Después de la rebaja de la calificación de Moody's a la banca española el pasado julio, que afectó a 36 entidades, entre ellas Santander y BBVA, la agencia de calificación de riesgos ha hecho esta semana un nuevo apercibimiento al sistema financiero español.

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MADRID (VP/EFE). Considera Moody's que se está demorando la reestructuración y consolidación del sector que, a su juicio, se ve agravado por "el escaso flujo de fondos públicos al sistema financiero". Y avisa que podrían sufrir presiones a la baja en sus calificaciones. En lenguaje futbolístico: tarjeta amarilla.

No obstante, la agencia considera positiva la intención del Banco de España de concluir la reestructuración del sector en el último trimestre de este año, aunque advierte sobre el papel de los poderes políticos y su responsabilidad en el retraso de la toma de decisiones, especialmente en el proceso de fusión de las cajas.

En opinión de las Cámaras de Comercio, el sistema financiero español está "tocado", y esa situación no se quiere reconocer. El presidente de esta organización, Javier Gómez Navarro, aseguraba esta semana que las entidades financieras "nunca recuperarán" el 30 por ciento de la deuda que tiene el sector inmobiliario con la banca y que estimó en 97.500 millones de euros. Gómez Navarro añadía que muchas entidades entrarán en números rojos en el primer semestre por la caída de ingresos que provoca el descenso del Euríbor.

Y este escenario de crisis financiera juega contra el reloj. El próximo 30 de junio dejará de estar el vigor el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria Ordenada (FROB) aprobado por Bruselas para reordenar el sector y, con ello, las correspondientes ayudas.

La OCDE dibujó el miércoles un negro horizonte para la economía española y estimó en 10,6 puntos el recorte del PIB de España a largo plazo debido a la crisis, frente a una media de 3,1 puntos en los países miembros, porcentaje que sólo será superado por Irlanda (11,8 puntos).

En otro orden de cosas, el Índice de Precios al Consumo de febrero bajó dos décimas, lo mismo que la tasa interanual que quedó en el 0,8%, frente al 1% de enero.

La venta de viviendas cambió de tendencia y, por primera vez en más de dos años, subió en enero un 2,1 por ciento.

También se conoció que la deuda de las autonomías está disparada y sólo en 2009 creció un 25 por ciento, hasta 86.280 millones de euros, mientras que la deuda de las corporaciones locales asciende a 34.594 millones, un 9 por ciento más que hace un año.

En Zaragoza, la dirección de General Motor y los sindicatos llegaron la madrugada del viernes a un principio de acuerdo que asegura el futuro de la factoría de Opel en Figueruelas, mientras se conocía que otra compañía automovilística, Seat, ahora en la órbita de Volkswagen, cuadruplicó sus pérdidas en 2009, hasta 339 millones de euros.

En su reunión habitual, el Consejo de Ministros aprobó una rebaja de los tipos de interés de los préstamos sobre vivienda protegida que aliviará las cuotas de unas 640.000 familias.

Otros datos difundidos esta semana no invitan al optimismo. Las ventas minoristas cayeron un 4,5 por ciento en enero a pesar de las rebajas y el empleo disminuyó un 2,7 por ciento en el sector, mientras que la producción industrial sigue a la baja y descendió un 1,1 por ciento en enero sobre diciembre, frente a un aumento del 1,8 por ciento en el conjunto de la Unión Europea.

En la Bolsa, semana de moderadas ganancias y escaso volumen de negocio que se saldó con un avance del 0,52 por ciento en el Ibex, y las mayores subidas fueron para el Banco de Sabadell (8,68%), Abengoa (5,55%) y Sacyr (5,54%).

En el exterior, bajaron las solicitudes de subsidio por desempleo en EEUU, donde el déficit comercial bajó un 6,6 por ciento en enero, mientras que el superávit de la Unión Europea bajó un 56 por ciento. Y en las dos principales economías de la zona euro, Alemania y Francia, la producción industrial subió un 0,6 y un 1,6 por ciento, respectivamente.

Los inversores estarán pendientes la próxima semana de la reunión de la Reserva Federal sobre tipos de interés y de la inflación y producción industrial, también en EEUU, mientras que en Europa la atención se dirigirá a la evolución de los precios y al índice de confianza de los inversores alemanes.