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Jiménez de Laiglesia: "El aborregamiento empresarial en la etapa de Eduardo Zaplana me puso enfermo"

PEDRO MUELAS / Foto: EVA MAÑEZ. 28/02/2011

VALENCIA. El ex presidente de la CEV y Cierval, José María Jiménez de Laiglesia, califica de "merienda de negros" a las cajas de ahorros, desautoriza a los empresarios que ocupan cargos en nombre de partidos políticos, acusa a Zaplana, Such, Virosque y Espinosa de conspirar al margen de la CEV y desvela, entre otras cosas, que el ex presidente del Consell dijo que su hombre en Alicante, empresarialmente, era el socialista Fernández Valenzuela.

EL GRANO
Jiménez de Laiglesia (Valencia, 1929) fue de todo en el mundo empresarial hasta que hace 14 años abandonó la CEV tras el escándalo de la desaparición de los fondos de formación. Culminaba así una etapa de enfrentamientos soterrados con el presidente Eduardo Zaplana. De Laiglesia se impuso el exilio interior, aunque su inquietud intelectual le ha llevado a colaborar con la RACV y la Universidad Católica. Ahora vuelve a ponerse ante los focos con la publicción de su libro autobiográfico, con el que ha armado un notable ruido y puesto en negro sobre blanco aquellos hechos y sus personajes, sobre todo denunciando la operación de acoso que sufrió y la conspiración que hubo contra el. Con 82 años, dice, se lo puede permitir.

EL GRANER

-"Con los cursos de formación me culpaban de algo que desconocía y desconozco"

-"El aborregamiento empresarial con Zaplana me puso enfermo"

-"¿Cómo van a tener influencia los empresarios si aceptan un puesto en un consejo de administración por un partido?

-"Si en vez de ir con flores a la Ofrenda algún día fuéramos con estaca a defender lo nuestro, no nos pasaría lo que nos pasa"

-"En vez de venir 20 premios Nobel a comer paella, podrían venir dos a darnos conferencias"

-"El Agora ha sido una venganza de Calatrava contra Candela"

-"Los políticos han expoliado las cajas de ahorro"

-"AVE ha ganado estructura con Pons pero con Félix era más reivindicativa"


-¿Por qué hacer un libro y por qué lo hace un empresario a los 82 años?

-Después de dejar la CEV me impuse una etapa de ostracismo, como dirían los griegos. Esa etapa fuera de todo supuso que yo me exilié -un exilio interior- tras mi salida, una salida de estampida, de la presidencia de la CEV, muy grosera, por decirlo de alguna forma...

-Por el escándalo de los cursos de formación...
-Yo me encontré con que de estar orgulloso de aquellos cursos, en el fondo aquello era una merienda de negros o al menos luego lo parecía. No lo sé porque nunca he accedido al sumario. Pero es lo que se deduce de lo que ha tenido que pagar la CEV, algo con lo que yo no hubiera soñado en mi vida. Al revés, creía que se estaba haciendo todo estupendamente. Aquella decepción fue terrible. De ser un hombre orgulloso de si mismo, a encontrarse con que le estaban tomando el pelo y que "ha hecho" una cosa que le pueden culpar a él...

-¿Qué papel corrió su secretario general Luis Espinosa en todo aquello?
-Fue el gran enigma en tanto que los cursos dependían de él y de la gente de su departamento. No conseguí jamás que me explicara qué pasó. Tampoco he visto el sumario del caso, y no tengo ganas de averiguar más cosas. Fue un hombre muy complejo y de grandes ideas, inteligente, que sabía mucho de temas empresariales, y contaba con muchos fans.

-¿Y por qué no se desprendió de él?
-Era muy útil en aquellos momentos. Era muy complejo, con muchos resortes. Pero yo no tenía sueldo ni tenía tanto tiempo como para desprenderme de su persona.

-En su libro da la sensación de que aparece como un colaborador necesario de Zaplana para acosarle.
-Él se arrimó a Zaplana para entrar en política. Desde que Agramunt se fue al PP, empezó a trabajarse su futuro político. Y no regatea medios y empieza con la conspiración y la entrega al partido. Entre él, Zaplana, Diego Such y compañía empiezan a conspirar al margen de mi y de mi directiva. Se me hace insoportable y es cuando pido que se vaya y antes de irse monta el Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Fue su gran salida.

