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Paco Pons: 'l'home bo'

JOAQUIM CLEMENTE. 01/12/2011 Francisco Pons tiene una larga trayectoria empresarial vinculada al cooperativismo en la que afrontó las relaciones entre Consum y Eroski y fundó Caixa Popular

Francisco Pons | Miguel Ángel MontesinosVALENCIA. Francisco Pons, Paco para todos, es un católico de base. No es un detalle menor, aunque a primera vista se pueda coincidir en que las creencias de cada uno corresponden al ámbito privado. En el caso de Pons es clave para entender su trayectoria empresarial. Vinculado a un movimiento surgido en los albores de la recuperación democrática en España, Pons formó parte de un grupo de valencianos que desarrollaron una intensa actividad social, política y también económica.

Aquel movimiento estuvo en el origen del desarrollo de las Comisions Obreres del País Valencià, la puesta en marcha de formaciones valencianistas de arraigo democratacristiano en las que hay que buscar el germen del actual Bloc Nacionalista o el impulso de proyectos cooperativos a imagen y semejanza de los que se estaban desarrollando en aquel momento en el País Vasco.

Es en este último contexto en el que hay que buscar a Francisco Pons, que participó tanto en los proyectos de las primeras viviendas cooperativas construidas en el entorno de la ciudad de Valencia, de Consum, la cadena de supermercados surgida como una agrupación de consumidores, y Caixa Popular, una cooperativa de crédito.

De todas esas empresas con cierta vocación social, Pons fue fundador y ocupó cargos de alta responsabilidad. Fue director general y presidente de Consum así como de Caixa Popular, actividades que desarrolló en paralelo del negocio familiar de frutos secos que fundó su padre, Importaco.

CONSUM Y EROSKI

De carácter extremadamente amable, Pons da una imagen conciliadora. Eso no significa que no haya tenido que bregar en asuntos incómodos o haya que tenido que tomar decisiones importantes. Fue el responsable de la alianza de Consum con Eroski, que años más tarde se acabó rompiendo.

Pons ocupó la vicepresidencia del grupo Eroski durante años. Ya desde fuera asistió a los intentos de sus socios vascos de fusionar lo que hasta entonces era una sociedad peculiar compartida por las dos cooperativas, lo que hubiera reducido el peso económico y la influencia de los valencianos. La decisión de abandonar el proyecto común acabó siendo un éxito para Consum, como han demostrado los resultados posteriores.

Tras sus años al frente de los proyectos cooperativos, Pons decidió volcarse en su empresa familiar. Importacco creció al calor de Mercadona, cadena de la que es uno de los primeros proveedores que optó por dedicarse casi en exclusiva a trabajar para los supermercados de Juan Roig.

LA PRESIDENCIA DE AVE

Precisamente la estrecha relación de Pons con Roig, convertido en un poder fáctico en el empresariado valenciano aunque con vocación de permanecer fuera de la primera línea de fuego, fue la que llevó al cooperativista a ponerse al frente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).

El poderoso lobby empresarial valenciano venía de una larguísima época fundacional en la que su vinculación con la Generalitat se hizo en exceso evidente. La presidencia de Federico Félix, uno de los artífices del conocido como pacto del pollo que llevó a Eduardo Zaplana a la calle Cavallers, requería un relevo que aportase un nuevo aire.

Los ocho años que Pons estuvo al frente de la asociación que agrupa a los empresarios más inluyentes de la Comunitat Valenciana sirvieron para otorgarle una nueva estructura y convertirse en un referente patronal incluso frente a la organización vinculada a la CEOE, Cierval.

Desde su puesto optó por un perfil alejado de "la escandalera". Se abrió al diálogo y negoció en despachos más que públicamente. Su pasado como empresario socialmente responsable le permitió presentar una faceta de AVE distinta a la de la etapa anterior, hasta el punto de que incluso entre amplios sectores de la oposición política se respetó la posición del lobby, aunque no coincidiera en sus postulados.

En esa época Pons se forjó esa imagen de ‘home bo', una expresión valenciana que, en el mundo de un deporte tan autóctono como la pilota, sirve para identificar al árbitro de las partidas. Es el mediador, el que pone paz e impone la norma cuando los jugadores discuten una jugada conflictiva. "Un empresario honrado", dijo de él este miércoles su sucesor en al frente de AVE, el naviero Vicente Boluda. Una cualidad que, dados los tiempos que corren y con el mundo financiero plagado de directivos puestos en la picota por su gestión o por sus honorarios exagerados, se antoja como un valor a tener en cuenta.

Otra cosa distinta es que su afán conciliador encaje en un terreno de juego tan complicado y sin concesiones como el actual. De fajadores más duros han caído. Que se lo digan a José Luis Olivas.

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