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VALENCIA. La Confederación de Organizaciones Empresariales (CEV) y el Ayuntamiento de Valencia entierran el hacha de guerra. El acuerdo alcanzado entre ambas instituciones para replantear la ampliación del Palacio de Congresos de Valencia, defendida hasta ahora a capa y espada desde el consistorio, brinda una solución honrosa para todos los intervinientes y aplaza el siguiente movimiento de piezas hasta el próximo consejo de administración del complejo, previsto para noviembre.

Ni el Ayuntamiento impone su criterio, ni la patronal da su brazo a torcer en un asunto ante el que ha manifestado su oposición de forma institucional, al rechazarlo por unanimidad en su comité ejecutivo. En todo caso, el presidente de CEV, Salvador Navarro, puede presentar ante los empresarios que, si se llega a construir el nuevo edificio gemelo al actual Palacio de Congresos será según sus condiciones, que cuestionan su viabilidad, según distintas fuentes.

Después dos horas de encuentro, se han fijado tres requisitos básicos que han sido aceptados por el vicealcalde y concejal de Turismo, Alfonso Grau, y por el director general del Palacio de Congresos y de la Fundación Turismo Valencia, José Salinas, presentes en la reunión en representación del Ayuntamiento.

ACUERDO CON CONDICIONES

El primero es que la ampliación quedará condicionada a su financiación desde el ámbito privado, sin participación de recursos públicos y descartando cualquier aportación municipal a su financiación. De este modo, se impide que el Ayuntamiento pueda figurar como avalista en los créditos que se requieren para la obra (19,2 millones de euros, ya que los otros 4,8 millones deberán ser puestos por la empresa constructora).

El segundo es la revisión del estudio de viabilidad, elaborado por la consultora Deloitte, y presentado al consejo de administración del Palacio de Congresos en julio de 2011. La razón alegada es la necesidad de actualizar las previsiones en función de la evolución que ha experimentado la situación economía en general y la del complejo en particular, que ha sufrido una merma en la demanda, reflejada en las pérdidas de 35.149 euros en los resultados presupuestarios del ejercicio 2011.

Por último, la CEV, representada en la reunión por su presidente, Salvador Navarro, los vicepresidentes Juan Eloy Durá, Antonio Baixauli y Vicente Lafuente, así como por el secretario general de la organización, Ricardo Miralles, ha obtenido el compromiso de intensificar la coordinación de todos los agentes del turismo de Valencia y su área de influencia, y entre ellos los vinculados al turismo de congresos.

HERIDAS ABIERTAS EN EL EMPRESARIADO

Lo que está por resolver es la brecha abierta entre la CEV y la Cámara de Comercio por la actitud mantenida por el presidente de la institución cameral, José Vicente Morata, que no sólo evitó tomar partido en favor de la patronal, sino que invitó a José Salinas a defender el proyecto ante el pleno de la organización.

Más que el hecho de dar voz a Salinas, el malestar se ha producido por hacerlo sin previo aviso. Hasta ahora, la sintonía entre las directivas de la CEV y la Cámara había sido total, reflejándose en la incorporación de sus dirigentes en los respectivos comités ejecutivos y la fusión de diversas comisiones para evitar duplicidades.

En todo caso, no se prevé que la sangre llegue al río y los abundantes puntos en común entre los responsables de ambas instituciones restañen la división que se ha producido por efecto de la ampliación del Palacio de Congresos.

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