-¿Arturo Virosque estaba entre esos "traidores" de los que habló en el momento de su despedida de la CEV?
-Mire, yo no juzgo, sólo cuento los hechos como los vi. Si de eso alguien ve traidor a fulano o a mengano, que el cielo lo juzgue o quien sea. Virosque se alió con Zaplana, Espinosa y compañía al margen de la directiva a la que pertenecía para hacer lo de las cámaras. Con eso pretendía Espinosa dirigirlas por un tiempo indefinido. Desde los tiempos de los Borja no ha habido un nepotismo igual, se lo organizó para toda la vida, de la mano de su socio, o lo que fuera, Diego Such.

-En el libro también se ofrecen numerosos artículos publicados por usted.
-He conservado todos mis artículos... Y, gracias a eso, puedo demostrar qué es lo que dije entonces, como que las cajas de ahorros eran una merienda de negros. Lo dije y lo escribí. Por activa y por pasiva.

-¿Y lo mantiene?
-¿Que si lo mantengo? No. Ahora ya no es que lo mantengo, es que es un axioma.

-¿Y que más recuerda que dijo en aquel momento?
-Pues que después de realizar una activa política empresarial, metiéndonos en todos los rincones de la actividad valenciana, llegó un momento en que el intervencionismo de Zaplana nos hizo desaparecer de hecho. Y pasamos de nombrar presidentes, por ejemplo, de la caja de ahorros, como fue Fernández Calabuig, presidentes de la Feria, de la Cámara... a que Zaplana nombrara al presidente de la Feria de Muestras, sin contar con los empresarios. Y los demás, callados, silentes. A mi aquel aborregamiento empresarial me puso enfermo.

-Pues usted ha apoyado recientemente la renovación del presidente de la Feria.
-Pues sí. Formo parte del patronato de la Feria y han dicho "votamos a Catalá", pues votamos a Catalá... Ya está uno harto de hacer ese papel de malo, máxime con la poca influencia que pueda tener yo.

-¿Usted vota por la cámara, no?
- No. Por designación personal de Rita. Aparte de alcaldesa, la admiro y es amiga. Una persona a la que tengo un gran respeto.

-¿La ve usted de candidata a la Generalitat Valenciana?
-A lo que le dé la gana. No creo que le convenga, ni a Valencia, ni a mí. Si tuviera que aconsejarle le diría que siga. Es tan bonito llevar 20 años y camino de 24 o 25 de alcalde de tu pueblo. Si fuera político yo querría ser alcalde. Porque si te vas a la política regional, cuando no existe en Valencia una doctrina regional...

-¿No existe?
-Esa no la conoce nadie. Yo conozco la doctrina alicantina, la de Castellón y la de Valencia, pero la de la Comunitat Valenciana no existe.

-Pero se está haciendo, ¿no?
-Ojalá. Creo que estamos donde siempre. Ya me dirá usted si en Alicante no pinta más el presidente de la diputación que el de la Generalitat o el presidente de Coepa que el de Cierval. Y si te vas a Castellón, son todos muy amigos, pero no se te ocurra un día mencionar la bicha y no indiques nada desde Valencia que afecte a Castellón. Primero Castellón, como es lógico. Existen tres reinos dentro de uno. Aquí no hay una política regional como hay en Cataluña.

-¿Y tampoco le gusta la política provincial?
-Tampoco me gusta, pero es la que hay. Sobre todo en Alicante ciudad. Y luego en Valencia, aquí teníamos que tener el motor de arranque, que los demás vinieran aquí y que se sintieran como en su propia casa. Pero nos conformamos con ser nosotros y nos sobra.

-Le veo escocido con Alicante.
-Todo lo contrario. Me considero alicantino. Sufro mucho desde Valencia cuando veo que las reivindicaciones de los alicantinos no son tenidas en cuenta. Es más, cuando lo del trasvase del Ebro tuve problemas internos con instituciones empresariales -y no voy a decir con quién ni cómo- porque dije que se les hacía poco caso desde Valencia. Porque hubo una especie de conformismo con que nos quitaban aquello. Y lo mismo le digo del trasvase Tajo-Segura y sobre todo del Vinalopó. Toda la política hídrica.

-¿Se refiere al rifirrafe de AVE con los empresarios alicantinos?
-Ya he dicho que no voy a decir con quién ni cómo. No se hizo lo suficiente.

