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El lobby AVE arrebata a la patronal autonómica Cierval el liderazgo empresarial en Valencia

A. MOHORTE. 18/01/2012 Mientras la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) designa un vicepresidente de Bankia y asume la representación civil de los intereses valencianos, la patronal autonómica Cierval permanece en silencio
Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) | EVA MÁÑEZ

VALENCIA. Cuando se abre un hueco, alguien lo ocupa. La capacidad de influencia que ha demostrado la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) al proponer y situar a Francisco Pons (expresidente de AVE) en la vicepresidencia de Bankia y asumir la defensa pública de los intereses económicos valencianos ante la Administración, contrasta con el discreto papel y bajo perfil que está mostrando la patronal autonómica Cierval en los últimos y complejos meses. Pero esta situación no ha sido fruto de un reparto de papeles.

"Hay quien no sabe hasta dónde se puede llegar sin sacar los pies del tiesto", apuntan fuentes del entorno patronal, críticas con la "hiperactividad" pública del presidente de AVE, Vicente Boluda. "AVE es un club y no es lo mismo reunirse y dar después una rueda de prensa o presentar un informe ,que tener que estar metido en la negociación colectiva", aseguran.

La estructura de una y otra organización se presenta como causa de la diferente capacidad de reacción. Mientras Cierval está formada por centenares de asociaciones y organizaciones que han de responder ante sus miembros, AVE está conformada por 90 empresarios procedentes de las principales empresas de la Comunitat Valenciana.

Vicente Boluda en un almuerzo de AVEAdemás, la dirección de Cierval está formada por presidentes y representantes de sectores, mientras que en AVE tienen voz los dueños de enseñas como Mercadona, Kerabent, Chocolates Valor, Libertas 7... el 27% del PIB de la Comunitat Valenciana, según defiende la propia asociación.

CUESTIÓN DE CARÁCTER

Tampoco es baladí la personalidad del naviero Vicente Boluda, presidente de AVE. Mientras que su antecesor, Francisco Pons, desarrollaba un liderazgo más discreto y conciliador, Boluda demuestra su firmeza de carácter y una manera de entender la presidencia de forma más personalista.

Aunque sus ocupaciones profesionales le restan parte de su tiempo, siempre ha demostrado su disponibilidad para asumir retos distintos a los que presenta su compañía, como cuando fue presidente del Real Madrid. Por otra parte, ha manifestado amenudo su convicción de la necesidad de actuar ante el cariz que ha tomado la crisis económica y política valenciana.

En todo caso, no pocos empresarios consideran que AVE ha aprovechado la oportunidad para ganar influencia pública, cubriendo el hueco dejado por Cierval desde un punto de vista de liderazgo empresarial y capacidad de presión e influencia ente la Administración.

BATALLAS PATRONALES

Por su parte, el presidente del Cierval, José Vicente González, ha hecho gala de firmeza de carácter desde su designación como presidente de la patronal metalúrgica Femeval hace más de una década, pero son muchos los frentes que ha tenido abierto desde su ascenso a Cierval en julio de 2011.

Javier López MoraEn su caso, compatibiliza su responsabilidad en la organización con sus ocupaciones como presidente y director general de GH Electrotermia y GH Group. A diferencia de su antecesor, Rafael Ferrando), González lleva la gestión ejecutiva de su empresa y son habituales sus viajes de negocios, especialmente a India, por el desarrollo de la actividad internacional de la empresa.

Esta situación le ha obligado a delegar en su secretario general, Javier López Mora (inmerso en sus propios problemas en Coepa) muchos asuntos del día a día. Además, como presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), ha tenido un último año marcado por las tensiones y la lucha por la sucesión, además de por los efectos de la crisis económica.

Mientras recortaba gastos y ejecutaba una reestructuración que ha significado el despido del 16% de la plantilla de la CEV, la federación de la construcción Fevec presentaba batalla y obligaba a la Asamblea de la organización provincial a elegir entre un candidato oficial (Salvador Navarro) y un aspirante de la construcción (Juan Manuel Real), algo que no ocurría desde hacía décadas.

Al tiempo, Juan Eloy Durá, presidente de Fevec, arremetía contra González y criticaba ante los medios de comunicación su apuesta por la neutralidad en el proceso. Durá, antiguo aliado de González, no ahorró criticas al liderazgo del presidente de Cierval y movilizó a su sector, convencido de estar siendo despreciado y humillado por las federaciones de la industrial.

