VALENCIA (FOTOS: EVA MÁÑEZ). El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, suavizó este martes su tono respecto a los dirigentes imputados que militan en el PPCV. Desde el inicio de su mandato, el jefe del Consell ha llevado a cabo, o al menos esa ha sido su intención, una política de ‘tolerancia cero' con la corrupción.
Con esta idea, el también líder de los populares valencianos refundó la ejecutiva del partido evitando incluir a dirigentes imputados y también forzó el cese de altos cargos que se encontraban señalados por la justicia. Uno de los casos más delicados para el jefe del Consell fue la salida del grupo parlamentario popular del exportavoz y exconseller Rafael Blasco, procesado en el caso de Cooperación.
No obstante, la envergadura de diversos casos, el elevado número de imputados, las reticencias a esta línea de actuación desde sectores del partido o las propias denuncias recibidas -como las interpuestas por la Asociación contra la Corrupción de la Comunitat Valenciana- parecen haber llevado al presidente a rebajar en cierta medida su beligerancia contra los imputados.
Al menos así lo pareció en la jornada celebrada este martes por APD y Deloitte sobre la reforma del sector público, donde el jefe del Consell debió contestar a preguntas de los asistentes a la comida. Una de las cuestiones planteadas fue sobre el futuro de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, imputada en el caso Brugal y cuya continuidad ha sido discutida en foros internos del PPCV.
"Los procesos en los partidos son muy complicados. Debemos entender que existe la presunción de inocencia. He intentado que las personas en procesos judiciales no asuman protagonismo y no saquen pecho, pero no es fácil", admitió el líder de los populares valencianos, a quien se le percibió un tono de resignación en sus palabras.
"He separado a algunas personas temporalmente del partido y del grupo parlamentario pero las actas de concejal y diputados son personales. Cuando llegue el momento ya tomaremos una decisión. Estas cosas generan mayor distanciamiento entre los políticos y los ciudadanos", comentó el presidente.
Una rebaja de tono por parte del jefe del Consell, poniendo el acento en la presunción de inocencia, que se acerca a las posturas que otros dirigentes del PPCV han adoptado en los últimos meses y que apunta a una revisión de la férrea línea roja de la corrupción que trazara Fabra a su llegada al Palau de la Generalitat.
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