VALENCIA. Muchos datos, transparencia y capacidad de convicción deberá desplegar el conseller para convencer de su rectitud no sólo a la oposición parlamentaria, a los medios de comunicación o a la opinión pública, sino incluso a la desconfianza creciente que está surgiendo entre las propias filas del Partido Popular en el que milita, en alguna de las cuales se detectan destellos de indignación ante la sospecha de que tales denuncias periodísticas podrían no estar descaminadas. Todo ello, no obstante, ante el silencio culposo de un Consell que parece querer lavarse las manos de tan feo asunto.
Niega el conseller además conocer a los personajes y supuestos asesores que cobran cifras desproporcionadas por asesorar a ONG vinculadas en el diseño de planes técnicos de cooperación. Incluso si así fuera, no quedaría por menos que tachar de negligente la gestión del conseller por permitir que cifras tan importantes destinadas a acciones de solidaridad se desvíen hacia otros fines cuando menos sospechosos.
El Consell debe aclarar cuanto antes todas y cada uno de las acusaciones que han sido vertidas sobre el conseller y sobre la honorabilidad del Gobierno valenciano en su conjunto, con su presidente al frente. Esto no es "una manipulación más de los partidos de oposición y cuatro medios de comunicación". Esto es una ignominia si no se demuestra lo contrario.
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