José Vicente González y su predecesor en Cierval, Rafael FerrandoCIERVAL, LIDERAZGO EN RECONSTRUCCIÓN

Por otra parte, conocedores del entramado de poder empresarial también destacan cómo González no puede ejercer igual su poder que cuando era presidente de CEV. Las presidencias provinciales son más personalistas y autónomas, pero la interprovincial se exige consensuar posiciones y evitar enfrentamientos. "Hace falta más mano izquierda y discreción", aseguran.

De hecho, su poder en CEV desde que sustituyó a Rafael Ferrando fue hegemónico, permitiéndole una gestión del poder muy presidencialista. Por contra, como presidente de Cierval ni Castellón ni Alicante (sometida a otros problemas) están subordinadas a él (como tampoco Valencia). Tiene que ganarse un liderazgo en el que aún tiene que invertir mucho esfuerzo, según fuentes patronales.

Esto explica que las últimas apariciones públicas de José Vicente González hayan sido de un perfil más bajo de las que efectuaba antes de ser presidente autonómico, según fuentres próximas al presidente. En casos como el desplome del tejido financiero valenciano, ha tenido que repetir los contenidos de los comunicados oficiales acordados por los órganos de gobierno de la patronal sin excederse en las valoraciones.

Por otra parte, el riesgo a ser "malinterpretado" en sus valoraciones sobre asuntos relativos a la gestión política ha sido la causa declarada por el propio González para dar un paso atrás y evitar la arena pública desde octubre pasado. De entonces a ahora, los días de gracia al nuevo ejecutivo se han unido a la negociación colectiva entre patronales y sindicatos en Madrid, un escenario en el que tradicionalmente las organizaciones territoriales no suelen entrometerse para no perjudicar el desarrollo de las negociaciones.

SEGUNDOS, FUERA

En todo caso, el segundo de abordo que debía haber asumido los asuntos que González no tuv¡era más remedio que delegar, tampoco ha tenido unos últimos meses marcados por la tranquilidad. Además, su forma de trabajar también contrasta con la de su antecesor.

Rafael MonteroFuentes de la organización destacan cómo el anterior secretario general, Rafael Montero, llevaba una gestión más "presencial". Aunque también ejercía la secretaría general de la patronal castellonense, Montero tenía en su despacho de Cierval en Valencia su lugar de trabajo. Distintos trabajadores de la casa recuerdan su puntualidad y su estricta gestión del tiempo. "Venía todos los días a primera hora y despachaba hasta la hora de comer".

Por contra, el actual secretario general, Javier López Mora, ha optado por acudir a Valencia determinados días de la semana y tiene que compatibilizar la misma función de secretario en la patronal alicantina Coepa. Al margen que la alicantina genera un mayor volumen de trabajo que la castellonense, la época no está siendo la más propicia para soltarla de la mano.

FRENTE ABIERTO EN ALICANTE

Coepa ha vivido en los últimos meses inmersa en una crisis económica como todas, pero también una crisis institucional como pocas. A finales de noviembre, López Mora estaba inmerso en la elaboración de un Plan de Ajuste provocado por los impagos de la Generalitat y de sus socios, que terminó a mediados de diciembre con un recorte de plantilla del 15% (19 trabajadores) y la puerta abierta a nuevos despidos en 2012. Sin embargo, ese no iba a ser el único escenario adverso posible.

La cúpua de Coepa previa a la dimisión de Rafael Martínez BernaLa noche del 24 de noviembre, el presidente de la organización, Rafael Martínez Berna, presenta su dimisión, después de que su empresa (Hormigones Martínez, CHM) fuera multada por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) con cinco millones de euros por repartirse y fijar los precios de las licitaciones de obras de rehabilitación de carreteras.

Cuando el asunto parecía resuelto con el nombramiento de Enrique Martín Álvarez como nuevo presidente, la organización volvió a rodearse en la polémica al conocerse que había sido el cabeza de lista de Falange Española al Senado en las elecciones de 2000. De este modo, ya son tres los presidentes de Coepa que ha adquirido significación pública al margen de su cargo. No en vano, Modesto Crespo, último presidente de la intervenida CAM, fue el antecesor de Martínez Berna al frente de la organización.

Aunque distintas fuentes coinciden en la valía profesional del secretario general, Javier López Mora, aseguran que "no le podía pasar más" en los pocos meses que lleva también trabajado para su responsabilidad en la patronal autonómica.

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