VALENCIA. Se acabaron los grandes cachés. El tiempo de las divas y los divos ha pasado. La música clásica vive su particular reconversión y donde mejor se percibe es en los grandes centros musicales institucionales. En la Comunidad Valenciana, tanto el Palau de la Música como el Palau de les Arts, los dos espacios de referencia, se enfrentan a retos similares. Situados ambos en el antiguo cauce del Turia en Valencia, separados sólo por 1,9 kilómetros, ambos complejos se están intentando adaptar a estos tiempos de austeridad con programaciones diferentes dirigidas al gran público
Algunas de ellas, con un éxito que ha sorprendido hasta sus impulsores. Ese es el caso del ciclo Música en Familia del Palau de la Música, que se ha convertido en la propuesta con público más fiel de la historia reciente del auditorio. "A mí, la verdad, es que todo el mundo me pregunta por los montajes infantiles", comenta la presidenta del auditorio, Mayrén Beneyto. El último, fue este fin de semana pasado, Garfio, el regreso de Peter Pan, un musical semiescenificado con 16 artistas que, como viene siendo costumbre, llenó todas las sesiones que tuvo en la sala Iturbi. Más de 6.000 espectadores.
Ya lo advirtió hace una semanas el tenor Andrea Bocelli, presente en Valencia para grabar una versión de Manon Lescaut con la orquesta del Palau de les Arts dirigida por Plácido Domingo. Tal y como le dijo el cantante italiano a la agencia Efe, "no se puede seguir pensando que los Estados, como han hecho en el pasado con las subvenciones, vayan a mantener el mundo de la ópera, los teatros. Sería ideal pero es muy difícil pensar que pueda seguir así. De hecho, los teatros tendrán que aprender a brillar con luz propia, bajar los costes y mantener la calidad".
Bajar costes y mantener la calidad. En ésas están. Esa es también la premisa que lanzan desde la Conselleria de Cultura a la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, a la que le reclaman que disminuya el presupuesto del complejo y aumente al mismo tiempo las actividades. En esa coyuntura, Schmidt, al igual que Beneyto, busca alternativas.
EL PALAU DE LA MÚSICA CONTRATA ESTRELLAS... A TAQUILLA
Algunas pasan por las formas de contratación, y de eso saben bastante en el Palau de la Música. A los agentes de algunos grandes solistas y directores se les ha propuesto actuar en Valencia yendo a taquilla. Así fue en el caso del último concierto del pianista Lang Lang, que llegó a la sala Iturbi dentro de una gira patrocinada por Telefónica. "Para que el Palau funcione bien nosotros no cometemos locuras", dice Beneyto. Así que en esa coyuntura, no se paga lo que no se tiene. Lang Lang accedió ir a taquilla y el concierto fue un éxito. Todos ganaron.
Para el próximo curso dos de las apuestas más fuertes del Palau de la Música son las del director venezolano Gustavo Dudamel y la del tenor Roberto Alagna. Las negociaciones para traer a ambos siguen abiertas pero Beneyto dio por segura la presencia del director el año que viene en el Palau de la Música. Es uno de los grandes nombres de la música clásica internacional y siempre ha sido bien recibido por el público. Es, pues, una apuesta segura.
El único inconveniente que tiene negociar a taquilla es que se suben los precios de las entradas. Pero por algún lado tiene que llegar el dinero.
Otra opción pasa por los patrocinios concretos de un concierto. Ya nadie cuenta con la posibilidad de una esponsorización permanente. Los espónsores de toda una temporada se han esfumado. Schmidt se ha quejado amargamente de ello y también lo hace Beneyto, quien al hablar por ejemplo de la pérdida del patrocinio de Bankia, no duda en calificarlo del "hachazo". Es por eso que la concejal de Cultura lleva años reclamando la puesta en marcha de una nueva Ley de Mecenazgo.
Y, por último, queda la opción de acudir a los propios recursos. Para Beneyto, una de las opciones más fiables para mantener la calidad en la programación pasa precisamente por la Orquesta de Valencia, a la que no duda de calificar como "pilar" del auditorio. Así, en el departamento de programación se esfuerzan por contactar con directores de prestigio que la conduzcan, caso del próximo concierto dirigido por Jesús López Cobos, que tendrá lugar el 14 de marzo, o cantantes o solistas que actúen con ella, como sucedió el 14 de febrero con la participación de Waltraud Meier en la interpretación del acto I de La valquiria.
EL PALAU DE LES ARTS, A COLABORAR CON LA BERKLEE
Caso similar sucede con la Orquesta del Palau de les Arts, a la que se le considera como la gran embajadora del coliseo. En estos momentos Schmidt negocia con Decca para que la multinacional la contrate para grabar discos de ópera. El próximo, Turandot, con Andrea Bocelli de nuevo. Las cantidades que pagan las discográficas no son muy altas, pero son ingresos al fin y al cabo, y difunden el nombre de la formación. Se crea una marca de prestigio. Y con prestigio ya se pueden buscar los ansiados patrocinios. "La calidad es rentable", le gusta decir a Schmidt.
Junto a la orquesta, al Palau de les Arts le gusta presumir de su Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo para cantantes. Ha sido el propio Domingo el que ha sugerido que estos alumnos colaboren con los de la Berklee College en la creación de nuevos espectáculos que enriquezcan la programación del coliseo y lo acerquen a nuevos públicos porque, como dijo Domingo, "el futuro está en manos de los jóvenes".
La primera colaboración se verá en el próximo Festival del Mediterrani, durante la segunda quincena de junio, en la Sala Martín y Soler. La primera de ellas será Cántico del infierno, una ópera contemporánea con partitura de Andrea Chenna y basada en la vida del activista Ramón Sampedro, cuya tragedia quedó reflejada en la película Mar adentro. La segunda será una representación del Romancero gitano de García Lorca en la transcripción para cuarteto vocal y guitarra de Mario Castelnuovo-Tedesco y que contará con la colaboración de la actriz Rossy de Palma.
¿Qué les interesa a los nuevos públicos? ¿Qué se puede programar para captarlos? ¿Cómo se puede programar más? Esas preguntas flotan en los despachos institucionales a la hora de articular las temporadas, el qué se hará o dejará de hacer. Ya no hay certezas. O unas pocas. "No podemos subir precios", dice Mayrén Beneyto. En su caso tiene al menos una tranquilidad. "Ya tenemos programado 2015 y parte de 2016. Nos gusta ir con antelación porque es como se trabaja en Europa", presume. Una programación que se ha hecho contando hasta el último euro. Sólo los trabajadores saben cuánto esfuerzo les ha costado.
Mientras, subiendo el antiguo cauce del río Turia, en el Palau de les Ars, Helga Schmidt y el director financiero Francisco Potenciano hacen cuentas en sus despachos. El coliseo se encuentra ahora a expensas de que se apruebe o no el nuevo ERE planteado por la Conselleria de Cultura. Si los trabajadores acceden, se conseguirá el objetivo de no cerrar en verano y con ello la orquesta y parte del personal técnico viajará a China para montar dos óperas, Carmen y Otello, que supondrán una vía de ingresos en un momento en el que el Palau de les Arts más lo necesita. Los acuerdos con China han supuesto un balón de oxígeno para Schmidt.
El trabajo tanto de Mayrén Beneyto como de Helga Schimdt a mi me parece que sube el nivel de Valencia. Sin duda hay que felicitarlas..
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