VALENCIA. Esta es una de las vistas desde la casa de la familia Martí-Øverås. La ciudad de Molde, en la región de Møre og Romsdalm, en Noruega, tiene menos de 25.000 habitantes y, sobre todo, unos paisajes espectaculares. Allí nos atiende en "el invierno más suave de los últimos 100 años" Jorge Martí, tras sortear dos ciervos recogiendo a sus dos hijas de las actividades estraescolares. Cantante, guitarra y principal compositor de las canciones de La Habitación Roja, es necesario destacar esta rutina "en una ciudad en la que todo es muy solitario. A creo que la gente piensa '¿por qué este tío escribe estas letras?', y lo cierto es que su día a día influye.
Con motivo del próximo lanzamiento del que será el noveno disco de la banda, a la venta el 3 de febrero, Martí nos habla de este trabajo titulado La moneda al aire.
-Pese a lo bien que ha funcionado Fue eléctrico a todos los niveles, el título nos hace pensar que habéis vuelto a pasar por un punto de inflexión
-Tiene algo de eso, aunque nuestra evolución ha sido progresiva en estos 20 años. Terminábamos contrato con Mushroom Pillow y queríamos realizar una producción costosa con el nuevo álbum, haciendo una preproducción larga y grabando en Rockfield [los míticos estudios de Gales por los que han pasado Iggy Pop, Paul Weller, New Order, Suede o Coldplay, entre muchos otros]. Para conseguirlo tuvimos que poner mucho de nuestra parte, incluso en mi caso un ‘cachito' de una hipoteca que afortunadamente ya hemos recuperado. Entre otras cosas porque seguimos por este y otro álbum más con Mushroom Pillow. Aun así, reconozco que ponerle título a los discos es algo que nos termina atropellando siempre; lo elegimos cuando ya está enviándose a fábrica.
-Una preproducción elaborada. ¿Queda ya muy lejos el modus operandi con Steve Albini (produjo Nuevos tiempos y Cuando ya no quede nada, en 2005 y 2007)?
-La verdad es que es una forma de trabajar completamente distinta. Con Albini todo se basaba en tocar las canciones por nuestra cuenta hasta dejarlas perfectas. Luego, grabación en directo todos juntos, voces y disco cerrado. Era lo que buscábamos y ahora veo que lo conseguimos: un sonido mucho más crudo y un muro, con guitarras hacia abajo [se refiere al golpeo] y contundencia. Hace tiempo que buscamos otra cosa porque nos autoimponemos no hacer las cosas de la misma forma en cada disco. En este destaca seguramente la ausencia de distorsiones y el gran trabajo que ha realizado Jose (Marco) con Santi para darle una vuelta a las baterías.
-¿Tiene que ver con el adjetivo ‘bailable' que he leído en algunas previas de vuestro disco?
-Sí y no, porque la verdad es que no estoy de acuerdo con ese concepto. El que lo espere se va a decepcionar un poco, creo, porque el disco tiene un par de temas en los que sí hemos trabajado este tipo de ritmos. La razón tiene que ver con el remix que Dorian hizo de nuestro single ‘Ayer', de Fue eléctrico, porque a raíz de esto nos apetecía trabajar por este camino en el estudio. Santi García nos ayudó con referencias a Delorean a los que grabó con Ayrton Senna o con bandas como Tahití 80, pero también hay elementos que se extienden con otras formas en el disco: sintetizadores, el uso del KAOS Pad, iPads...
-¿Santi García ha intervenido más en este segundo disco como productor?
-Desde luego. Hicimos una preproducción en los estudios Tigruss de Gandía durante una semana. Se puso en mitad nuestra, mientras tocábamos, escuchó las canciones a partir de las cuales fue introduciendo ideas. En este caso ayudaba que llegáramos con estructuras muy poco desarrolladas. Teníamos letra, melodía y una pequeña idea de por donde iba a ir la canción. Santi iba sugiriendo, como siempre, que para eso lleva más de 500 discos a sus espaldas, pero en este caso tenía mucho más margen 'de entrada', por así decirlo. A veces con referencias de lo más extrañas, cogiendo un momento concreto de una banda de hardcore, por ejemplo.
-¿Y el objetivo, tras casi 20 años haciendo canciones, es seguir haciendo canciones con una fuerte base pop?
-Habrá gente que piense que siempre sonamos igual, pero a poco que uno escuche música pop notará los cambios que hemos ido haciendo disco a disco. Dentro de las coordenadas de la música que manejamos, la verdad es que seguimos haciendo canciones que nos gustaría escuchar. Y en este sentido nos gusta que el resultado sea especial más que satisfacernos con el hecho de que algo sea súper original. En referencia a la variación entre Fue eléctrico y La moneda al aire quizá lo que más destaco es haber reducido mucho el muro de sonido del que hablábamos antes.
-En el single que ya hemos podido escuchar te encierras en una serie de pensamientos que aunan la soledad, historias del espacio y las referencias a las letras de esta temática como Space Oddity (David Bowie) o Satellite of Love (Lou Reed).
-Hay una novela de la que más tarde han hecho serie de televisión aquí en Noruega. Se llama Buzz Aldrin, What Happened to You in All the Confusion? y está presente en esta y en otras canciones del disco. Me influyó mucho porque habla de un tipo muy listo que prefiere currar en un vivero mientras ve como las multinacionales le comen terreno hasta dejarle sin trabajo. Y esto es algo que me obsesiona: cómo la gente se preocupa obsesivamente por el éxito. En nuestro entorno, especialmente en la música, conocemos a un gran número de personas que hacen cosas muy interesantes, cosas que admiramos. Pero su obsesión no es el éxito. Al protagonista de la novela la novia le da por precisamente por esa especie de vida outsider y el acaba en una sanatorio de las Islas Feroe, rodeado de personajes muy especiales. La verdad es que es una novela y una serie que recomiendo. Aquí la verdad es que elaboran una ficción muy buena.