-¿A aquel artículo de Francisco Pons, presidente de AVE?
-Paco se mojó. Aún hizo algo. Tal vez debió hacerse más dura su postura. Por supuesto los demás guardaron silencio. No se hizo lo suficiente. Y, encima, la ministra de turno se fue a celebrar el tema a Tortosa. Eso es una vergüenza, que me pongo colorado de pensarlo. No sirvo para estar en un puesto mucho tiempo porque me pongo como me pongo a hablar ahora, y pierdes la prudencia y la discreción.

-El personaje de Fernández Valenzuela en ese expresar el sentimiento de discriminación de los alicantinos ha sido notable.
-Le voy a contar. El día que se me cayó el alma a los pies fue cuando Zaplana me dijo: "Mira, en Alicante mi hombre empresarialmente hablando es Valenzuela (líder socialista). Tengo confianza con él, es importantísimo". Yo le mostré mi extrañeza e incomprensión. Un día comimos los tres juntos y observé una fidelidad de uno con otro, no sé si de otro con uno. Y me explica Zaplana que quiere que Valenzuela sea presidente de la patronal alicantina. Y yo dije que eso era imposible. Pues de Coepa no pudo, pero sí de la Cámara Provincial de Alicante. Cuando vi la actuación de Valenzuela, efectivamente, en el Huerto del Cura dije ¿éste es el hombre que debe vertebrar la Comunitat Valenciana? No es que yo no sea alicantino es que hay gente en Alicante que no quiere que los demás sean valencianos, que es diferente.

-Iba mandado por Zaplana, supongo.
-Zaplana entró aquí como elefante en cacharrería. A lo mejor tiene que ser así para un político. Es decir: "yo soy aquí el que manda y nadie más". En vez de decir "yo respeto vuestra independencia y acepto tu sugerencia". Ni se preocupaba de tus sugerencias, ni de nada. Claro, cuando otro manifestaba un criterio diferente lo ninguneaba.

-Algo qué le costó caro a usted.
-Claro. Yo nunca llegué a conocer lo que había detrás de mí, cuáles eran sus maniobras, pero se veía a la legua. Había un grupo que estaba conspirando contra mí para tirarme fuera. El presidente del Consell, no, pero sí gente que estaba en su entourage. ¿Que el jefe no me hizo nada directamente? Es posible. Era tan inteligente como para todo eso. Puedo citar nombres como el del conseller Sanmartín, un ingenuo de padre y muy señor mío. Pero fue a ver a un grupo de empresarios una tarde a dar una charla, toda contra mí. Y luego todos vinieron a decirme ¿a qué ha venido este personaje?

-¿Y de Camps qué me puede decir, hay intervencionismo, control?
-Políticamente, repito, estoy en el exilio interior.

-¿Los empresarios no tienen tanta influencia ahora como para mediar en un pacto político como el del pollo?
-¿Cómo van a tener influencia si aceptan el nombramiento de un consejero en nombre de un partido político de turno? ¿Tú puedes admitir ser consejero de la caja de ahorros, del puerto de Valencia, o de lo que sea en nombre de un partido político? A mí que me nombren como presidente de Cierval, de la CEV o de lo que sea. Entonces de acuerdo. Pero en cuanto entras en una institución en el cupo de determinado partido político pierdes la independencia, la virginidad.

-Pero mi pregunta inicial era por lo del pacto del pollo. ¿Eso sería posible ahora?
-Yo lo veo imposible ahora. La dinámica, el planteamiento oficial lo veo de otra forma. Yo con Lerma estaba en desacuerdo, pero nos vemos ahora, desayunamos juntos y nos fumamos un puro si hace falta, pero...

-¿Y ahora cómo está la situación?
-En pausa. Yo lo veo así desde fuera, a lo mejor estoy equivocadísimo. Sin embargo hay personajes como José Vicente González a los que valoro. Y Vicente Boluda, si le da la gana, es una aportación muy buena. Ahora... también tiene Vicente un hándicap como todo el mundo. Ser presidente de una entidad reivindicativa como AVE en un país que no es liberal cien por cien es dificilísimo. En mi libro cito a Vargas Llosa: "No hay liberalismo en ninguna sociedad donde el empresario o su balance dependa de algún director general de algún ministerio". O sea yo soy ahora presidente de Cleop y a buenas horas se me ocurre a mí decir lo que estoy diciendo. ¿Estos? Santos y buenos. "I vostè mana senyoret". Digo todo esto porque me siento fuerte y libre. Tengo una pequeña empresa. Todo lo más que me puede pasar fue lo que me pasó en Benidorm y es que me dejaron de pagar unos meses.

