El Sr. Císcar, todo un videpresidente de la Generalitat Valenciana, parece suplicar, aunque sin mucha convicción, que le crean, tal es la posción de sus manos en la foto que acompaña la noticia. Cuando los pillan a él y a los suyos en el mangoneo propio que caracteriza sus peculiarísimas maneras de gestionar el país, siempre le toca salir a él a escena con el mismo cuento. Entonces, engola la voz, formatea el semblante como si fuera a dar el más sentido de los pésames en un funeral y sentecia: "Todo se hizo dentro de la más absoluta legalidad". La sala queda paralizada, perpleja, en un silencio estremecedor. Ni las moscas se atreven a aletear. Algunos se temen entonces lo peor. El silencio estallará en una estruendosa e incontrolable risotada que actuará como detonante del carcajeo general del personal. Aunque nadie aseguraría que, si ello ocurriera, ésta sería su última rueda de prensa, pués el personaje ha sobrevivido, sin mostrar vergüenza alguna, a una memorable a la que no asistió ni el Tato. Así las cosas, el Sr, Císcar, Pepe para los más próximos, empezaría a resultar enternecedor si no fuera porque son ya muchos los que se malician que va de cachondeo a costa de todos los valencianos. En pocas palabras, da la impresión de que el vicepresidente está "socarrat". Pero el espectáculo debe continuar. Y en la pista, proximamente, Lola Johnson. ¡Vivir para ver!

No lo creo, como es habitual en la Generalidad Valenciana seguro que se tomó la decisión y luego se le dio apariencia de expediente por técnicos dependientes. Pero es que aunque lo fuera, fíjese Sr. Ciscar, la financiación de la Comunidad Valenciana comparada con la de otras comunidades autónomas, perfectamente legal y una ruina como una catedral, su ficiente para dimitir 13000 millones de veces.