (teclados y guitarras) no parecen una banda de rock; son gente normal ("Common people", que decía aquel).
José Crespo y José Sanchís (cocineros especialistas en arroces) ceden a Jorge el liderazgo en la elaboración de la paella para seis con la que se aderezará esta entrevista. Como en la vida real, Martí va ser el compositor y el responsable de una obra sobre cuyo resultado van a opinar todos. Hay presión. El arreglo ya está dispuesto y el caldero seleccionado. ¿Recuerdan el famoso simulacro de paella de Love of Lesbian para aquel anuncio publicitario? Pues olvídenlo. Cierto es que aquí no hay bellas mujeres, ni piscina, pero la materia prima es la que toca: agua, sal, aceite, garrofón y "ferraura", pollo y conejo, tomate y arroz.
EL SOFRITO
Hierve el aceite y, después de apartar la carne, Jorge vierte la verdura. Aquello chisporrotea y la conversación no lo hace menos recordando los lances del emocionante derby del domingo pasado. El Real Madrid no es santo de la devoción de ninguno de los comensales y Jordi Sapena se ceba con Xabi Alonso y su nefasto partido. Sapena, como sus adorados hermanos Gallagher (véase su nuevo look), podría estar hablando horas de fútbol y de rock. En realidad son los temas estrella de toda la banda que reparten sus querencias balonpédicas entre el Valencia (Jorge y Jordi), el Levante (Jose) y el Barça (Marc y Pau).
Para cuando Jorge se excede con el tomate ("eixirà rogeta la paella", advierte uno de los profesionales), Marc ya está hablando de su nueva vida en Aljucer, la pedanía de Murcia donde se ha comprado una casa por razones sentimentales y vitales. Al bajista se le ve feliz, dice que es un pueblo de gente muy amable, que todo el mundo se saluda por la calle. Al parecer tiene pensado montar allí un estudio y la distancia con Valencia se le antoja corta.
Marc no es el único componente de LHR que ha adquirido un inmueble en los últimos días: Jorge ha hecho lo propio en Molde (Noruega). "Ahora sí que ya no vuelvo", dice con algo de tristeza. "Pienso en venirme a vivir aquí con mi familia casi todos los días, pero ellas allí están mejor, y allí es donde voy a vivir". Ellas son su mujer, Ingrid, y sus dos hijas, Érika y Frida. Ingrid padece una enfermedad autoinmune desde hace cuatro años y, teniendo en cuenta la frecuencia viajera del músico, lo mejor era mudarse a la misma localidad que sus padres. "Por el momento la enfermedad es incurable -cuenta Martí- aunque están avanzando bastante y tenemos cierta esperanza. Eso ha condicionado todo y, lógicamente, también las nuevas canciones". ‘Si tú te vas (Magnífica desolación)', el redondo y emocionante primer single del álbum, encierra mucho de eso.
FUEGO, AGUA Y ARROZ
La clave de una buena paella estriba en la melodía entre el fuego y el agua; no tanto en cuánto y cuándo se echa el líquido sino en la velocidad a la que debe evaporarse una vez puesta la cantidad exacta de arroz. Cuando el método utilizado es el tradicional, la combustión y la recolocación constante de la leña es crucial. Aquello ya está en marcha y todos comienzan a sacar sus móviles para transmitir, a través de sus redes sociales, el momento. Calderos, madera, delantales...y dispositivos móviles de última generación. "Pronto seré el que tenga el mejor iPhone del grupo", dice Jordi con socarronería. Cualquier momento, y más si es sincero, es bueno para promocionar el bolo del sábado.
Para LHR las redes sociales son esenciales (las suele controlar Jorge) a la hora de relacionarse con sus seguidores. Y también en ellas se muestran naturales. Viajes, paisajes escandinavos, familia, diatribas políticas y sociales (el grupo se ha manifestado reiteradamente de izquierdas y contario al partido que ostenta el poder actualmente) y, por supuesto, bodegones. Si hay algo que no soporten de Facebook quizá sean lo que ellos denominan los haters: "esos tipos que sólo utilizan su muro para expresar su odio contra todo".
Sin saber cómo, estamos hablando de festivales españoles. En casi todos los carteles aparece La Habitación Roja y ellos, aunque tienen sus preferidos, claro, encantados. Y, sin saber por qué, se encuentran elaborando un cartel imaginario o calculando cuánto deben costar los Rolling si van a llenar el Santiago Bernabéu el próximo mes de junio. Marc tiene la clave del triunfo: "el festival que lleve a Chiquito de la Calazada se forra". Tal vez. También puede que tomar cerveza sin comer haya pasado factura.
