La adquisición, valorada en 1.650 millones de libras (1.987 millones de euros aproximadamente), incluye 311 sucursales de RBS en Inglaterra y Gales y 7 de NatWest en Escocia, 40 centros bancarios para pymes, más de 400 gerentes de banca de empresa, cuatro centros de banca corporativa y tres centros de banca privada.
La investigación del Ejecutivo comunitario ha puesto de relieve que la compra de estos activos por parte de Santander no plantea problemas de competencia porque la entidad española sólo controla una cuota "relativamente limitada" en el mercado de banca comercial en Reino Unido y porque la operación provocará pocos solapamientos.
La venta de estos activos es una de las condiciones que impuso la Comisión a RBS para reducir las distorsiones de competencia creadas por la elevada ayuda pública que recibió la entidad británica para hacer frente a la crisis financiera, incluyendo dos capitalizaciones por valor de 45.000 millones de euros, así como asistencia para el tratamiento de sus activos tóxicos.
La operación afecta a 1,8 millones de clientes particulares, 244.000 pymes y aproximadamente 1.200 clientes de banca de empresas de tamaño mediano.
La entidad cántabra destacó que el acuerdo constituye un importante paso estratégico para Santander UK, que refuerza su negocio minorista y acelera significativamente sus objetivos en el segmento de pymes, donde incrementa su cuota del 3% a más del 8%, acercándola a la media en el negocio de particulares, en el que cuenta con alrededor del 10%.
Reino Unido es uno de los mercados principales para Santander, con una aportación al beneficio atribuido del grupo del 17% en el primer semestre.
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