MADRID. Justo antes de este verano, las memorias del expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se presentaron con vigor renovado en las estanterías de las librerías españolas de referencia: Carrefour, VIPS, etc... en nada menos que su vigésimo tercera edición. Es un dato sorprendente ¿Cómo puede vender tantos ejemplares un ensayito autobiográfico del presidente de una Comunidad Autónoma de las, digamos, menos beligerantes?
La respuesta está en la modernidad. Sí, ese tipo bajito con bigote de provincias es un genio de las técnicas modernas de publicidad, sobre todo la viral. Ir en taxi a la Moncloa, repartir latas de conservas e ir besando las banderas que se encuentra a su paso, igual no revertía notablemente en el PIB de su región, pero le ha servido para ser visto y escuchado en tertulias de todo tipo de medios y, como se puede constatar, vender libros a mansalva.
La obra, ‘Nadie es más que nadie', no es la pera limonera. El apartado de vivencias no es relevante en lo político ni en lo anecdótico. Y los retratos de los prohombres de nuestro tiempo, el Rey o Emilio Botín, están bajo sospecha de ser propaganda dura que pone a prueba al lector. Hay que tener en cuenta un detallito, fue el mismo Miguel Ángel Revilla quien en La Noria participó en una operación propagandística para encubrir el clamoroso caso de dopaje del ciclista Alberto Contador.
Todo el preámbulo presumiendo de sus dotes de pitoniso que hizo en aquel plató, abunda también durante su libro. "Yo no miro para el suelo, miro a la gente de cara y los ojos no te traicionan", dijo en esa ocasión. En el libro luego presume de "sentido común", algo de lo que muchos licenciados carecen -asegura-. Pero en ese caso no le sirvió. Le dijo al ciclista sancionado por tramposo: "te creo". Y se fundió en un abrazo con él. El público aplaudía y daba hurras. La prensa también cerraba filas. Pero el clembuterol ahí sigue, no se ha ido ni con aguafuerte.
En el libro, el que se lleva un gran abrazo de este tipo es don Emilio Botín. Primero se hace eco de los retratos que se han hecho de él, que recuerdan al mismísimo Sr Burns de los Simpson. Parece que el banquero más rico de España posee mucho dinero, pero no tiene amigos. O no se le conocen. Es un tipo solitario, lo dijo hasta Vanity Fair. Pero aquí está Revilla para subrayar que merece la pena quererle. Es por su humanidad, tan abundante como su riqueza. Vean, vean.
En una ocasión, querían que una nueva sede del Colegio Mundo Unido, una Fundación que beca a chicos humildes con talento, estuviera en Cantabria. Como la organización tiene vínculos con las monarquías de Europa, como si fuera un miembro del COI, Botín y Revilla tuvieron que influir en el voto de SM El Rey. El ex presidente relata una cena en la que no había quien aguantase a Botín. No paraba de hablar de los niños, del colegio. Estaba angustiado hasta que el monarca le rogó que le dejara cenar en paz.
Después, tras la cena, Botín y el rey se separaron del grupo, departieron a solas y éste fue el resultado tal y como lo vivió Revilla:
"En ese momento se me acercó Botín, aproximó su cara a la mía y me empapó de lágrimas. No pronunciaba palabra alguna, pensé que le ocurría algo. Por fin de manera entrecortada, pronunció esta frase: "Me ha dicho que sí". También yo mojé el ojo"
Otro gesto del banquero fue amueblar un hogar de ancianos. Revilla revela entonces:
"En el Asilo de la Caridad esperaban más de doscientos ancianos que le tocaban y le abrazaban".
También le pone como un gran cántabro según su baremo:
"Ni un día al año deja de comer sardinas (...) en época costera se las ponen frescas fritas. Si no, una lata en conserva como es lógico llama la atención que siempre desayune sardinas, las come porque un doctor le ha dicho que son muy buenas para el cerebro por la cantidad de fósforo que tienen"
Hasta una vez que el presidente se fue al programa de Andreu Buenafuente con una corbata roja del Banco Santander y se comió una bronca del presentador quien, con muy buen criterio, le echó en cara que si Botín quería publicidad se la podía pagar "porque tiene mucho dinero". El banquero luego le llamó por teléfono conmovido por el gesto: "Nunca había visto a un hombre tan emocionado, estaba como con zapatos nuevos", confiesa Revilla de su amigo.
Eso sí, cuando dejó la presidencia, dejó de llamarle por teléfono y se rompió el romance. Leído entrelineas, parece un reproche de los que necesitan diez páginas de hagiografía previa. Pero quien sabe. Igual Botín está ahora hecho un mar de lágrimas en su habitación por la injusticia social en España, gritando: ¡tengo las manos atadas, tengo las manos atadas".
Sobre el rey, como le conocemos más, no hay una propaganda tan generosa en detalles, pero sí en vivencias. La más destacada es una que marca el carácter de esta obra, que va de comilona en comilona, y cuenta la preparación de un banquete en una visita de Juan Carlos a la comunidad. "Pela los percebes con una rapidez y habilidad que no había visto en nadie", recuerda del momento. Le habían preparado en Castañeda, en sus propias palabras "el menú de su vida".
