AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar
Más información
VALENCIA. "Joan, Joan" y "El pueblo unido jamás será vencido". Varios centenares de personas esperaban a las puertas del Ayuntamiento de Valencia al ya alcalde, Joan Ribó. Tras su investidura y hablar con la prensa, el nuevo primer edil del cap i casal salió a saludar a los vecinos en lo que fue la segunda escenificación de lo que quiere que sea su mandato: La cercanía. Por eso el primer gesto fue renunciar a la vara de mando que, dijo en su discurso, "no representa mi forma de gobernar". Y lo hizo extensible tanto a la "vara" como al "mando".
"Por eso, y delante de todos ustedes, de toda la ciudadanía, le encomiendo al señor secretario del pleno que la guarde donde considere la vara de mando, porque no es un símbolo que represente mi forma de gobernar. Prefiero, en cualquier caso, el diálogo con mis vecinos y vecinas", dijo en su discurso.
A sus casi 69 años (nació en 1947) este catalán serán el encargado de rejuvenecer la imagen y las formas del consistorio que durante 24 fue coto del Partido Popular. Ya ha anunciado que renuncia a la escolta y que se desplazará por la ciudad en bicicleta (como lleva haciendo desde hace años) y no oculta que es gay friendly: a la rueda de prensa apareció portando en la mano la bandera Arco Iris que le acababa de regalar un militante.
Para los que piensen que se avecina una época de antireligiosidad -como insinuó recientemente la exalcaldesa Rita Barberá-, que no teman. Fue miembro de Acción Católica y luego de Cristianos por el Socialismo. Rompió con la Iglesia Católica por las críticas de Juan Pablo II a la Teología de la Liberación, pero reconoce que se siente muy próximo al Papa Francisco.
DE VALENCIA A COPENHAGUE
Tanto en su discurso, como en su comparecencia ante la prensa, dejó claras cuales serán las líneas de su gobierno. Adiós a los grandes fastos tipo Fórmula 1 -que siempre ha criticado- y bienvenido un concepto de ciudad que se parece al civilizado norte europeo (su referencia es Copenhague). Por eso en su discurso estuvieron más presentes El Cabanyal y la Huerta que la promesa de nuevos proyectos.
El suyo será, según dijo, "un Ayuntamiento con las paredes de cristal. Es el derecho de la ciudadanía y ha de ser el deber del gobernante. Y, además, es la mejor vacuna contra cualquier tentación de despilfarro o corrupción".
Y es que, añadió, la corrupción "ha sido y es una de las principales preocupaciones de los vecinos y vecinas de esta ciudad". Así, hizo suyo "el compromiso de intentar que se devuelva el dinero que nunca debería haber salido de la caja común" del Ayuntamiento y de implementar "los mecanismos necesarios para prevenir cualquier mala práctica en este sentido".
UNA MANO A CIUDADANOS
En este sábado "histórico", el ingeniero agrónomo reconvertido en político mostró su compromiso con el "diálogo y el consenso" y, dentro de este espíritu de cambio, también incluyó palabras de acercamiento hacia los Ciudadanos de Fernando Giner ya que, como Compromís, defienden "la transparencia, la corrupción y la participación ciudadana".
Preguntado por la ausencia de Rita Barberá, Ribó recordó que "ella toma sus decisiones" y que "fue alcaldesa hasta ayer y punto". "Yo no tengo nada más que decir. Yo tengo ganas de hablar de futuro, el tema del pasado no me interesa ya". Barberá, dicho sea de paso, aprovechó la mañana para visitar Burriana y Benicàssim.
POR EL CAMBIO
Por lo que respecta al resto de formaciones, Ribó no podrá quejarse de la buena recepción que tuvo. Que Jordi Peris por Podemos o Joan Calabuig por PSPV mostraran total sintonía era de prever, como también los elogios que le dedicó su compañero de formación Pere Fuset.
