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La prueba del algodón de Ripoll

LA ORTIGA / PEDRO MUELAS. 26/07/2010

VALENCIA. El presidente de la Diputación de Alicante y también presidente provincial del PP, José Joaquín Ripoll, está cambiando de modales con el PP de Valencia. No vamos a decir que en la capital del campsismo se han descorchado botellas de cava pero sí que ha caído algún que otro ron Brugal -no sé si  se me entiende- con cocacola fresquito por las pesquisas judiciales y policiales en torno al servicio de basuras de la Zona VII de la Vega Baja, también llamada Zona Fenoll, y sobre todo por observar cómo el gallito "alicantón" baja la cresta.

Y es que el presidente provincial es ahora el personaje. Más que Fabra y los 15 años que le pide el fiscal.
Ripoll no quiso aplaudir en la primera de las juntas directivas que abordaron el asunto -por decirlo así- judicial de Camps y su vestuario. En la segunda junta, la más reciente, cuando el Tribunal Supremo ordenó al TSJ del amigo De la Rúa que reabriera el caso de los trajes, aquella en la que Francisco Camps se mostró más fuerte que nunca y hasta desafiante, a aquella, ya, ni quiso venir a la sede del PP. Después dejó caer algunas perlas en el camino acotando el problema al recordar que el partido tiene un código ético al que "todos tienen que ceñirse" desde el presidente a él mismo. La cosa se puso tan peliaguda que hasta bálsamo Blasco tuvo que salir al paso para defender la libertad de expresión, claro, pero para advertirle que por ese camino se unía la campaña orquestada de las fuerzas del mal.

Toda aquella soberbia y chulería sucedía a finales de mayo. Estaba por venir el "ronsito", su detención "técnica", registro de casa, registro de la Diputación de Alicante, etc... para que tanta altanería se tornara en discreta zalamería con Valencia.

Llamó recientemente la atención que el presidente-señor de Alicante acudiera exclusivamente de palmero -entiéndase: sin discurso, sin declaraciones a la prensa, casi sin foto- a un acto de Rafael Blasco de entrega de diplomas y se están observando acercamientos y contactos que por extraños son noticia. Hasta en la Noche de la Economía Alicantina, en la que Camps encontró, con una hora de retraso, un buen ambiente casi por primera vez, Ripoll estuvo algo así como correcto.

De todos modos, la prueba del algodón del nuevo Ripoll, será este lunes en el Meliá de Alicante cuando se celebre el acto interno de balance de gestión del grupo parlamentario popularista. Se trata de un encuentro sin mucho relieve ni trascendencia, pero relevante para estas nuevas relaciones que comenzaron el seis de julio pasado de buena mañana cuando el cerco policial a la diputación alicantina.

Desde Valencia se contempla este giro no sólo como una necesidad de conseguir el respaldo de la dirección regional, sino como un signo de debilidad debido a que cuenta en la provincia con un poquito más de la mitad del partido, pero con la otra, no. Y eso significa que Ripoll no controla unos 40 ó 50 alcaldes de la provincia. Eso es mucho en una situación tan grave como por la que atraviesa y de la que sólo conocemos el principio. Y más en estos momentos de pre-paración de listas, de candidatos. Entre una cosa y la otra, pues, hemos pasado del soberbio barón territorial al "bon amic". Lo veremos hoy, si Dios quiere.

CAMPS Y BLASCO
Ya anoté hace tiempo la imparable ascensión de Blasco. Se la curra, esa es la verdad. El jueves pasado dio una conferencia dentro del curso de verano sobre campañas electorales organizado por Vicenta Tasa en la sede del CEU y consiguió un buen público: allí estaba un número notable de inmigrantes de elite relacionados con su conselleria, procedentes de diversos países y con inquietudes políticas, seguramente de cara a las próximas elecciones. No hay nada casual. La formación de cuadros es importante para la agitación y organización política.

Por la tarde, el IVAM que dirige con mano firme y con escaso presupuesto su mujer, Consuelo Císcar, abría una exposición única con la representación de todas las donaciones que ha recibido el museo desde hace veinte años. Una exposición muy potente. Nuevamente estaban allí aquellos inmigrantes de la mañana y hasta la directora del curso. A ellos se les añadía otro grupo de personas, entre ellas algunos miembros del grupo popular del que es portavoz. Gentes como Fernando Giner, Asunción Quinzá, Vicente Betoret, Alicia de Miguel... convocados, con toda seguridad, por el conseller.

Aunque era a las siete de la tarde y Camps tenía que llegar a las nueve a la Noche de la Economía Alicantina, Blasco consiguió, siendo todo lo persuasivo que sabe, convencer al presidente y los suyos para que acudiera a lo que se mostraba y se vendía, incluso a Camps, como el primer acto público en el que tomaba contacto con la gente ajena a la política y abandonaba la burbuja de los últimos tiempos, eso sí, sin discurso, ni preguntas.

Camps llegó con retraso por una llamada telefónica imprevista a las puertas del museo, pero allí estuvo y hasta se relajó. El pato lo pagaron los alicantinos a cuya cena arribó con una hora de retraso. No pudo tener ninguna reunión previa como estaba pensado, pero disfrutó, como queda dicho más arriba, de la primera noche alicantina en la que no fue recibido, curiosamente, a cara de perro.

REGULAR, MAL, MUY MAL
No me resisto a comentar el demoledor resultado de la encuesta del CIS en la CV contra Zapatero y que no ha tenido la menor repercusión entre los medios de comunicación valencianos y del que sí que han tomado muy buena nota en los cuarteles generales del PP y del PSPV.

Igual en La Moncloa ni se han enterado -ocupados como andan con el resto de España, como siempre- pero resulta que el 91% de los paisanos, al menos de los 748 encuestados, que no está mal, piensa que el Gobierno lo está haciendo regular, mal o muy mal en la CV. Sólo un 7,2% califica de buena la gestión de Zapatero. Es que un 43,6% considera que lo está haciendo sólo "regular". Eso ocurre, sorprendentemente, después de conseguir el gobierno socialista cada mes el record no homologado pero cierto de meter en la CV uno de cada tres euros que invierte el Estado. En Presidencia tienen encuestas que les sale lo mismo. Y encuestas hechas antes de que José Blanco anunciara el recorte de las inversiones de las obras públicas en nuestro territorio.

¿QUIEN PAGA A LOS FUNCIONARIOS?
La precaria, ruinosa y lo que se quiera, de ahí para abajo, economía de la Generalitat Valenciana está generando todo tipo de leyendas en torno a las peripecias que tiene que correr para pagar -no digo ya a sus proveedores, que lo hace con un holgado plazo de año y medio o dos o más, según qué área- a sus funcionarios.

Así hasta ahora habíamos escuchado que era la financiera de El Corte Inglés la que se ocupaba de cubrirle las vergüenzas en las nóminas al conseller de Economía Gerardo Camps, pero lo último, inopinadamente como todas las leyendas, es que es la mismísima Mercadona -digo yo que por la buena imagen que tiene de empresa sólida- la que le va a pagar a los funcionarios de la Generalitat Valenciana el sueldo de este mes. Por supuesto la cadena ha desmentido, entre chanzas, la historia.

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