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Eugenio Calabuig se blinda en Aguas de Valencia ante la puesta en venta del paquete de BVA

JOAQUIM CLEMENTE. 18/11/2011 El control del presidente de Aguas de Valencia sobre el 51% de Inversiones Financieras Agval limita el poder del futuro comprador de las acciones del Banco de Valencia

VALENCIA. "La compra de Aguas de Valencia no será una operación tan ‘sencilla' como Ribera Salud pese a la situación del Banco de Valencia". La afirmación llega de una fuente conocedora de las entrañas de la histórica concesionaria valenciana y de su turbulenta trayectoria societaria.

La delicada situación del Banco de Valencia ha puesto en el punto de mira una de sus participaciones más apetecibles. La entidad tiene en su poder, de forma indirecta, el 30% del capital de AVSA.

El problema es que ese paquete está integrado en el seno de Inversiones Financieras Agval, la compañía que crearon todos los accionistas valencianos de la concesionaria tras el polémico episodio de ‘valencianización' de la compañía que enfrentó a la entonces mayoritaria Saur con el entonces equipo directivo que encabezaba Aurelio Hernández, apoyado por la Generalitat Valenciana y el Banco de Valencia, capitaneado por Domingo Parra. Y todos ellos bajo el manto protector de Eduardo Zaplana, siempre presente en aquel tumulto.

Eugenio CalabuigDe aquella batalla -que se inició tras la decisión del Ayuntamiento de Valencia de renovar la concesión de aguas potables con una sociedad mixta (Emivasa)- surgió un accionariado en el que participaron Facsa (la empresa en la que Eugenio Calabuig concentró su negocio tras dejar el grupo familiar Viuda de Gimeno), Lubasa, o Vicente Boluda. La salida de estos dos últimos supuso un redibujo del capital, que pasó a controlar en un 51% Facsa, con Eugenio Calabuig como nuevo presidente de Aguas de Valencia. El resto está en manos del Banco de Valencia.

Tras la opa de exclusión que realizó al compañía para protegerse de su nuevo socio francés, el grupo Suez (compró el 30,03% de Saur), Inversiones Finacieras Agval controla el 60,68% del capital de AVSA. Esto supone que Agval tiene el timón de la empresa y que, para que se produzca un cambio en esa situación, hay que tomar el control de la misma.

EL ESTRATÉGIO 0,01% DE GALBIS INVERSIONES

Una situación que no se consigue comprando la participación del Banco de Valencia. Calabuig controla justo el 50% de Agval a través de Facsa, mientras que el banco tiene el 49,99%. El restante, pero estratégico 0,01%, está en manos de una sociedad llamada Galbis Inversiones, cuyo accionista único es Facsa, con lo que el empresario castellonense tiene una 'mayoría absoluta' en la empresa que le permite blandir una posición de fuerza ante posibles compradores.

Un posible escenario como el que se plantea en determinados círculos y que pasaría por que Suez comprase la parte del Banco de Valencia, podría dar un resultado tan paradójico como que los franceses tuviesen el 60% del capital pero que los derechos políticos estuviesen controlados por Facsa al aplicar su mayoría en Inversiones Financieras Agval.

Este es el principal puntal sobre el que se apoya la estrategia de Calabuig ante el proceso de desinversión iniciado por el Banco de Valencia. "La urgencia no es suya en estos momentos ya que mantiene el control y no tiene intención de vender", explican las fuentes consultadas.

DERECHO DE TANTEO ENTRE SOCIOS

Calabuig en la junta de accionistas de 2008El acuerdo parasocial que en el seno de Agval obliga que si uno de los socios quiere vender debe ofrecer un tanteo al otro. A misma oferta, la prioridad de compra es para él. Esto facilita, en principio, la posibilidad de que Calabuig opte a quedarse con la parte del banco. Para ello debería contar con financiación para quedarse con un capital que, en la opa de exclusión, rondaría los 95 millones de euros, aunque ahora podría ser mayor la valoración por el aumento del negocio por nuevas adjudicaciones.

En todo caso, precisamente la financiación puede ser también el punto débil de Calabuig, ya que tanto la opa de exclusión como su entrada previa en AVSA fue financiada a crédito y en su mayor parte por el Banco de Valencia. La capacidad de presión sobre el presidente será un elemento clave en el caso de que el banco tenga un comprador que ponga como condición poder ejercer el control sobre la empresa.

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