AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar
Más información
VALENCIA. "Acataré la Constitución Española y el Estatut de Autonomía sin engaños y guardaré fidelidad a la Generalitat y lealtad siempre a los valencianos y valencianas". Con esta breve fórmula, pronunciada en valenciano, el secretario de los socialistas valencianos Ximo Puig (Morella, 1955) se convertía definitivamente en el sexto presidente de la Comunitat Valenciana desde la llegada de la Democracia y el segundo, tras Joan Lerma, del PSPV.
El acto, previsto para las 11 de la mañana, comenzó con 20 minutos de retraso. Díez minutos antes de la hora prevista, el ya nuevo jefe del Consell llegaba al Les Corts recibido por los gritos de "Ximo President" y, como banda sonora, la música que ponía una banda de tabalet y dolçaina.
Entre los asistentes al acto estaban el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, los expresidentes de la Generalitat Joan Lerma, Francisco Camps y Eduardo Zaplana, el ministro de Exteriores José García Margallo, el alcalde de Valencia Joan Ribó, el secretario general del PSOE y candidato a la presidencia del Gobierno Pedro Sánchez, el secretario general de UGT Cándido Méndez, y el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo.
MARGALLO RECONOCE EL PROBLEMA DE LA FINANCIACIÓ
El momento más importante de su discurso fue cuando, dirigiéndose al ministro Margallo (que acudió al acto en representación del Gobierno) aseguró que "es tiempo de cambio y unidad", y anunció que buscará "una relación con el gobierno de España exigente, leal y solidaria". Pero a continuación añadió que "la Comunitat no puede aguantar ni un día más", en alusión al sistema de financiación autonómica, y resaltó que es contrario al "victimismo", pero también a la "injusticia".
A continuación, destacó "la lealtad entre españoles tiene que ser en los dos sentidos: de la Comunitat al resto de España, y del resto de España a la Comunitat". Por último, añadió en tono enérgico que no tolerará "ninguna discriminación más ni en financiación autonómica ni en inversiones". Para el ya Presidente de la Generalitat, el problema valenciano es un problema de igualdad entre españoles", y exigió "diálogo, respeto y soluciones".
Sus palabras encontraron respuesta en Margallo que, tras el acto, reconoció a preguntas de la Cadena Ser que "el sistema de financiación autonómica, aprobado por el gobierno de Rodríguez Zapatero, discrimina a la Comunitat Valenciana". El titular de Exteriores aseguró que la situación financiera de la Generalitat "es muy difícil" y que hay que ponerle remedio "rápidamente, por el bien de la Comunitat Valenciana y la Generalitat".
‘UN PRESIDENTE HONRADO'
En su primera intervención, se presentó como "el presidente honrado de un pueblo honrado; el presidente dialogante de un pueblo de palabra; el presidente de un pueblo valiente contra las injusticias; el presidente para unir a los valencianos".
Puig, en su discurso, se comprometió a ser "honrado", "dialogante" y a "unir a los valencianos" y advirtió que su mandato supondrá "un cambio fundamental", pues implicará "la recuperación del poder por parte de los ciudadanos y un Gobierno al servicio de las personas".
En este sentido, señaló que su Ejecutivo estará presidido "por la regeneración ética y la lucha contra la corrupción y la desigualdad", además de "por un nuevo contrato social que modernice la educación, la sanidad y los servicios sociales".
"Mi Gobierno estará presidido por el avance hacia un nuevo modelo productivo", aseguró, así como por la igualdad entre hombres y mujeres", "por una política cultural potente, plural, moderna, que cuide nuestras señas de identidad y nuestra lengua y que nos sitúe en la vanguardia del conocimiento".
CULTURA, ONG y DÍA DEL ORGULLO GAY
En su intervención, abogó por el dialogo "entre partidos, pero sobre todo con toda la sociedad: universidades, ONG, asociaciones empresariales y sindicales, sociedad civil". En este sentido, ha avanzado que, a partir de este lunes, convocará reuniones para alcanzar los Pactos de la Generalitat.
Igualmente, se refirió Acord del Botànic (suscrito por Podemos, Compromís y PSPV) que, según dijo, persigue "adecuar nuestro proyecto de país a una nueva etapa" y planteó "un acuerdo para progresar juntos, sin dejar nadie atrás porque no vale el crecimiento a cualquier precio, porque no hay que esperar a crecer para redistribuir". "Cumpliremos con nuestras obligaciones de dejarles -a los jóvenes- un país mejor que el que nos encontramos", manifestó.
También se refirió al recién celebrado Día del Orgullo LGTB y quiso poner en valor los "derechos civiles que, gracias al presidente Zapatero, España reconoció diez años antes que otras democracias". Asimismo, tuvo unas palabras para el recientemente fallecido Pedro Zerolo.
Tras su discurso en el que presentó las líneas generales de la que será su política y comenzó con una recuerdo a las víctimas del terrorismo y reclamando un nuevo sistema de financiación autonómico, recorrió a pie los 300 pasos que separaran Les Corts Valencianes del Palau de la Generalitat.
Allí donde se produjo un sencillo acto en el que el hasta hoy President, Alberto Fabra, procedera al traspaso de poderes. El recorrido era breve, pero fue intenso, ya que la calle estaba abarrotada de ciudadanos que había acudido a felicitar a Puig.
Fabra esperó a Puig a las puertas de la institución y le recibió con un apretón de manos. Es la primera vez en la historia de la Comunitat Valenciana que se produce este acto. Joan Lerma no lo hizo con Eduardo Zaplana, ya que estaba en Madrid en calidad de ministro, y este tampoco se lo pasó a Francisco Camps por los mismos motivos. Tampoco hubo traspaso entre José Luis Olivas y Camps, ya que este había dimitido y ya no ocupaba el cargo. Entre Olivas y Fabra tampoco se organizó un acto parecido.
Uno de los gestos, en una jornada llena de simbolismo, fue que las puertas de la Generalitat permaneceieron abiertas desde primeras horas del domingo para que los ciudadanos pudieran acceder. Una medida que tambén adoptó Joan Ribó cuando fue nombrado alcalde.
Si no hubiese cerrado Casa Insa, pensaría que el personaje de segunda plano viste un disfraz de su fantástica colección. Creo que el disfraz representa bien lo impostado de la reconstrucción nacional que pretenden algunos.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.
imprimir
meneame
whatsapp
