MADRID (EFECOM). El estudio sobre empresas españolas ha sido confeccionado por la consultora en colaboración con las asociaciones territoriales vinculadas al Instituto de Empresa Familiar, que engloban a un millar de compañías, con una facturación que representa de manera agregada el 27 % del PIB.
Paralelamente KPMG ha realizado estudios en otros países europeos, con los que se compara el caso español. La crisis económica ha provocado una disminución de los ingresos en el 44 % de las empresas familiares españolas y en el 31 % de las europeas.
Y si bien el 25 % de las empresas familiares españolas afirma haber creado empleo durante los últimos seis meses, el 37 % se ha visto obligado a reducir sus plantillas. En Europa el 40 % de las empresas familiares señala haber contratado nuevo personal y tan sólo el 24 % ha tenido que reducirlo en los últimos seis meses.
Ante este panorama, un 74 % de las compañías españolas ha incrementado su presencia en el exterior, frente al 59 % de las pertenecientes a países comunitarios. En inversión, las empresas españolas y europeas coinciden en que seguirán centradas en su actividad principal (36 y 48 % respectivamente), mientras que el 29 % de las españolas y el 26 % de las europeas apostarán por la internacionalización.
Por su parte, el 24 % de las empresas familiares españolas y el 17 % de las europeas tratarán de afrontar una diversificación de sus actividades.
Al plantearse oportunidades de inversión a futuro, el 63 % de las europeas y el 53 % de las españolas las sitúan más allá del mercado propio.
Los principales destinos para las empresas familiares españolas son Latinoamérica (22 %), Europa (10 %) y Asia (7 %). Para la media europea, Asia es el mercado más atractivo, con el 16 % del total, tras los propios socios europeos, que son preferidos para el 20 %.
Pese a la caída de ingresos, una de cada cuatro empresas españolas ha experimentado aumento de ventas, un dato inferior al del resto de Europa (46 %).
En el análisis de los principales problemas identificados por este tipo de empresas, las complicaciones se centran en el descenso de la facturación por disminución del volumen y de la rentabilidad para el 58 % y el 51 % de los encuestados, respectivamente.
El acceso limitado al crédito para poder llevar a cabo inversiones (21 %) y para sus actividades diarias (18 %) también preocupa más a las empresas familiares españolas que a la media europea, en cuyo caso se reducen hasta el 17 % y 11 % respectivamente.
Por su parte, mientras la captación y retención del talento supone un reto importante para el 23 % de las empresas europeas, en el caso de España sólo preocupa al 7 %.
Además, el 61 % de las empresas familiares españolas ha tenido problemas de acceso a financiación en los últimos seis meses, frente al 51 % en Europa.
Las principales consecuencias son los problemas ocasionados en la gestión de tesorería para el 20 % de las españolas y el 19 % de las europeas, así como las dificultades para promover nuevas inversiones o internacionalizarse (12 % y 10 % respectivamente).
En cuanto a los motivos que consideran que se encuentran detrás de los problemas de acceso a financiación, las empresas españolas apuntan al incremento de las garantías necesarias (32 %) y de los tipos de interés (30 %).
A la hora de obtener financiación, la opción más atractiva para la empresa española es el crédito bancario (39 %), seguida de los fondos propios (38 %).
En cuanto a los cambios normativos que considerarían más beneficiosos, la empresa familiar española señala una reducción de los impuestos y menor cotización a la Seguridad Social (75 % y 67 %), seguido de una simplificación de los acuerdos laborales (58 %)
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