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VALENCIA. El Consell recula con la liberalización de los horarias comerciales. La polvareda que levantó el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, al anunciar en su discurso del Debate de Política General la generalización de las prebendas de las Áreas de Gran Afluencia Turística a todo el territorio valenciano ha ido perdiendo fuerza a medida que se iban conociendo los detalles.

En un principio se extraía de las palabras del presidente que su gobierno iba a seguir el modelo de la Comunidad de Madrid, donde la libertad es total. De hecho, nada más conocerse la noticia, el consejero madrileño de Economía y Hacienda, Enrique Ossorio, animó al Consell a que siguiera su ejemplo, a la vista de los 27.000 puestos de trabajo que aseguran haber generado.

El Gobierno de Madrid articuló esta medida con la aprobación de la Ley de Dinamización Comercial, implantada desde julio de 2012, pero el vicepresidente José Ciscar ha matizado este jueves que Fabra no se planteaba hacer su propia norma, sino que se refería a la ley que actualmente ya está en vigor con rango estatal, por la que cada municipio puede delimitar las zonas y los periodos de tiempo autorizado.

UNA NORMA EN VIGOR

Con esta ley, la ciudad de Valencia ya autorizó hace meses la libertad de horarios para las grandes superficies en el centro de la ciudad, l'Eixample, la zona del campo de fútbol del Levante UD y las inmediaciones del cauce del Turia. De este modo, quedaban incluidos todos los grandes almacenes e hipermercados, menos los de la avenida Cortes Valenciana, como El Corte Inglés de Ademuz.

Igualmente, ya se aplica la norma en la totalidad del término municipal de los alicantinos de Torrevieja y Finestrat, al igual que en otros del área metropolitana de Valencia lo están estudiando, pese a las presiones de las asociaciones locales de pequeños comerciantes que se oponen decididamente a esta medida.

José Ciscar ha asegurado que el Consell no quiere imponerse a los acuerdos del Observatorio del Comercio de la Comunitat, que actualmente regula las aperturas con la participación de la Administración y con los representantes del pequeño comercio y de los supermercados, hipermercado y centros comerciales.

LOS INCONVENIENTES DE LA DESIGUALDAD

Sin embargo, las grandes empresas de distribución apoyan la liberalización y diversos responsables señalan que la situación actual genera problemas organizativos, entre otros aspectos. El hecho de que la decisión de abrir en festivo dependa de cada pueblo complica la planificación en las grandes cadenas, al tener que hacer un horario y un plan de suministro específico que no siempre compensa.

Lo mejor sería un plan estable que ofreciera seguridad, ya sea con una apertura indiscriminada como la que se aplica en Madrid o con una restrictiva, como la que existía hasta hace unos meses, sin excepciones, en las tres provincias valencianas.