-¿Pero usted no ve que ahora los líderes empresariales son un poco más libres a la hora de hablar?
-No sé. Te voy a decir más. Si se hubieran sentido fuertes, las cajas de ahorros no se hubieran ido fuera de nuestras fronteras y tendríamos el trasvase del Ebro y tendríamos más trabajados los temas del agua.

-¿Y eso se debe a la actitud obsecuente de los empresarios?
-La culpa la tienen los políticos, pero si la sociedad civil hubiera sido más exigente otro gallo nos hubiera cantando. Piense que la sociedad civil somos todos. Estamos hablando de los periodistas, de los abogados, de los médicos, todos, de los empresarios. La culpa es de todos. E insisto. Si los colectivos lúdicos valencianos, en el fondo, tuvieran una ilusión política común y pudieran manifestarla en unos temas concretos no pasaría eso. La fuerza de los colectivos, de fallas, de moros y cristianos, etc. sería impresionante. Si además de llevarle a la Mare de Deu flores en la Ofrenda se dedicaran a decir un día vamos a reunirnos todos y, en vez de venir con flores, vamos a venir con la estaca si hace falta a decir por aquí no paso y todos los valencianos vamos a estar organizados y no cada uno por su cuenta, no pasaría.

-Ya ha hablado de José Vicente González...
-Es prudente. Debe serlo. Yo no lo soy. Es un defecto que tengo. Tiene empresas también y claro a lo mejor podría hacer más cosas de las que hace. Aún así tiende a decir cosas.

-¿Y Boluda?
-Tiene una fortuna. Y unas relaciones públicas impresionantes desde el Rey hasta el último. Lo único que pasa es que a lo mejor algún día no pueda decir lo que deba de decir porque sus empresas saldrán perjudicadas.

-¿Boluda no está más lejos de los intereses locales valencianos?
-El está igual en Madrid que en Valencia. Pero no deja de ser un contratista de remolcadores de puerto de Valencia. Su gran negocio son los remolcadores.

-¿Y el presidente de la Cámara, José Vicente Morata?
-Morata no se ha mojado mucho hasta ahora. Veo que ya está empezando a moverse ya con el corredor mediterráneo. Y creo que es de lo mejor que se ha nombrado aquí. Lo he conocido en Muvale, de la que he sido consejero muchos años. Y me parece bastante preparado para ser un directivo. De todas maneras falta por saber hasta qué punto él puede o no puede. Y encima tiene ahora el problema de las cuotas empresariales para la cámara, que han dejado de ser obligatorias.

-¿Y cómo ve la Feria?
-La Feria debería buscar nuevas referencias. Muy en concreto, que el Palacio de Congresos fuera a la Feria, aunque no físicamente. Porque la Feria en la era del conocimiento a la larga no va a necesitar tantos metros cuadrados para exponer. Es lógico lo que está pasando. Veo un futuro muy negro si no se le buscan otras salidas.

-¿Y con el Puerto?
-Nos falta el acceso norte, que nos sería muy útil. Pero falta imaginación para buscar una solución a lo grande, aunque fuera aquel proyecto de hacer un islote y llegar por mar. Eso no les ha dado la gana de valorarlo. Es un caso parecido a lo que pasaba en Cuenca con las Hoces del Cabriel. No lo querían estudiar. Ahora políticamente no hay voluntad. Ni en el ministerio ni en nadie.

-El ministerio ya lo ha dicho.
-Pues es muy importante. Es un cuello de botella para el puerto. Donde han dicho que iría el acceso no creo que vaya nunca porque hay mucha actividad, casas grandes, altas...

-¿Usted hubiera hecho un circuito de F1?
-Caprichos todos tenemos. Hubiera hecho eso y muchas cosas más pero no deberían haberse hecho ni eso ni la Ciudad de las Ciencias y muchas cosas más. Porque una cosa es que lo paguen de fuera, como la Expo de Sevilla o la de Zaragoza, y otra que las paguemos los valencianos y luego la rentabilidad ya veremos cómo la sacamos. Y quien dice eso dice lo de Cheste y otras cosas que no son rentables. Cuando nuestro problema es crear riqueza, cuando nuestras empresas van para abajo -y cada vez van a ir más, porque nuestras empresas, nuestras industrias son las tradicionales- hay que modernizarlas, buscar política de innovación, de investigación y gastarse el dinero fundamentalmente en casar empresas e institutos tecnológicos en una colaboración más eficaz.

