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"¿Qué problema hay con la deuda de España?"

Londres Plaza / VÍCTOR JIMÉNEZ. 24/05/2010 El Estado español vuelve a pagar el crédito internacional a los precios de usura de 2009. No es ningún secreto que a los inversores extranjeros les espanta la zozobra del euro, pero una trama de financiación exterior obtusa y la falta de limpieza general en el sector de cajas de ahorros, están hundiendo la solvencia española

LONDRES. Con el estómago en un puño: después de que el Tesoro tuiviera que retirar 1.560 millones de euros en bonos a un año y a 18 meses, porque el martes sólo encontró compradores para 6.440 millones, la oferta del jueves 20 de mayo fue un asunto de coraje y brío; 4.000 millones en bonos a 10 años. Luego resultó que se vendieron todos.

De hecho, ese mismo día, coincidió con una emisión de bonos del Reino Unido: el índice de demanda del papel español fue tres décimas más alto que por el británico.

"Es chocante observar que las tendencias de la deuda soberana en la zona euro es mucho más favorable que la norteamericana", dice Paul De Greuwe, asesor económico del presidente de la Comisión Europea, el portugués Manuel Barroso. "El problema", añade, "es que la media de la deuda respecto al producto interior bruto [PIB] de los países de la unión monetaria oculta grandes diferencias entre sus economías, y la Unión Europea no dispone de ningún mecanismo para resolverlas".

Curioso, aún así, el efecto que producen algunas cifras cuando las emparejas. Otro ejemplo, el de la balanza comercial: España sufre un descubierto de 62.500 millones de euros en números rojos -como la de Portugal (-14.100 millones) o la de Grecia (-34.500)-, mientras que la de Alemania disfruta de un superávit de 153.000 millones.

Justin Jenk, socio de European Resolution Capital Partners en Londres opina que "Alemania debe involucrarse a fondo para sostener al euro, pero los costes son enormes, así que es natural que se pregunten: '¿y qué vamos a sacar de este esfuerzo?'" Puede que el sector exportador alemán se haya estado beneficiando ya de la facilidad con que los países del sur europeo extraían financiación de los mercados del capital, y de la hinchazón en el consumo y en el gasto resultante.

Y puede que la reducción en un 20% de la deuda pública, de que la economía española fue capaz con antelación al crac, justifique el aplomo de la opinión pública -el 65% de los ciudadanos confían en que España hará frente a sus pagos; en Francia, sólo el 47% creen lo mismo de su propia hacienda, según datos de la encuesta Harris publicada esta semana. Eso a los inversores, sin embargo, les trae sin cuidado.

UN SECTOR FINANCIERO 'DESENCAJADO'

El éxito de la última emisión española se debe a una razón contante y sonante: España está pagando intereses un 0,19% más altos que en marzo, o si lo prefieren, recibimos crédito al precio más caro -en ofertas a 10 años- desde abril de 2009.

"Los inversores", explica a Valenciaplaza.com un banquero de la City, "comienzan a discriminar, no entre el norte y el sur de Europa, sino también entre los países PIGS [Portugal, Irlanda, Grecia y España] y presionan más donde perciben más debilidad" Pues, ¿qué ocurre en la economía española que les preocupa tanto? Las cajas de ahorros.

Una nota reciente de Dow Jones lo resume así: en los parqués internacionales, se teme que los cerca de 100.000 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria no sean suficientes para purgar las hojas de balance de las cajas. "El posible impacto del sector de las Cajas, que atraviesa hoy por una situación turbulenta -indica Christopher Bjork en el comunicado- puede acarrear consecuencias negativas sobre la economía española en su conjunto, y es observada con inquietud por los inversores en deuda soberana".

"Las Cajas operan casi como monopolios en sus regiones", en palabras de nuestro confidente, "dando cobertura financiera a proyectos políticos para recibir a cambio amparo institucional", lo que les ha llevado a convertirse en entidades "provincianas, ineficaces, fuertemente manipuladas por los políticos locales y muy poco transparentes."

Morgan Stanley calcula que en tres años, si la consolidación del sector no se realiza y la salud creditícia de las cajas no mejora, hará falta cerca de 130.000 millones de euros para tapar el agujero. A día de hoy, son necesarios 43.000 millones únicamente para mantenerlas baja respiración asistida, un montante que la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P) rebaja a los 30.000 millones. Con todo, cabe recordar que S&P adujo el pobre estado de las cajas para anunciar en abril el recrudecimiento de la crisis económica española: "En nuestra opinión, las agresivas estrategias de ciertas cajas de ahorros durante los años del boom, han distorsionado la competitividad del mercado financiero nacional".

LAS TELARAÑAS DE LA DEUDA

Avinash Persaud es director de Intelligence Capital y ha trabajado estrechamente con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo en calidad de consultor. Persaud acepta que "una renegociación de los términos de pago de la deuda griega contagiaría la volatilidad todavía más al resto de la Unión Europea. Pero un acuerdo de financiación basado en intereses contenidos y preservando el valor nominal del bono, no debería tener secuelas. Al fin y al cabo, los pagos de intereses netos de España, que se ha convertido en el foco de atención tras Grecia, representan apenas el 1,1% de su PIB".

Aunque gradualmente recelosos, no es la deuda en sí lo que ahuyenta a los inversores. Aparte de una reconversión bancaria todavía pendiente, está "la maraña de instrumentos" de la deuda española a la venta, "demasiadas clases: letras del Tesoro, bonos y obligaciones garantizadas, papel de las comunidades autonómicas... pero mínima diversificación real y una notificación insuficiente de las dimensiones reales de los paquetes emitidos", comenta Gregory White, que sigue de cerca la economía española para los usuarios de Business Insider.

En el caso de los valores garantizados, de acuerdo con el Consejo Europeo de Bonos Cubiertos, el mercado en España se ha disparado desde los 62.000 millones del año 2003 a los 283.000 de 2007. No se apuren; en 2010 vence el pago de menos de 10.000 millones -para Alemania, son 64.000, según datos del banco holandés ING.

La confusión de valores ha llevado a Barclays Capital a recordar a sus clientes en un informe privado muy reciente que "la deuda de las comunidades autónomas permanece protegida a día de hoy de las dramáticas variaciones que sufren los bonos soberanos españoles porque el volumen es bajo [pero] las emisiones autonómicas carecen explícitamente de protección oficial y una cláusula de la Constitución impide su rescate". Que sirva de aviso para los gobiernos autonómicos con planes de expansión crediticio en los mercados internacionales: en el dominó de la desconfianza inversora, son los próximos.

Con todo, Heman Gary, analista de la firma Markit de información sobre servicios financieros, piensa que la clave se encuentra "realmente, en el censo de desempleados. Al gobierno español le urge presentar una ruta creíble para reducir el nivel de paro e incrementar el ahorro doméstico, y menguar así la dependencia del capital exterior".

Vamos, una vuelta a los fundamentos básicos. Definitivamente, en lo que concierne al ahorro público, esa procesión ya ha comenzado, pero con recortes sólo no se llegará muy lejos.

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