Jorge, que sigue concentrado, indica que el momento ha llegado: fuera el fuego. Ahora toca dejarla reposar unos minutos y a la mesa. O, como dice Jordi, el hermano gandiense de los Gallahger: "a la taula i al llit al primer crit".
LA PAELLA EN EL CENTRO
Ya en la mesa y la paella, acompañada de unas ensaldas frescas de la huerta, en el centro. Cada uno respeta el espacio del otro pero Jorge ataca primero. Alguno se la toca con limón. La decisión es unánime: ha salido buena. ¿La última referencia de LHR o la paella?
"Supe que este disco era bueno cuando volvíamos de grabarlo de Sant Feliu - en los estudios Ultramarinos a las órdenes de Santi García- y pusimos las mezclas por primera vez. Íbamos flipando y acelerando cada vez más. No se me olvidará aquella primera impresión", dice Jorge Martí. Además, "a La Moneda en el aire le falta la pasar por la definitiva prueba del directo", señala Jose. "Este disco es muy positivo y en directo va a ser una fiesta", remata el batería.
La duda de siempre es jerarquizar el álbum dentro de la discografía de la banda. Aquí afloran las disputas entre los comensales. Jordi Sapena (el último en unirse a una alineación de la que él mismo recuerda que hace menos de 5 años era fan) es, sin embargo, el que con más perspectiva lo ve: "Estar discutiendo si el noveno disco es el mejor de nuestra carrera es algo de lo que no puede presumir casi nadie; es un lujo". Este trabajo es, de alguna manera, complementario y no rupturista con el anterior. Ellos, sin proponérselo, se quedan con una frase que les dijo su amigo Pablo Maronda: "habéis cerrado una trilogía que arrancó con Universal".
El caldero tiene más metal ya que granos y, mientras pugnan por un poco de socarraet, comienzan a esbozar el set-list del sábado. Tienen claro que van a caer 8 ó 9 del nuevo álbum, pero vacilan ante la elección del resto de temas y vuelven a sacar pecho: "tenemos 40 o 50 canciones para tocar de puta madre, ¿qué grupo puede decir eso?". A Jose Marco le gustaría rescatar más canciones pretéritas pero reconoce que les cuesta tocar temas de Nuevos Tiempos para abajo. "Incluso clásicos como ‘Crónico' notamos que conectan menos con la gente", afirma el percusionista. Para Jordi eso vuelve a ser una fortuna, e invoca de nuevo a Oasis cuando habla de la fatalidad del síndrome ‘Wonderwall' ("un temazo, sí, pero que tocado hasta la extenuación se puede acabar odiando").
Marc se ha desentendido hace un rato y destroza su parte del mantel como hacen los niños traviesos. "En medio de disputas como esta es cuando más se echa de menos el pragmatismo de Pau Roca", apunta Jorge. Eso y el omnipresente e irónico humor del guitarrista que tan bien viene para hacer la digestión. En su ausencia, y animados por los chupitos y el café, acabamos evocando sus dotes de Don Juan.
SORPRESA A LOS POSTRES
Para pedir el postre todo el mundo permanece tímido. Sin embargo cuando llega el combinado de tartas a la voz de "un poquet de dolç al mig", nadie se corta. Y, con el brindis, Jorge nos sorprende a todos: "Ya tengo claro cómo me gustaría que fuera el siguiente disco".
"El próximo va a ser un disco más cañero, más radical", les cuenta el cantante a sus compañeros. "Me gustaría que tuviera el espíritu de Nuevos Tiempos, más en la línea de lo que hace Santi García en su grupo (No More Lies); un trabajo de local de ensayo, de coger las canciones todos juntos y darles la vuelta". Jorge se expresa excitado y va contagiando al resto de la banda. El más joven, Jordi, es si acaso quien frena el carro y recuerda que aún no han comenzado ni los conciertos del LP actual.
Entonces Jorge se explica: "Cuando estás en el subidón de un nuevo disco es el momento en que se está forjando el siguiente. Es una reacción a querer hacer algo distinto a lo que haces en el momento. Para mi es fundamental". Jose reconoce que siempre ha pensado que "cuando acabamos de lanzar un álbum, "entre Pau y Jorge ya están maquinando el siguiente". Y así es: Jorge y Pau ya han empezado a mandarse correos dando las primeras cucharadas de lo que será lo próximo.
Ah, sólo queda puntuar. Un 9. La excelencia, tanto en el disco como en la paella, será a la próxima. Y no cabe duda: habrá más.
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