VALENCIA. Un fenómeno observado tanto en Estados Unidos como en la mayoría de los países europeos es que las ocupaciones que están expandiéndose en términos de empleo relativo son aquellas que están tanto en la parte alta de la distribución salarial (ocupaciones altamente cualificadas) como en la parte baja (ocupaciones de baja cualificación).
Este fenómeno se ha denominado polarización ya que las ocupaciones en expansión están polarizadas en los extremos mientras que las que se encuentran en declive son las que corresponden a la parte central de la distribución salarial. Mostraré en esta entrada algunas implicaciones interesantes sobre este fenómeno sobre el cual hemos trabajado recientemente en un artículo centrado en el caso español.
De hecho, la Figura siguiente muestra este fenómeno de polarización para España durante el período 1997-2012, que por cierto es muy similar al que puede encontrarse para USA ([aquí], [aquí]] y aquí], entre otros) y para Europa [aquí]. Esta figura puede encontrarse en el artículo que recientemente hemos escrito Brindusa Anghel, Aitor Lacuesta y yo misma, y que los interesados podéis encontrar aquí.
El eje de abscisas representa ocupaciones (a dos dígitos de la Clasificación nacional de Ocupaciones) ordenadas de menor a mayor según su salario medio en 1995 (según la Encuesta de Estructura Salarial 1995), mientras que el eje de ordenadas muestra el cambio (suavizado) en el peso de cada una de estas ocupaciones en el empleo total del sector privado. Se ve que tanto las ocupaciones de menor salario (extremo izquierdo) como las de mayor salario (extremo derecho) son las que se han expandido en términos de empleo relativo, mientras que las situadas en el tramo medio han ido perdiendo peso en el empleo total durante estos 15 años.
¿Y cuáles son las ocupaciones tanto en expansión como en declive? La siguiente figura lo muestra claramente una vez que las ocupaciones las hemos agrupado en siete grandes grupos:
El eje de ordenadas representa el cambio relativo (%) de cada ocupación representada en el eje de abscisas en el empleo total del sector privado en los dos intervalos de tiempo representados. Lo que esta segunda figura revela es que las ocupaciones que ganan peso relativo son aquellas relacionadas con puestos técnicos, profesionales y de dirección (alta cualificación) así como las relacionadas con los servicios, fundamentalmente comercio (baja cualificación).
Mientras que pierden peso las ocupaciones relacionadas con trabajos manuales tanto cualificados como no cualificados, así como aquellas relacionadas con puestos administrativos. En varios estudios, y en el nuestro también, se muestra que estas ocupaciones en declive tienen un componente importante de trabajo rutinario, en la mayoría de los casos fácilmente sustituibles por maquinaria.
Una implicación interesante con respecto a este cambio ocupacional que quisiera destacar aquí se refiere a la necesaria reasignación de trabajadores empleados en estas ocupaciones en declive hacia ocupaciones en expansión. De hecho, en un interesante trabajo, David Autor y David Dorn (2009) contrastan la existencia de envejecimiento (en términos de edad de sus trabajadores) de aquellas ocupaciones en declive frente al rejuvenecimiento de las ocupaciones en expansión para Estados Unidos.
La hipótesis sobre la que estos autores se basan y que luego los datos confirman es que la adquisición de capital humano específico provoca un aumento en los costes de movilidad ocupacional mayor para los trabajadores mayores que para los más jóvenes. Bajo esta hipótesis, ante una ocupación en declive, los trabajadores mayores tendrán un menor incentivo a moverse hacia otra ocupación mientras que los trabajadores más jóvenes tendrán incentivos a no entrar.
Por otra parte, las empresas pueden reaccionar ante los cambios en la demanda de empleo contratando trabajadores jóvenes para empleos en expansión. Si este es el caso, aquellas ocupaciones en declive irán envejeciendo en términos de la edad de sus trabajadores, mientras que las ocupaciones en expansión se irán rejuveneciendo.
En nuestro trabajo, tratamos de contrastar si este proceso de envejecimiento y rejuvenecimiento se observa también en las ocupaciones en declive y expansión en España. Para ello, seguimos una metodología similar a la utilizada en Autor y Dorn (2009) y estimamos los cambios en edad de cada ocupación en función del grado de "routinización" de cada una, que es lo que mide de alguna manera el grado de declive de la misma, para lo cual utilizamos herramientas que han sido frecuentemente utilizadas en trabajos académicos anteriores para fines similares. Encontramos dos resultados interesantes:
-No observamos ningún proceso de cambio ocupacional por edad claro entre las mujeres, entre otras razones porque parece que desde el inicio del período que consideramos las mujeres parecen trabajar mayormente en ocupaciones en expansión y no en declive.
-Entre los varones, se observa que sólo entre los menores de 30 años parece existir un cambio ocupacional claro desde empleos más "rutinarios" y por tanto en declive hacia otros en expansión. Sin embargo, entre los trabajadores entre 30 y 45 años y los mayores de 45 años no se observa ningún proceso de movilidad ocupacional hacia ocupaciones en expansión.
Esta falta de movilidad ocupacional es mayor a la observada en otros países como Estados Unidos, posiblemente (pero no contrastado por falta de datos adecuados) debido al menos en parte a la mayor protección al empleo que tienen los trabajadores mayores en España frente a los de Estados Unidos. Y la falta de movilidad ocupacional es muy preocupante en un mundo globalizado donde el cambio tecnológico conlleva una continua adecuación del empleo a las necesidades del mercado. La formación continua a lo largo de la vida, y en consecuencia la continua adquisición de capital humano debe convertirse en una herramienta fundamental para que muchos más trabajadores puedan optar a la movilidad desde ocupaciones en declive hacia ocupaciones en expansión.
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