VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se enfrentó este martes a un nuevo examen no solo ante los valencianos, sino también frente a la oposición y, lo que es más importante, frente a la propia bancada del grupo parlamentario popular, su partido.
El jefe del Consell, demostró que en un año ha mejorado en templanza, orden y capacidad discursiva. Durante su intervención inicial, en la que debía desplegar gran parte de su artillería, se le vio tranquilo, sosegado y más hecho como presidente, aunque con un tono demasiado plano al que no ayudaron las propuestas ofrecidas, que no facilitaban ningún 'pico' de interés o talante especialmente reivindicativo.
No obstante, a lo largo de la hora y cuarto que duró su alocución, no pareció alcanzar una sintonía estrecha con su propia bancada, que solo arengada por el veterano Rafael Maluenda se arrancó con tímidos aplausos ante algunas de las iniciativas del presidente.
De hecho, la ovación más cerrada y sincera llegó en la recta final del discurso de Fabra, cuando el jefe del Consell mencionó la recuperación del trasvase del Ebro y, posteriormente, cuando habló de "respeto" a la presunción de inocencia. En su grupo parlamentario, hay ocho diputados imputados.
El cierre del presidente, pasándose al valenciano -que usó cuando se refería a ciertos asuntos como agricultura-, se centro en las señas de identidad. Una arenga del líder del PPCV para que los valencianos "salieran a la calle" el próximo 9 d'Octubre 'senyera' en mano no sé sabe muy bien a qué. Una parte final que sonó demasiado artificial y no terminó de arrancar un final apoteósico o, al menos, destacado.
DE LA CORRECCIÓN Y EL TALANTE PROPOSITIVO A LAS DUDAS GENERALIZADAS
La sensación de cierta frialdad entre el presidente y su bancada presenciada en el discurso inicial, era admitida por diversas fuentes del partido consultadas a lo largo de la jornada parlamentaria. Desde diversos cuadros del PPCV, se reconocía el perfil bajo aunque "realista" del discurso del presidente y su falta de vigor en la oratoria. No obstante, las fuentes parlamentarias consultadas coincidieron también en apuntar como "muy floja" las intervenciones de la oposición, en especial la del síndic socialista, Antonio Torres.
La distancia entre presidente y grupo popular viene de lejos. Los diputados en Les Corts fueron elegidos en su día por Francisco Camps, y en estos dos años han existido ciertos roces en diversos asuntos como el trato a los parlamentarios imputados. Asimismo, en la bancada habita un crisol de diputados que, en muchos casos, poseen una fe muy limitada respecto al liderazgo del jefe del Consell y de sus opciones en el futuro.
Los más generosos con la actuación del presidente, aparte de su entorno más cercano en el Gobierno valenciano y en la cúpula del grupo parlamentario, fueron los dirigentes alicantinos próximos al vicepresidente del Consell, José Císcar, quienes valoraron la corrección del discurso del presidente y su talante propositivo.
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