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Fundación del VCF: Los límites del sentimiento

MANUEL ILLUECA. 11/09/2012

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Manuel Illueca

Profesor en la Universitat Jaume I de Castellón e investigador del IVIE
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¿Hasta cuándo va a mantenerse la ficción de que la Fundación es independiente del VCF? No lo es. Todo el mundo lo sabe. No hay dos pasivos diferenciados, sino un único pasivo que habita en el haber del VCF. Mestalla no puede desentenderse de su deuda: es su responsabilidad  

VALENCIA. En las últimas semanas, la Fundación del Valencia CF ha alcanzado una situación límite. La entidad no ha podido hacer frente al pago de los intereses del préstamo que solicitó en su día para alzarse con el control del Valencia CF, SAD. Si nadie lo remedia, y parece difícil que así sea, a finales de noviembre Bankia se verá obligada a reclamar el pago al avalista de la operación, el Instituto Valenciano de Finanzas.


Todo este episodio desprende un inconfundible aroma a déjà vu. Primero, porque hace aproximadamente un año, el acreedor y el avalista ya accedieron a capitalizar los intereses del ejercicio anterior. Y segundo, porque la situación era absolutamente previsible desde el mismo día en que se firmó el préstamo. Con sus propios recursos financieros, la Fundación del Valencia CF, entidad por otra parte modélica en el cumplimiento de su verdadero objeto social, tendría dificultades no ya para atender al pago de los intereses del préstamo, en torno a 5.5 millones de euros, sino incluso para hacer frente al pago de los intereses de los intereses.

Día del acuerdo entre Bancaja y la Fundación VLCAlguien debería explicarnos por qué se aprobó una operación de esta naturaleza, sabiendo que el VCF, SAD no entregaría dividendos a su máximo accionista, para que éste pudiera hacer frente al menos al pago de los intereses. Llegados a este punto, y con aburrida puntualidad suiza, reaparecen las opciones imposibles para darle una salida airosa a esta situación. Algunos sugieren el aplazamiento de los intereses; otros, la venta de acciones a los pequeños accionistas; y los más osados, plantean que el VCF,SAD –y no la Fundación- atienda el pago de los intereses con sus propios ingresos.

De entrada, la capitalización o aplazamiento de los intereses no constituye solución alguna, porque el de la Fundación no es un es problema de liquidez sino de solvencia. En su balance aparece una deuda de 86 millones de euros, que ha sido invertida en un activo improductivo –las acciones del club-, que a día de hoy, tiene un valor muy inferior al precio de adquisición. Aplazar el pago en estas condiciones, no haría sino retrasar la búsqueda de una solución definitiva al problema de fondo. Por otra parte, no parece probable que Bankia, intervenida y tratando de demostrar su viabilidad económica a los inversores internacionales, aceptara la capitalización de los intereses sin exigir un nuevo aval a la Generalitat. Por si acaso, el Govern ha manifestado ya su negativa a destinar fondos públicos a esta cuestión.

La venta de acciones tampoco constituye una solución realista. Hay demasiada incertidumbre con respecto a nuestra economía, nuestra liga y el propio Valencia CF, como para que un millonario extranjero decida hacerse cargo del club, con todas las obligaciones que ello impondría. Por otra parte, en la actual situación de crisis, es impensable que el valencianismo de base pudiera hacerse cargo de esta situación, comprando parte de las acciones de la Fundación. Es más, si finalmente se decidiera poner acciones a la venta en el mercado minorista, ¿qué entidad financiera se encargaría de su comercialización? Con los recientes escándalos financieros a cuestas, será difícil que las entidades accedan a vender acciones del VCF en sus oficinas, sabiendo que la CNMV rechazó la OPV planteada por la propia Fundación hace un par de años.