Porque parece, como decimos, que la vida de Revilla ha estado marcada por los banquetes pantagruélicos. En otro hito de su publicidad viral, con el que logró más fama, comentó que en la boda real servían platos más bien pequeños, aunque con nombres muy largos. Del segundo tuvo que pedir tres y, luego, a las seis de la tarde, tomar "un suplemento" en el hotel. Ya contamos por aquí cómo era el español medio frente a la alta cocina. (http://www.valenciaplaza.com/ver/85624/-masterchef---wannabes-de-la-alta-cocina-humillados-para-usted.html)
Es que esto viene de largo. Cuando tenía un cargo en el Sindicato Vertical del franquismo, un director de empresa, según cuenta, también querían persuadirle de que pusiera su firma para echar a un trabajador comunista. Lo hicieron invitándole a cigalas de medio kilo y champagne francés. No tragó -con el chantaje-. Por otro lado, también le pasaron la lista de concejales que tenían que "salir elegidos" del sindicato en unas elecciones municipales franquistas e igualmente negó. Su honradez de hierro le trajo problemas. Tuvo que interceder por él nada menos que don José Antonio Girón de Velasco -le recordarán por encabezar eso que se llamó El Bunker durante la Transición.
Pero él no se vendía. Como tampoco lo hizo en democracia, cuando, según revela, quisieron comprar su voto para unos presupuestos en el parlamento regional. También hubo una comilona histórica antes de ofrecerle unos cuántos millones. Luego quiso contarlo en Madrid, en una rueda de prensa que convocó en un hotel, pero no acudieron periodistas. Sólo Miguel Ángel Aguilar, su amigo, entonces mandamás de EFE.
NO A LA GUERRA Y OPOSICIÓN A ETA
Con todo, los presidentes del Gobierno no se llevan generosos epítetos. A Aznar lo tritura por su mayoría absoluta, que le llevó a romper pactos y embarcarnos en la guerra de Irak. Cuenta Revilla que él, que es economista y sabe de esto, veía que ese conflicto se desencadenaba sólo porque la industria armamentística estadounidense supone un 27% del PIB de su país, de modo que tienen que emplear los misiles como sea porque "no hay espacio físico" para seguir almacenándolos. De ahí su rotunda negativa a la guerra. Aunque llama la atención que nada diga del conflicto que hubo escasos años antes en el que la OTAN bombardeó Yugoslavia por "motivos humanitarios".
De Zapatero habla bien en lo personal, pero se ceba en que por culpa de Blanco se le amargó uno de los banquetes más interesantes de su vida. Habían sacrificado un buey para zampárselo bajo una carpa en la inauguración del primer tramo del AVE a Santander y la obra fue cancelada. Al final se lo comieron igual, pero con un discurso en plan Arzallus a los postres. En él, Revilla advirtió de que si dejaba de ser amigo de Madrid, podría ser "un enemigo peligrosísimo".
No, nunca, tan peligroso, eso sí, como ETA. Contra la organización terrorista Revilla se ha destacado como uno de sus más firmes opositores, llegó a estar amenazado de hecho, lo que tal vez le haya llevado en el libro a afilar en exceso la pluma contra uno de los fundadores de la banda armada. El expresidente coincidió en la universidad con Xabier Echvarrieta Ortiz y dice que, cuando hacían las pruebas para entrar en milicias universitarias, al vasco le daba miedo el potro:
""Como estudiante era un portento, pero físicamente era una birria. Pálido, flaco, con gafas de culo de botella y yo creo que hasta pies planos (...) el mismo que se acojona ante un potro es capaz de matar a sangre fría al pobre Pardines (un Guardia Civil asesinado por ETA)"
¿Y por qué nunca quiso escolta pese a aparecer en papeles de los terroristas? Porque si ETA quería matarlo, mejor que no se llevase a dos más por delante. La Guardia Civil tuvo que hacer prácticas de tiro con él para que se protegiera con una pistola.
Finalmente, Revilla dedica un capítulo a hablar de política y economía. Se marca unos ‘yoyalodije'. Viene a decir que había que ser zoquete para no ver que la burbuja iba a estallar y que el crecimiento español de la década pasada tenía los pies de barro. Luego da recetas que todos conocemos, aunque destaca su apuesta firme por las energías alternativas, y le mete buena cera a los especuladores o brokers, a los que contrapone al empresario honrado de la economía productiva. Puntos de vista poco originales.
Hay un pasaje, cuando Botín en una de sus aparentemente habituales lloreras le pide por favor que le enseñe el pueblo donde nació, donde aprovecha para contar que, cuando era niño, una vez entró el zorro a su gallinero, mató a los animales, pero luego su familia se comió las gallinas muertas y el propio zorro, que estofado está buenísimo. Le debió marcar hondo, porque sigue siendo un tipo capaz de zamparse todo: es de izquierda pero de derecha, de derecha pero de izquierda. Monárquico, pero republicano y viceversa. Reputado economista, pero que sabe más por viejo que por diablo. Y que vio venir todos los síntomas que nos llevaron a la crisis, excepto el AVE, que lo quería para él. En la misma línea calificaremos su libro: una propaganda muy sincera.
NADIE ES MAS QUE NADIE
MIGUEL ANGEL REVILLA ,
ESPASA LIBROS
Nº de páginas: 256 págs
19.90 euros
Ahora, solo falta que señale -y critique con la misma fuerza que emplea en la "censura" a Revilla- a los responsables de la inducción de esa ignorancia y adocenamiento que provoca el aplauso unánime y los hurras del "respetable". Una pregunta: ¿Cree usted, acaso, que "El Bunker" ha dejado de existir?
Como creo que nunca lea el libro en cuestión (seguramente mis neuronas me lo agradecerán), haré una apreciación sobre la portada: Solo como de ridícula y/o esperpéntica se puede definir la yuxtaposición del título con la imagen seleccionada. Sobredosis de campechanía. A partir de ahí ya se puede uno hacer una idea del calado de lo que espera en el interior.
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