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HAMAD BIN HAMDAM AL NAHYAN se interesó por la reva

No hay naranjos suficientes para el jeque

JOAQUIM CLEMENTE . 19/09/2013 El multimillonario de Abu Dabi se interesó por comprar una gran extensión citrícola como inversión agrícola pero tropezó con el minifundismo de la Comunitat

VALENCIA. El pasado 5 de septiembre un inmenso a la par que estrafalario coche aparcó en el centro de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, una zona reservada para peatones (y mascletàs en la época fallera). Se trataba de una mezcla de limusina con todo terreno, un Black Spider propiedad del jeque Hamad Bin Hamdad Al Nahyan, la segunda mayor fortuna del emirato áraba de Abu Dabi. 

El multimillonario estaba de vista turística en Valencia y, de paso, echó un ojo a posibles inversiones. "¿Invertir en Valencia? Sí, voy a tener un sitio aquí, pero no será una inversión grande", dijo el jeque en una entrevista publicada por el diario El País.

Con una fortuna estimada en 21.000 millones de dólares, una isla en propiedad y la mayor colección de coches de lujo (y gigantes) del mundo, Al Nahyan no quiere comprar el Valencia CF, el Aeropuerto de Castellón o la Ciudad de la Luz, por poner tres ejemplos. "Nada de deporte y nada de política", dijo en aquella entrevista.

Y aunque su neogocio natural no es el petróleo sino la inmobiliaria, lo que que en realidad despertó el interés en el multimillonario fueron... los naranjos. Según ha podido saber ValenciaPlaza.com por dos fuentes distintas conocedoras de las negociaciones que se produjeron durante su estancia en la capital valenciana, Al Nahyan se interesó por adquirir una extensa plantación citrícola. Y no una cualquiera: tenía que tener una extensión mínima de 4.000 hectáreas.

La propuesta, que llegó a plantearse en la cena de la que disfrutó el jeque en Xàtiva con el alcalde de la capital de La Costera y presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, chocó de frente con la realidad de la agricultura valenciana. No hay una extensión de naranjos de ese tamaño en el territorio.

De hecho, según las mismas fuentes, se le llegó a proponer como opción la finca de La Reva, una de las mayores extensiones de cítricos de la Comunitat Valenciana. Son cerca de 900 hectáreas en el triángulo formado por la A3, el by pass y las urbanizaciones de Calicanto, El bosque, El Carambolo y Olimar, en los términos de Chiva, Aldaya y Torrent. También en Ribarroja tuvo terreno La Reva, aunque se convirtió en un polígono industrial.

Vista aérea de La Reva

POLÉMICO TRIÁNGULO DE ORO

El jeque se llegó a interesar por esa terreno pero chocó con un segundo obstáculo, al margen del tamaño. Esta inmensa pastilla de suelo, que en su día CB Richard Ellis calificó como triángulo de oro por su proyección urbanística, tiene la propiedad dividida. Llanera Inmobiliaria compró La Reva en 2006 por unos 160 millones de euros. Cuando suspendió pagos el banco que le prestó el dinero, Lehman Brothers, aceptó el terreno a cambio de cancelar deuda. Lehman quebró y sus activos pasaron a Nomura.

Pero también las entidades financieras valencianas que participaron en aquella operación, Bancaja y Banco de Valencia, acabaron cediendo su parte al banco malo, la Sareb. Un fondo de inversión, además, compró parte de aquellos activos. Y a ello se suma que Llanera Inmobiliaria, hoy en liquidación, tiene los derechos de explotación de superficie (es decir, la cosecha anual de naranajas) mientras no se actúe urbanísticamente sobre el suelo, algo que parece ya no va a ocurrir.

Al Nahyan, ante semenjante escenario, advirtió que no negociaría con cuatro compradores distintos, con lo que el la opción, si es que llegó a existir en algún momento, decayó.

EL MINIFUNDISMO

El jeque, por tanto, tropezó con un mal endémico de la agricultura valenciana, el minifundismo. La excesiva parcelación de los cultivos ha sido uno de los problemas que han impedido que el campo valenciano se haya modernizado a la velocidad que lo hacían otras zonas del Estado. Así, muchas inversiones agrícolas promovidas incluso por inversores valencianos se fueron a Andalucía, donde hay importantes extensiones citrícolas, o incluso a Marruecos.

Además, durante la burbuja inmobiliaria el precio del suelo agrícola se disparó por las expectativas, lo que provocó una importante distorsión en el sector. De hecho, mucho de aquel suelo que entonces se vendió para PAI que no se desarrollaron hoy sigue con el cultivo abandonado y están surgiendo algunos proyectos para recuperarlos para el sector primaro habida cuenta de que aquellos planes de urbanización no se van a desarrollar.

Pero de momento la segunda fortuna de Abu Dabi no podrá tener su refugio valenciano rodeado de naranjos en la Comunitat Valenciana. 

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