-Pues parece que todo el mundo está satisfecho...
-Yo pienso -y esto una maldad de la que seguramente me arrepentiré- que todos los años vienen a Valencia 20 premios Nobel a comer paella, bien. Si en vez de 20, viene dos y dan una conferencia sobre temas científicos interesantes a lo mejor resultaría mejor. ¿Pero qué aportan estos señores, eh? No somos capaces de que vengan aquí a dar conferencias en lo que más me interesaría a mí como la eficacia empresarial en la investigación.

-La urbanización del Grao no está resuelta. ¿Cómo está el proyecto de Nouvelle?
-Fue mi hijo Ignacio el que trajo a Nouvelle. Que yo sepa, parado. Ahí hay un inconveniente y es que el mercado inmobiliario no está en este momento para bollos. No hay dinero para nada.

-Pero para hacer un Ágora sí que tenemos dinero.
-Eso es una barbaridad. Además se han cargado la perspectiva. El Ágora no tenía más fin que taparle la vista al Oceanogràfic. Ha sido una venganza de Calatrava contra Candela tapando sus edificios.

-Tal como van evolucionando las cosas, ¿cómo ve la fusión de las cajas?
-En este momento, aparte del regionalismo que podamos tener, su conversión en bancos es la salida perfecta. Ahora... es tardía, torpe, mal hecha, a trompicones con unas instituciones por otra parte decimonónicas, que tuvieron su gran esplendor cuando no había ningún estado de bienestar. Y entonces deberían haber desparecido.

-Pero no desaparecieron.
-Porque los políticos descubren que tienen ahí un doble presupuesto, que en vez de manejar una autonomía como la valenciana de un billón de pesetas como tenían entonces, van a manejar dos. Y si cuentas la de Alicante, tres. Y se meten de lleno a politizar las cajas, a expropiar las cajas sin poner un euro. Eso fue un expolio del Partido Socialista, pero pensé "bueno cuando llegue aquí el PP, el partido liberal, será distinto", pero vino e hizo la Ley de Cajas. El señor Zaplana hace una ley mucho más fuerte que la otra, subiendo a un 56% los cargos para los políticos.

-¿Y ahora qué?
-Ahora veremos lo que cuesta eso. Mientras tú no realices los solares que tienen las cajas, no sabes el valor de los activos que tienes. Me pongo a temblar de pensarlo. Si tuvieran que decir mañana todos a venderlos y no se renueva ni un crédito hipotecario... ¿qué pasaría en España y con las cajas?

-Pero eso pasa también con los bancos.
-Sí, también con los bancos. Por otra parte podemos perder el Banco de Valencia, que esa es otra. Podríamos buscar soluciones, pero no creo que el Banco de España nos aceptara ninguna.

-¿Hicimos bien en aprovechar el boom inmobiliario y en cómo lo aprovechamos?
-Yo soy en eso muy crítico con la ley de Urbanismo, incluso en contra de algunos compañeros. Cuando se hace la ley aquella, que la hace Gerardo Roger, yo tuve con él luchas a muerte, porque pensé que nos vendía a los valencianos que tradicionalmente somos del ahorro, del centimito para los solares y ponía en manos de las corporaciones los solares. Lo hablé con Zaplana y me prometió que lo iba a cambiar. Pero los primeros que le dijeron a Zaplana que lo dejara así eran mis compañeros promotores. Claro aquella ley era como poner un caramelo a la puerta de un colegio. Con aquella ley todos a construir. Al final se hace un millón de viviendas, una cosa disparatada, absurda, sin lógica de ninguna clase. Ya veremos lo que pasa.

-¿Usted se definiría un nacionalista moderado?
-Más que a mí, a Valencia le convendría un partido nacionalista moderado dada la ley electoral. La única vez que hemos tenido una pequeña defensa en Madrid fue con UV en las Cortes, a pesar del pacto del pollo. Con toda la historia de la naranja de Lizondo que tú quieras, pero cuando ha habido un partido propio, los demás se han tenido que aguantar las ganas de hacerse más centralistas.

