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VALENCIA (EP). Adolfo Soler, exadministrador de Dinamiz-e, una de las empresas del considerado presunto cabecilla del 'caso Cooperación', Augusto César Tauroni, ha afirmado que en su trabajo, al que acudía uno o dos días al mes, se limitaba a firmar los contratos que le daban pero sin supervisarlos, y ha añadido: "soy el pardillo de esta película, el tonto útil de la historia, el estúpido de esta historia que ahora siente vergüenza", ha lamentado.

Soler, testaferro de Tauroni, se ha pronunciado en estos términos, en calidad de testigo y a través de una videoconferencia desde Bolivia, en el juicio por la primera pieza del 'caso Cooperación', en la que se investigan presuntas irregularidades en la concesión de ayudas por parte de la extinta Conselleria de Solidaridad a la Fundación Cyes en el año 2008, que recibió 1,6 millones de euros para dos proyectos en Nicaragua de los que solo llegaron 43.000 euros, puesto que el resto se destinó a la compra de inmuebles.

Soler, imputado en la pieza dos del 'caso Cooperación', fue administrador de Dinamiz-e, entidad que obtuvo unos 275.000 euros de las ayudas de la extinta conselleria. Esta mercantil, junto con Arcmed, constituyó luego la Fundación Solidaria Entre Pueblos, que posteriormente pasó a llamarse Fundación Hemisferio tras la denuncia de una ONG con un nombre similar.

El testigo, quien ha puntualizado que no conoce personalmente al exconseller y diputado No Adscrito en las Corts, Rafael Blasco, ha explicado que conoce a Tauroni desde el año 1998 o 1999, y mantenía con él unan relación de "cierta amistad" y luego laboral. Ha indicado que en 2003, cuando se quedó sin trabajo, buscó al empresario para ver si podía ayudarle, y entonces le propuso integrarle en su empresa, y le hizo administrador.

"En aquel momento tenía 61 años y pocas perspectivas laborales. Si un amigo, aunque no fuera con mucha intensidad, me da algo de su empresa, y me dice que necesita ponerla a mi nombre temporalmente, y que iba a ser el administrador, yo ni me preocupo. Tauroni compró una empresa, la puso a mi nombre y me dio las participaciones sociales", ha declarado.

Durante el tiempo en el que estuvo como administrador, ha expuesto que no tenía ninguna capacidad de decisión, y que a él le daban contratos y le decían donde tenía que firmar, y así lo hacía: "yo soy el pardillo de esta película, el tonto útil de la historia, el estúpido de la historia que ahora siente vergüenza..."

"Cuando yo firmaba contratos, firmaba y me desentendía del asunto", ha dicho, y ha agregado que en alguna ocasión, algunos empleados de Dinamiz-e pasaban a hacer trabajos a Arcmed. "A mí no me daban explicaciones ni me interesaban. Eso es la pura verdad. No controlaba los contratos ni nada", ha insistido. "Yo fui un trabajador, pero nominal", ha aclarado.

"CON UNA SONRISA EN LA BOCA"

El testigo ha descrito a Tauroni como una persona "flexible, siempre con una sonrisa en la boca y supongo que exigente", pero no autoritario. Así mismo, ha señalado que vendió sus participaciones de la empresa a Tauroni en el año 2007 porque "era como quitarme un peso de encima, porque difícilmente podía justificar tener una empresa porque no tenía recursos", ha aseverado.

Por otro lado, ha comentado que también fue gerente de la Fundación Amela, que vicepreside la directora del IVAM, Consuelo Císcar. Ha dicho que obtuvo ese puesto por Tauroni, y sobre la misma ha afirmado: "le presté tan poca atención... Estaba ocupado en otros quehaceres que me gustaban y me interesaban más. Hay cuestiones y nombres que no recuerdo".