Por último, queda la posibilidad de que el propio VCF, SAD pague los intereses del préstamo obtenido por su propietario. Para los no iniciados, ésta es sin duda la opción más lógica. En lugar de hacer fichajes millonarios, se podría argumentar, haría bien el VCF en pagar los intereses del préstamo. El problema reside en que, de hacerlo, quedaría constancia de que Fundación y Valencia CF son en realidad la misma cosa, y por tanto, las acciones que aparentemente obran en poder de la primera, constarían a todos los efectos en la autocartera de la segunda. Para el VCF, esta circunstancia llevaría aparejada la obligación de amortizar las acciones contra su propio capital social, dando lugar a una nueva estructura de propiedad. La deuda de la Fundación regresaría al balance del VCF, los pequeños accionistas pasarían a controlar el club, y se abriría un amargo debate acerca de la responsabilidad de los actuales consejeros en toda esta situación.

En resumen, parece evidente que se ha llegado a un callejón sin salida que obliga al valencianismo futbolístico a hacer un ejercicio de realismo. En primer lugar, es hora de reconocer que, más allá de bizantinas discusiones jurídicas, la Fundación y el VCF son dos caras de la misma moneda. Algunos miembros del consejo de administración del Valencia CF son al mismo tiempo patronos de la Fundación. Hace unos días trascendió que, al objeto de abordar el problema suscitado por el impago de los intereses del préstamo, el Vicepresidente Císcar había convocado a una reunión al presidente de la Fundación -por supuesto-, pero también ¡al propio presidente del VCF! ¿Hasta cuándo va a mantenerse la ficción de que la Fundación es independiente del VCF? No lo es. Todo el mundo lo sabe. No hay dos pasivos diferenciados, sino un único pasivo que habita en el haber del VCF. Mestalla no puede desentenderse de su deuda: es su responsabilidad.

En segundo lugar, es importante reconocer que la situación actual es el resultado de una decisión política, que consiguió traer la paz social al Valencia CF, en un momento crítico de su historia. Como en tantos otros ámbitos, también en éste se subestimó la profundidad de la crisis. Se pensó que, tras unos años de dificultades, la recuperación de la actividad económica brindaría alguna solución a la insuficiencia de recursos dela Fundación. Ahora que resulta evidente que la situación no revertirá a corto plazo, urge una nueva solución, que también tendrá que ser política, en el sentido más amplio del término. Se trata de lidiar con los intereses de todos los actores, bajo la premisa de que, en esta tesitura, TODOS tendrán que asumir pérdidas para alcanzar una solución a largo plazo. Ha llegado la hora de la verdad, el momento de comprobar el grado de implicación de los protagonistas con el futuro de su propio club, el momento de conocer cuáles son los verdaderos límites del sentimiento.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Manuel Illueca

Profesor en la Universitat Jaume I de Castellón e investigador del IVIE
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2 comentarios

joselin escriche escribió
14/09/2012 10:27

Vamos a ver, las cosas que se firman, se firman. Si la fundación no paga y hay un avalista, pues que el banco ejecute al avalista (IVF), y si el avalista no paga, que ejecute a su propietario (la Generalitat Valenciana) y si este tampoco paga, que se quede con las acciones de la Fundación, del IVF y de la Generalitat. No es de recibo que no puedan pagar los interese y se gasten 18 millones en fichajes

13/09/2012 09:33

Buenos días: no comprendo como nadie ha enviado su opinión sobre su artículo porque de alguna forma vuelve al "fondo de la cuestión" pero, uno se pregunta lo mismo que me preguntaba en anteriores comentarios: ¿Donde está los controladores de Fundaciones ,de los dineros públicos que se han puesto.- De las recalificaciones urbanisticas que se han pactado ¿o no?. Donde está la institución de la cual depende las cuentas de una Fundación que por si no lo saben hay que presentarla todos los años.- Y si además tienen actividad mercantil(IVA- Empleado etc)¿ Donde está la Agencia Tributaria pidiendo datos como lo hace con miles de ciudadanos. La pregunta en definitiva es ¿DONDE ESTÁN AQUELLOS QUE DEBEN SUPERVISAR TODO LO ARRIBA EXPUESTO? Un saludo lamento no haber leído antes su artículo Atte Alejandro PIllado Valencia 2012

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