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VALENCIA (L. MASERES). "Hay poca cultura de un buen consumo, eso es lo que pretendemos enseñar". 'Demanda Activa de Energía' (DAE), una spin off de base tecnológica de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), especializada en la gestión de la demanda de recursos energéticos, ha desarrollado un sistema que permite a los grandes edificios con un alto consumo de electricidad reducir el coste de su factura hasta un 30%. Aunque los beneficios todavía no son destacables, los servicios de esta empresa valenciana ya se han exportado a varias universidades norteamericanas.

La Politécnica de Valencia ahorra cada año un millón de euros en su factura de la luz. Un millón que puede destinar para otros menesteres. El campus de Vera fue el punto de partida de este experimento que comenzó hace tres años de la mano de Carlos Álvarez, catedrático de la UPV y fundador de DAE. Actualmente, el sistema está en todos los edificios del centro y la media de ahorro en consumos residuales es de entre un 20 y un 25%.

El sistema creado por DAE consiste en una aplicación online que permite al cliente gestionar a diario, y desde cualquier parte del mundo, el consumo energético del edificio para optimizarlo de la manera más racional posible. Y según el fundador de la empresa, igual de importante es gestionar la electricidad que se consume, como comprarla de forma adecuada. El retorno económico una vez instalado este mecanismo es de entre dos y tres años. La UPV, sin embargo, recuperó su inversión en un año y ocho meses.

Los comienzos de la start up no han sido fáciles. Todavía hoy, tres años después de comenzar el proyecto, los resultados económicos son prácticamente nulos a pesar de que los contratos van en aumento. Experto en energía, Álvarez decidió desarrollar su idea al considerar que el sector necesitaba un enfoque diferente al que existía. "Queríamos aprovechar las oportunidades de la tecnología y las que ofrecen los mercados de la energía", cuenta al teléfono desde Suecia.

SOBREVIVIR A LA CRISIS

Con el respaldo y el nombre de la Universidad a sus espaldas, Álvarez invirtió alrededor de 700.000 euros para la creación de la empresa. Desde 2007, el equipo ha ido creciendo hasta nueve empleados, de los cuales cuatro están trabajando desde los laboratorio de la UPV. Sobre los resultados de 2009, éstos apenas alcanzaron los 3.000 euros, y este año se espera la misma cantidad o inferior.

"Los comienzos son duros, y por el momento esperamos sobrevivir. Para el año que viene ya tenemos establecido un plan de negocios, pero si la idea es buena saldremos adelante", afirma Álvarez.

Los problemas de arranque de las empresas tecnológicas son básicamente dos: la falta de financiación y la escasa relación con el tejido empresarial. Para Álvarez, el contacto con los empresarios ha sido difícil, pero asegura que tener detrás el nombre de la Universidad ayuda. "Hay que lanzarse a la calle".

Su periodo como profesor en EE UU le abrió el mercado en Norteamérica. Además de haber vendido su sistema a la Universidad de Vigo y a empresas como Campofrío -está pensado especialmente para grandes compañías alimentarias-, DAE está trabajando en el exterior. El primer edificio en el extranjero en que se implantó el Sistema de Gestión Energética Integral fue en un laboratorio de investigación de la Universidad de Florida, y el objetivo es seguir con su internacionalización. Por el momento han recibido varias consultas procedentes de México y Túnez.

"EE UU sigue siendo el país con mayor potencial para la reducción de la factura eléctrica, dado que sus edificios consumen energía en mayores dimensiones", explica Álvarez. "Pero es más complicado entrar porque creen que lo tienen todo muy controlado", añade.