Cinco emprendedores, tras casi un año de trabajo, tuvieron que abandonar su startup tras comprobar que no era el momento para que funcionara en España
VALENCIA (ESTEFANÍA PASTOR). Cerrar una empresa. Una difícil decisión que muchos prolongan en el tiempo a pesar de tener un negocio insostenible y con una difícil remontada. Muchos lo consideran un fracaso, pero un cierre a tiempo puede suponer una victoria y hasta es posible reconducirlo de la manera correcta con el fin llegar al éxito. Esto es el camino que tomaron los impulsores de Urban Sherpas, un startup que fue complicándose con el paso del tiempo hasta el punto de dejarla de lado.
"Nuestra idea se basaba en el crowdsourcing" explica Francisco Conejos, uno de los fundadores. El crowdsourcing se basa en la colaboración abierta distribuida que consiste en externalizar tareas que, normalmente, realiza un empleado o contratista, a un grupo numeroso de personas, a través de una convocatoria abierta. En su caso, se trataba de una plataforma de compra que llevaba el pedido a domicilio en menos de una hora, pero quien realizaba el reparto podía ser cualquiera que estuviera cerca.
"Montamos una Sociedad Limitada y arrancamos, pero hasta que no estás dentro desarrollándolo no te das cuenta de las complicaciones que tiene todo" explica Conejos. "El planteamiento de nuestro modelo servía para ir, comprarte y llevarte cualquier cosa que quisieras" explica. Conejos apunta a que un repartidor tradicional solo tiene la capacidad de transportar, mientras que ellos podían comprar. Además, desarrollaron un complejo sistema para hacer llegar a los sherpas, la gente dispuesta a realizar los pedidos, las notificaciones.
LA DESCONFINANZA O LA ESCALABILIDAD, ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS
El sistema de reparto en una hora estaba pensado para que los usuarios hicieran compras en el pequeño y mediano comercio de la ciudad de Valencia. Sin embargo, se dieron cuenta de que la gente para lo único que utilizaba el servicio era para la comida a domicilio. "La gente pedía Burger King, McDonald's o Foster Hollywood y de ahí no salímos" explica Conejos. "Teníamos un montón de comercios chulos pero la gente no compraba".
El modelo de negocio se basaba en cobrar un recargo por llevar a domicilio este servicio y para abaratarlo llegaban a acuerdos con algunos comercios para repartirlo entre el cliente que hacía el pedido y el mismo. Sin embargo, a las macrofranquicias no iban a llegar nunca, ya que éstas nunca iban a querer negociar con ellos el repartir el coste del servicio.
Por otro lado estaban los repartidres, que podían ser desde estudiantes a jubilados. "Cualquiera podía ser sherpa. De esta manera podíamos ofrecer a la gente un trabajo totalmente flexible. Ellos iban con el móvil, tenían una aplicación, les llegaban las notificiaciones y cuando aceptaban se lo pasábamos a la gente que estaba más cerca de la tienda" apunta Conejos. Pero admite que la gente tenía desconfianza de que un desconocido les llevara la compra a su casa.
"Que alguien que desconoces te traiga un paquete, paraba un poco" se lamenta Conejos. "Esto en España cuesta pero Estados Unidos funciona super bien". La falta de integración de este modelo en la forma de vida y en la mentalidad española hizo que no llegara en un buen momento. "Quizás era un poco pronto para hacer esto en España y a los inversores tampoco les gustaba demasiado el tema de los sherpas" apunta.
"A la gente le costaba de asumir" explica. "Cuando les preguntabas decían que lo iban a utilizar seguro, pero era mentira, no lo tienen en la cabeza". Por este motivo, uno de los primeros problemas se basaba en que el coste de adquisición de usuario era muy alto, por lo que adquirir un nuevo cliente suponía un coste muy alto en marketing. "En ese momento no teníamos financiación y nuestros recursos eran muy limitados" apunta.
Por otro lado, el crowdsourcing en España en estos momentos tiene algunas complicaciones legales. Además, también se dieron cuenta de que, a pesar de que la propuesta funcionaba con los pequeños comercios, ya que vendían sus productos por la plataforma de Urban Sherpas y eran un canal más de venta, esto no ocurría con el mediano y gran comercio. "No querían ceder la experiencia del usuario ya que ellos querían vender en su web" explica.
Por otro lado se dieron cuenta de la dificultad de escalarlo. "Pensábamos que podíamos estar en muchas ciudades, pero luego hacía falta alguien para coordinar a los sherpas, las acciones de marketing, otra persona que hablara con los comercios, por lo que los costes fijos se disparaban y lo hacían imposible. Así que finalmente, después de ocho meses de trabajo decidieron dejarlo aparcado.
TENLOAHORA, CÓMO RECONDUCIR LAS IDEAS
Pau Gallén, Juan Pérez, José Vicente Blasco, Francisco Conejos fueron los encargados de impulsar la nueva startup con todo lo que habían aprendido por el camino. "Un día decidimos que teníamos que cambiar el modelo de negocio o la idea" explica. "Al final optamos por hacer Tenlo Ahora, un servicio de reparto express en el que puedes elegir que te envíen el producto en menos de 90 minutos o el día o la hora que quieras.
"Hemos desarrollado un módulo para los comercios que acoplamos a sus webs" explica Conejos. "En un mundo en el que sacas tu móvil y puedes comprar cualquier cosa, no tiene sentido en esperar 48 horas si además está en tu ciudad" apunta. Este modelo, llamado same day delivery, muy extendido en EEUU, pretende justificar su eslocan "lo que quieras, cuando quieras".
Están evolucionando las ventas del ecommerce, sin embargo las empresas de envío tradicional no lo están haciendo al mismo ritmo. Por este motivo, para Conejos y el resto de impulsores tiene mucho sentido comprar moda por Internet, regalos o coméstica y querer tenerlo poco después. Sin embargo, tras su experiencia con la alimentación, ya no envían nada de comida ni de restaurantes.
En cuanto a los costes, trabajan con empresas trasportistas que hacen la capilaridad a las grandes, que no les gusta meterse en la ciudad. "Estas empresas son super ágiles y ahora el problema de la confianza ya no existe" explica Conejos. Además, ahora se ha convertido en modelo fácilmente escalable ya que se trata de realizar subcontratas. "Tenemos capacidad para atender el negocio en Madrid, Valencia, Zaragoza y Barcelona" apunta.
Además, insiste en que ya no tienen su propia web para realizar las ventas, sino que el botón se instala en la de los propios clientes. "Fue una decisión complicada, pero dicen que las startups pivotan de media dos o tres veces antes de encontrar el modelo de negocio que les lleva al éxito. En nuestro caso lo hicimos de una forma muy radical, pero al final es escuchar al cliente y darle lo que quiere" asegura Conejos.
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