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VALENCIA. El Palau de les Arts permanecerá cerrado hasta que se retire todo el revestimento de trencadís que cubre el edificio. Esa es la idea que ha comenzado a transmitirse desde la Generalitat, después de que el viento arrancase a primera hora de la tarde del jueves parte del revestimento del edificio diseñado por Santiago Calatrava.

La situación obligó a cancelar un concierto organizado por la Conselleria de Cultura en el que se reunían a 150 músicos valencianos que están trabajando por todo el mundo. Dicho concierto se tuvo que trasladar al Palacio de Congresos.

Ahora la prioridad es la seguridad. Ante eso, no hay debate. Ese aspecto fue destacado por el conseller de Economía, Máximo Buch, quien ayer en su comparecencia pública para informar de la situación ya aseguró que "la actividad del Palau [de les Arts] se retomará cuando haya garantía de seguridad para el acceso del público".

No dio plazos de tiempo. Ni pronto, ni tarde. El plazo lo marcará la seguridad. Nadie más decidirá cuándo se reabre el edificio para los ciudadanos. Una idea que se ha convertido ya en dogma.

'MANON LESCAUT' ESTÁ EN EL AIRE

Es por eso que en las previsiones de agenda que se manejan ahora desde la administración valenciana se da por hecho que es "prácticamente imposible" que se pueda representar Manon Lescaut el 1 de febrero.

El montaje, que iba a estar dirigido por Plácido Domingo, es una de las grandes citas del coliseo para este curso y ahora está en suspenso. Desde la Ciudad de las Artes y las Ciencias consideran inviable que se llegue a tiempo para las representaciones de febrero. El calendario que se maneja es de seis semanas para retirar todo el trencadís. Mínimo un mes sólo para las zonas delicadas.

Será la segunda vez que el Palau de les Arts cancele una ópera. En octubre de 2007 unas inundaciones causadas por una gota fría provocaron que se suspendiesen las representaciones de 1984 de Lorin Maazel y obligaron a retrasar las de Carmen de Bizet, dirigida por Maazel.

En el coliseo quieren seguir desarrollando su actividad de ahí que hayan decidido mantener el calendario de ensayos con completa normalidad. Los trabajadores podrán acceder al complejo por el acceso sur. "Por el momento no hay todavía una confirmación de que no se puede realizar la ópera, así que tendremos que seguir trabajando", decía este viernes la intendente del Palau de les Arts Helga Schmidt.

Recién llegada de China, donde ha acompañado a la Orquesta de la Comunidad Valenciana y a Zubin Mehta, "donde hemos tenido un éxito fantástico", la austriaca prefería no plantearse la posibilidad de que se tuviera que suspender la obra y dio orden para que se transmitiera a los trabajadores que el 2 de enero volverán a sus puestos "con completa normalidad".

Aunque la situación es todo menos normal. Las vallas que rodean al edificio no transmiten precisamente tranquilidad.

Tras los incidentes del jueves el perímetro de seguridad se ha extendido hasta prácticamente los bordes de la calle. Existe cierto temor a que los fuertes vientos que suelen ser habituales en la zona hagan que el Palau de les Arts, literalmente, se caiga a pedazos. El edificio que se inauguró con tanto boato, cuatro conciertos y dos visitas de la reina Doña Sofía, es ahora un peligro para los ciudadanos.

DEMANDAS A LAS EMPRESAS

La situación ha provocado un enorme malestar en el Consell de Alberto Fabra. En la Generalitat mantienen intacta la tesis de las demandas que ya anunciaron este jueves. En concreto, Buch y su equipo insistieron este viernes en que se presentarán acciones legales contra la UTE formada por ACS Dragados y Acciona, así como contra el estudio de Santiago Calatrava. "Es evidente que algo se ha hecho mal", decían desde el gabinete del conseller.

Pero ¿el qué? ¿Y quién?

Todos los estudios previos que se han realizado hasta la fecha apuntan al mortero que se empleó para fijar el trencadís como el elemento que ha provocado la inestabilidad del revestimento. Dicho mortero se aplica sobre unas planchas de acero.

La empresa que lo creó sostiene que en los ensayos que se realizaron previos a la construcción demostraban que funcionaba, de ahí que aseguren que si no ha fijado bien ha sido producto de una mala aplicación. Por su parte, desde las constructoras se asegura que las pruebas no se hicieron adecuadamente.

Este cruce de acusaciones ha cansado al Consell que ha solicitado su propia investigación, un estudio en el que colaboran profesores de la Politécnica de Valencia. Buch lo indicó así en su comparecencia pública. "Vamos a exigir explicaciones a todas las partes implicadas; luego quienes sean los últimos responsables lo determinará el informe técnico que se solicitó hace meses y que estará listo a finales de enero", dijo.

"ALGUIEN HA HECHO ALGO MAL"

"No sabemos si el problema es de diseño, de construcción o de materiales pero evidentemente alguien ha hecho algo mal y eso tenemos que repararlo y después reclamar a las personas que hayan cometido un error que respondan de los daños que se han causado", añadió.

El coste de retirar todo el trencadís será abonado por las dos constructoras, dentro de su seguro de responsabilidad civil. La decisión de adoptar otras medidas más contundentes se tomará en la reunión del consejo de administración de CACSA, la empresa pública de la que dependen los edificios del complejo, que tendrá lugar el 8 de enero.

Ese día se estudiará también el informe que se ha solicitado al Instituto Tecnológico de la Construcción (AIDICO) y que está previsto esté redactado el 3 de enero. Desde la Ciudad de las Artes y las Ciencias avanzaron que la opción que tiene más fuerza sobre la mesa, la más práctica, partiría por retirar todo el revestimento, tal y como recomendaba un estudio interno hace unos meses.

Una vez quitado el trencadís, la idea que cobra más fuerza dentro del Consell es que directamente se pinte el edificio, para así poder garantizar una continuidad en el mantenimiento y, sobre todo, seguridad. Será el arquitecto quien decida, pero si Calatrava pide que se vuelva a poner el trencadís se encontrará con la resistencia de la Generalitat. Puede que hasta una demanda judicial.

"Es una situación muy incómoda", asegura una persona próxima al equipo de Calatrava. "El estado del trencadís es bastante penoso y es evidente que hay que quitarlo, pero va a ser como desnudar a una novia y ponerle un chándal en medio de un convite. Lo que pasa es que el traje es peligroso, así que no tiene sentido volver a poner el trencadís". Calatrava tendrá que ceder.

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