Pero también recibió una mano tendida por parte de Fernando Giner. El exdirector de la Casa de la Caridad recordó que el suyo es un partido "liberal en lo económico y progresista en los social" y apostó por un "cambio tranquilo, sensato y profundo". Además, anunció una forma de hacer oposición "basada en el diálogo con las demás fuerzas políticas y con la ciudadanía".
Coincidió también con Ribó en que "la primera línea roja será la lucha contra la corrupción" y al decir que los "políticos han de estar al servicio de los ciudadanos y no los ciudadanos y sus impuestos al servicio de los políticos". Por último, pidió un "consistorio transparente en la gestión" por llevar a cabo "un plan estratégico que marque el destino de Valencia durante los próximos cuatro años". No sería de extrañar que entre ambos hubiera acuerdos parciales a lo largo de esta legislatura.
Por supuesto, algo más beligerante -tampoco mucho, más en el fondo que en las formas- se mostró Alfonso Novo (PP). Más que nada, porque parece que cada uno haya estado viviendo en una ciudad distinta. "Queremos seguir procurando oportunidades a los valencianos porque como equipo de gobierno dejamos una ciudad que genera empleo y que a pesar de haber sufrido la peor crisis económica de nuestra historia reciente, ha hecho posible que uno de cada cuatro valencianos encontraran empleo durante 2014", apuntó.
Ante la posibilidad de quedarse solo frente a un tripartido capaz de buscar acuerdos con C's, Novo señaló su "obligación como oposición es hacer buenas propuestas y fiscalizar" e hizo un guiño a Giner por "si se quiere sumar a ese trabajo de oposición para hacer, en algunas cuestiones algún trabajo conjunto".
ANÉCDOTAS
Durante la mañana hubo alguna anécdota, pero de escasa importancia. En su discurso, el popular Alfonso Novo -en sustitución de Rita Barberá- aseguró que su partido había sido siete veces el más votado en el Ayuntamiento. En realidad eran seis, se oía en los mentideros, ya que en 1991 ganó Clementina Ródenas (PSPV) pero fue desalojada en virtud de un pacto entre PP y Unió Valenciana.
El momento para la sonrisa fue cuando, a la hora de las votaciones, Ribó -como presidente de la Mesa de Edad- casi se olvida de llamar al socialista Vicente Sarriá. De no haberse subsanado el error, el de Compromís no hubiera logrado la mayoría absoluta que necesitaba y la vara de mando hubiera pasado al cabeza de lista de la formación más votada, Alfonso Novo. La cosa no fue a mayores.
Si la anunciada ausencia de la exalcadesa Rita Barberá fue una de las notas discordantes de una jornada en la que el respeto institucional fue la tónica, cabe recordar que los concejales salientes Silvestre Senent o Juan Vicente Jurado sí que acudieron al Ayuntamiento y siguieron la jornada desde un palco. Lo que no quedó elegante es que, a la hora de la 'foto de familia', los concejales populares se ausentaran para fotografiarse ellos solos en la Catedral de Valencia.
TESTIGOS DEL CAMBIO
Entre los asistentes a la toma de posesión de Ribó se pudo ver a Beatriz Garrote (presidenta de la asociación Víctimas del Metro 3 de Julio), al exalcalde socialista Ricard Pérez Casado o la representante de los extrabajadores de RTVV Salut Alcover.
También acudió el recién nombrado delegado del Gobierno Juan Carlos Valderrama, el Teniente General y Representante Institucional de las Fuerzas Armadas en la Comunitat Valenciana Rafael Comas, el presidente del Consell Jurídic Consultiu Vicente Garrido, el rector de la Universitat de València Esteban Morcillo, el vicepresidente primero de les Corts Enric Morero o José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Valencia, entre otros.
No quiere vara, no quiere mandar que eso es muy feo, quiere el happy flower para VLC, no querrá sueldo tampoco, evidente... Hay que darle un tiempo, pero empieza igual de demagogo que es el que más de los políticos.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.
imprimir
meneame
whatsapp