-Usted cuenta que el PSOE le pidió dinero de las obras que le daba y que Banca Catalana le descontaba para "fer país". ¿Ha financiado algún partido?
-Yo no, yo no. Yo podré predicar, si quieres, pero no más.

-Usted fue fundador de AVE, ¿cómo la ve ahora?
-AVE ha cambiado mucho, para bien y para mal. En temas de prestigio intelectual ha ganado mucho. De reivindicación, como lobby empresarial, no ha ganado mucho. Lo que venga a hacer el nuevo presidente ahora lo veremos. Pero con Paco Pons se le ha dado una estructura que no tenía con Federico. Sin embargo con Federico era mucho más reivindicativa.

-Federico Félix, Silvino Navarro y usted forman una especie de 'delantera eléctrica' del empresariado.
-Félix es mi amigo, desde AVE y Federico es una persona, usted lo conoce bien, que enseguida se hace amigo. De cualquiera. Es un vendedor nato. Y nos hemos entendido bien. Y cualquier maldad que se me ha ocurrido o se le ha ocurrido a él la hemos hecho juntos. Y encima te diviertes. Y Silvino ha estado en todos los fregados de la cosa empresarial. Silvino es un personaje que está en todos los sitios habidos y por haber y se conoce de memoria todo. Por eso tengo la amistad que tengo y por eso he querido que los dos últimos capítulos del libro me lo escriban Federico y Silvino.

-¿Hay alguna reflexión que haya hecho en el libro que nunca publicó?
-Simplemente una cita de Michel de Montaigne que dice que lo más importante en el mundo es saber ser uno mismo.

-¿Y le ha costado mucho ser usted mismo?
-El ostracismo. Me ha costado no estar en muchos sitios en donde yo creía que no debía de estar.

-¿Y dinero?
-Seguro. A mí me han ofrecido cargos en los últimos años y no he aceptado. Porque creía que tenía que plegarme a determinadas voluntades y no me gustaba.

-¿Hay alguna venganza dentro del libro?
-Ni dentro, ni fuera. Soy incapaz de la venganza. Pero me parece absurdo que hace 15 años, hace 12 años, fuera a por mí y estuvieran dispuestos, incluso, a meterme en la cárcel, y yo no pueda contar lo que pasó.

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3 comentarios

Manuel Marzal Álvaro escribió
03/03/2011 16:43

No soy empresario, pero me alegra escuchar las palabras sin complejos ni tapujos de una persona inteligente, valiente y justa, lo mio és el arte y reconozco que no sé demasiado de la empresa, no obstante deseo felicitar a una persona, que por fín, destapa esta Comunidad y que como bien define es aborregada e incide en lo que nadie quiere oir, saber, conocer y menos difundir. Un agradecimiento como valenciano al Sr. Jiménez de La Iglesia y le convido a continuar por el camino de la justicia y el respeto hacia los endeudados valencianos, és un honor, no exenta de sorpresa, el poder contar todavía con personas de su talla. Que cunda el ejemplo y que Valencia pueda no a mucho tiempo recuperar su dignidad social, empresarial y cultural. que no hay mal que dure 100 años, como demuestra la historia.

28/02/2011 15:05

Buenas tardes: He leido con sumo interes la entrevista y luego el comentario que me antecede. Considero que no era "aborregamiento" sino que se había "clonado" todo el sistema de esta ciudad para que funcionara al son del Sr Zaplana. Todos deseban parecerse a Zaplana fisicamente y vistiendo (aunque a él le enseñaron a vestirse antes) los negocios y negocietes de su "entorno" eran realmente vergonzosos pero ahi estaban, saliendo en el peródico un día si otro no. Los denominados "empresarios" se fabricaban para este o aquel negocio tipo "Terra Mitica" donde no se sabe cuántos millones de euros han quedado enterrados. Sin embargo si hubo iniciativas, como la Fundación AVE. Ni todos han sido aborregados ni todos han sido magnificos. Atte

Enrique escribió
28/02/2011 09:12

El aborregamiento continua. No hay mas que ver quienes dirigen las organizaciones. Pepe Roca, Rafael Ferrando, Rafael Montero, Hasta hace poco Arturo Virosque, o sea los mismos. Los empresarios no reivindican nada. Y cuando reivindican solo es al Gobierno Central. Que le vamos a hacer..

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