VALENCIA. En poco más de una semana, la idea de poder hacer una entrevista con unas Google Glass se ha convertido en realidad. Desde el medio de comunicación especializado Glassers buscaron a un periodista para que llevara a cabo la experiencia y extrajera sus propias conclusiones. No son pocas las empresas en todo el mundo que están realizando diferentes pruebas durante los últimos meses, testando desarrollos sobre el modelo (segunda versión) de Google Glass, algunos de los cuales tratan de acercarse a posibles demandas profesionales.
La prueba se ha llevado a cabo con la principal colaboración de Innoarea, spin off de la Universitat Politècnica de València y poseedora como desarrolladora autorizada del gadget. La empresa, creada en 2008, se ha enfocado durante sus primeros años de vida al sector juguetero a través del diseño y la tecnología. Ahora explora las futuras posibilidades de las Google Glass en busca de financiación, mientras siguen aprendiendo del hardware adquirido junto a un puñado de empresas españolas a Google.
QUÉ Y A QUIÉN
Una vez encontrado el periodista, el objetivo se definió entre las partes: el nuevo gadget debía servir como un instrumento más para el ejercicio de la profesión, sumándose con sus posibilidades a otros como la grabadora o, en algún caso particular, el smartphone o la tablet. Ejercicios en los que se explica básicamente cómo funciona o en los que sencillamente el artilugio tiene una mera función de objeto estaban descartados por las tres partes. Se buscaba que fuera una parte activa en un espacio real de información.
Con la propuesta sobre la mesa, la idea desde el punto de vista profesional del periodista tenía la obligación de no surgir de forma impostada. Dentro de la agenda de la Valencia Disseny Week, aprovechando el especial vínculo del diseño con la experimentación de posibilidades del que será futuro objeto de consumo, la idea era llevar a cabo una entrevista dentro de lo más interesante de esa agenda.
En este caso, el empresario y arquitecto Ramón Esteve se ponía 'a tiro' como comisario de una de las exposiciones más relevantes que se han iniciado dentro de la VDW 2014, que se realiza en paralelo a la organización de ‘Nos vemos en Valencia' (Cevisama, Feria Hábitat y Maderalia). El también diseñador valenciano, con un buen número de proyectos activos fuera y dentro de España, había compilado algunos de los mejores diseños de producto realizados precisamente por colegas de su profesión.
En una charla corta, de algo menos de 10 minutos, justo unos momentos antes de que se abrieran las puertas del Espai Rambleta de Valencia donde se exponen estas piezas hasta el 12 de marzo, se lleva a cabo la entrevista con las Google Glass como un acompañamiento al ojetivo profesional de la charla.
LA EXPERIENCIA DEL PERIODISTA
Desde el primer momento, las sensaciones con Google Glass hacen que cualquier usuario perciba este gadget como un prototipo. Es cierto que por su forma, puede adaptarse fácilmente a cualquier contorno de la cabeza y son mucho más cómodas de lo que a priori puedan parecer. Sin embargo, las gafas se deben adaptar a los que llevan unas gafas graduadas o de sol. No con todos los modelos es posible poner en uso el artilugio y comprobarlo. Por ejemplo, sería muy difícil hacerlo con unas gafas de lente redonda.
A la hora de realizar la entrevista, las Google Glass no suponen el menor inconveniente en la conversación y la posición de su pequeña pantalla en la esquina superior derecha hace que la conversación pueda fluir, como si no hubiera nada que atender. Eso sí, el entrevistador se ve obligado a controlar más o menos la posición de su cuello, manteniendo una posición más o menos estirada.
Es destacable que mirando al frente, el usuario no percibe ningún cambio significativo en su campo de visión. Sin embargo, la cuestión física si cuenta con un inconveniente: el prototipo, en este caso en su segunda versión, se calienta al paso de los minutos. Al cabo de más de media hora, el calor es notable.
Para poder realizar acciones sobre las Google Glass solo existen dos caminos: el de los gestos de la cabeza, que resultan especialmente incómodos y nada precisos, o una combinación indicaciones a través del lenguaje verbal. Para ello hace falta cierta corrección a la hora de pronunciar en inglés. Algunas de estas acciones se pueden combinar -una vez arrancado con la voz el menú- con un dedo rozando en diferentes direcciones y golpeando el lateral de la gafa digital.
ENTREVISTA COMPLETA
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