VALENCIA. La nuevas tecnologías hacen posible que, profesiones que estaban quedando en el olvido, empiecen a recobrar de nuevo el protagonismo, sobre todo entre los más jóvenes. Por este camino se mueve Ana García, creadora de Anna Lozabai, quien se ha adjudicado el papel de la primera modista 2.0 de España. Con este proyecto, ha conseguido aunar en su modelo de negocio las nuevas tecnologías con los trabajos específicos de las modistas tradicionales.
"Queremos dar servicio a la mujer a través de la moda", explica Ana García. "No solo queremos que los usuarios cojan las prendas por su gusto, sino adaptarlo a su morfología". La colección Única permite, a partir de unos patrones disponibles en web, realizar prendas que pueden ser modificadas y en las que se pueden elegir elegir las telas y las medidas. "Nosotros hacemos patrones, y de cada uno se pueden sacar unas 45 prendas"
Única por Anna Lozabai, uno de los proyectos ganadores de Lanzadera, el programa de apoyo a emprendedores de Juan Roig. Los diseños no tiene límite de tallaje ni altura, y pueden ser confeccionados por medio de un programa tutorial propio y de asesoría personalizada. Estos patrones se adaptan a los gustos de las clientas y, una vez definidos, se confeccionan artesanalmente para poder ofrecer prendas únicas y mantener, con ello, la tradición de las modistas de toda la vida.
"Pedimos a las clientas que se midan y a partir de ahí sabemos su morfología", explica Ana. A partir de estas medidas se abren unas fichas a las clienta y un personal shopper les aconseja, de forma gratuita, a la hora de diseñarse las prendas y le indica cuáles son las más favorecedoras para su estilo de cuerpo. "Esa ficha se guarda de forma permanente con las medidas, además de con los diseños" apunta.
"Con la puesta en marcha de nuestra tienda online damos respuesta a una necesidad de muchas personas que buscan prendas personalizadas y confeccionadas por modistas de toda la vida" explica. Ana insiste en que este servicio no es sólo para personas con dificultad de encontrar prendas, sino también para gente que, por ejemplo, por la altura, pueden quedarle normalmente los camales de los pantalos largos o cortos por su altura.
Este proyecto surgió en 2011 y a Ana le viene por tradición familiar. "Siempre hemos trabajado en el mundo de la costura y teníamos un grupo de empresas familiares que no fueron bien y decidí emprender" apunta. "Quería hacer algo diferente, y mi madre realizaba confecciones, y se me ocurrió esta fórmula para Internet" explica. Esta técnico de sonido se vio haciendo vestidos como si vistiera a las muñecas y finalmente presentó su proyecto a Lanzadera, donde fue seleccionado.
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