-Este es un punto diferencial sobre todo en la evolución de tus letras. La manera en la que has ido encajando tu realidad con tu mujer en Noruega, tus hijas y la vida al frente de La Habitación Roja. ¿Qué peso tiene esta vida de viajes y rock con un hogar tan peculiar como el que has creado?
-Me determina por completo. De hecho, después de estas casi dos décadas ahora mismo lo único que me pesa, que me duele, son los viajes y separarme de mi familia para poder trabajar con la banda. En Fue eléctrico descargué todo el peso de la enfermedad de mi mujer y una vez descargado me di cuenta de que el mensaje era vitalista. En este nuevo disco sigue siéndolo y lo es pese a que a nuestro alrededor tengo la sensación de que el castillo de arena se desmorona. Han despedido de sus trabajos a mucha gente en las familias de los miembros del grupo y nos ha influido mucho. He escrito las letras en este espacio, en esta conversación en la que vamos aguantando mientras vemos como todo se desmorona, y aun así vuelvo a ver un disco muy vitalista. La verdad es que no me imagino haciendo canciones 'derrotistas', por decirlo así. Un día un fan nos dijo algo que recuerdo mucho: 'hacéis canciones tristes que hacen que la gente se ponga contenta'. Creo que es una buena definición.
-Aun así, escribes desde Molde, conectado a estas realidades a veces de cerca y a veces en la distancia, pero la gente parece haber conectado más que nunca con el último disco.
-La verdad es que no me veo en una atalaya aquí en Noruega. Vivo aquí por mi mujer. Si hubiera tenido el mismo problema de salud, realizando un doctorado y con un contrato temporal, sé que la hubieran despedido. Estamos aquí porque nos ofrece unas condiciones muy buenas para todos, porque ya he recibido el permiso de residencia [aunque tiene que documentar 600 horas de aprendizaje del idioma noruego; algo que le ocupa varias horas al día] y yo también considero que me he desarraigado. Ya no me siento al 100% de ningún sitio y no me extraña porque si pienso en la banda... somos gente con la maleta en la puerta desde hace años.
-Una de esas últimas maletas fue grande: la que tuvisteis que hacer para pasar cinco semanas en México. ¿Viendo el impacto que tenéis allí, no os planteáis pasar una temporada y explotar este camino?
-La verdad es que sí y creo que desde Mushroom Pillow van a apostar por explotar esta vía al máximo. De hecho este viaje ha sido muy especial porque ha servido para muchas cosas: firmamos allí de nuevo con nuestra discográfica, descubrimos una gran cantidad de público que va desde la gente de instituto hasta los 40 años y aprovechamos para limar asperezas dentro del grupo. Esto es algo que sucede de tanto en cuanto, aunque la verdad es que nos llevamos muy bien y sé que de otra forma sería imposible seguir. Pero en México sucedió algo así como una catarsis. Un viaje intenso, distinto a otros, en el que hasta grabamos un videoclip con un realizador mexicano especializado en efectos especiales. Teníamos miedo de que no pareciese honesto, pero hemos flipado con el resultado.
-Videoclips, álbumes y, sobre todo, nuevas canciones. ¿Cómo ha cambiado el escenario de las bandas de música independiente en España?
-Ha cambiado radicalmente. Ahora mismo me parece dificilísimo que una banda llegue a circular bien en España. Hay tanta gente haciendo música y los canales son tantos que lo veo complicadísimo. Antes alguien te enseñaba un vinilo suyo y la reacción era de admiración: 'alguien ha puesto pasata para que fabriques esto'. Ahora hay tantas bandas en ese mar de propuestas que se pierden muchas cosas buenas. Nosotros siempre hemos sido muy afortunados con todos los pasos que hemos dado, hay que reconocerlo.
-Empezábamos hablando de puntos de inflexión y más tarde citabas la necesidad de ir limando los roces y saneando una relación tan extensa en el tiempo. ¿Habéis pasado por momentos de incertidumbre, de pensar en dejarlo?
-Cuando lanzamos Largometraje y cuando se unieron Grabaciones en el Mar y Astrohúngaro todo lo que se movía a nuestro alrededor era muy ambicioso. Querían posicionarnos como 'los nuevos Planetas' y pese a que conseguimos estar en más y mejores escenarios [por ejemplo, como cabeza de cartel en un FIB a las 10 de la noche ante más de 20.000 personas] todo parecía decepcionante porque no colmábamos las expectativas. No se vendían los discos necesarios y parecía que aquello era un fracaso. Esto nos llevó al límite, pero también a recogernos un poco y grabar con Dani Cardona en Estudio 54, en Valencia, y empezar casi desde abajo. Nos uniómás que cualquier otra cosa que nos hubiera podido pasar, hicimos una gira de ciento y pico de conciertos y nos dimos cuenta que esa era la filosofía: ser exigentes con nosotros mismos, pero viviendo y disfrutando el momento, llevando la batuta y haciendo buena parte del 'curro' por nuestra cuenta. Y así creo que hemos conseguido llegar hasta este momento, sin volvernos locos con las expectativas, tal y como hacemos de cara al nuevo disco.
Profesionales de la música. Gente comprometida con lo que hace y que nunca ha pretendido ser lo que no es. Esa honestidad y entrega les ha hecho merecedores de la cantidad de fans que llenan sus conciertos. Enhorabuena por su trayectoria. Por cierto, para sacar Largometraje se unieron Grabaciones en el mar y el extinto sello asturiano Astro, que no tiene nada que ver con el sello de Barcelona Austrohúngaro.
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