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OPINIÓN / 'EL PEOR DE LOS TIEMPOS'

El Plan Juncker: entre la alquimia y la realidad

MARIAM CAMARERO. 28/12/2014

EL PEOR DE LOS TIEMPOS

Mariam Camarero

Catedrática de Economía Aplicada y titular de una Cátedra Jean Monnet en la Universidad Jaume I de Castellón
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VALENCIA. La iniciativa estrella de la nueva Comisión Europea en 2015 es el llamado Plan Juncker, cuyo objetivo es inyectar 315.000 millones de euros en la economía real en los próximos tres años a través de proyectos de inversión. La Comisión Europea ha realizado un importante esfuerzo de comunicación y los países miembros han propuesto ya proyectos concretos que podrían recibir financiación en este programa pero ¿puede el Plan Juncker sacar a Europa del estancamiento o es simplemente un paliativo destinado a ganar tiempo?

Durante 2014 se ha constatado, por un lado, que la salida de la recesión está siendo mucho más lenta en la UE que en Estados Unidos. Asimismo, tanto en informes del Fondo Monetario Internacional como de la propia Comisión Europea se destaca que durante la "Gran Recesión" tanto la inversión pública como la privada se han reducido en Europa de forma dramática. Ello se debe tanto a la pérdida de confianza como a la falta de crédito. De ahí la vuelta al llamado "enfoque a dos manos" de los años 80: la necesidad de realizar reformas estructurales (políticas de oferta) combinadas con políticas de demanda en forma de impulso a la inversión.

Con este impulso se espera repercutir sobre el crecimiento y el empleo. Según los cálculos de la Comisión, en 2013 la inversión era un 15% inferior a la que existía en 2007: la brecha estaría entre 230.000 y 370.000 millones de euros. Esto explicaría la cifra de los 315.000 millones adicionales que el Plan Juncker intentaría aportar. La cuestión es cómo hacerlo.

En la página web de la Comisión Europea antes mencionada se describe la estrategia, que constaría de tres elementos: en primer lugar, movilizar las fuentes de financiación existentes, es decir, obtener recursos sin crear más deuda pública; en segundo lugar, dirigir la financiación a la economía real, esto es, elegir los proyectos financiables en ámbitos clave como infraestructuras, educación, investigación e innovación; finalmente, mejorar el entorno de la inversión, eliminando obstáculos y, en concreto, las reglamentaciones que aún atenazan el Mercado Interior y suprimir las barreras sectoriales, financieras y de todo tipo a la inversión.

Para ello se ha creado un nuevo fondo, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) dentro del BEI. La Comisión Europea, además de colaborar con el propio BEI (Banco Europeo de Inversiones), se plantea llevar a cabo una acción conjunta con los estados miembros, las regiones, los bancos públicos (como el ICO), así como con inversores privados.

El FEIE estará dotado con 21.000 millones de euros, 16.000 de los cuales proceden del Presupuesto de la UE y 5.000 del Banco Europeo de Inversiones. En realidad el Presupuesto de la UE lo que aporta es una garantía, que procede de varios capítulos: 2.700 millones del programa Horizonte 2020; 3.300 millones del programa Conectar Europa y 2.000 millones de la reserva general del presupuesto. Además, la Comisión valorará de forma positiva aportaciones voluntarias de los estados miembros (por ejemplo a la hora de evaluar el cumplimiento de objetivos de finanzas públicas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento). Dicho fondo se plantea como una estructura con gestión propia, aunque el BEI lo apoya con recursos humanos e instalaciones.

Jean-Claude Juncker. FOTO: EFE 

Sin embargo, los proyectos de inversión los seleccionará un Comité de Inversiones independiente, atendiendo a su viabilidad y velando por que la ayuda pública no desplace a la inversión privada. El papel del Fondo radica en movilizar financiación privada adicional en los sectores clave a desarrollar entre 2015-2017. Teniendo en cuenta la experiencia previa del BEI en este tipo de proyectos, piensan lograr un efecto multiplicador 1:15 en forma de inversiones reales en la economía. Aproximadamente 240.000 millones de euros se destinarían a inversiones a largo plazo, mientras que los restantes 75.000 millones se dirigirían a las pymes y a empresas de mediana capitalización.

Por lo que se refiere a los proyectos elegibles, la lista incluirá infraestructuras estratégicas, especialmente inversiones en tecnología digital y energía, pero también infraestructuras de transporte, educación, investigación e innovación; inversiones que fomenten el empleo y proyectos sostenibles desde el punto de vista del medioambiente.

En el tercer ámbito, la mejora del entorno normativo, ha sido también muy influyente un informe del Parlamento Europeo, donde se cuantifica en 800.000 millones de euros la pérdida que supone para la UE la falta de un mercado único en algunas áreas. En concreto, se destaca la necesidad de lograr un mercado único digital y financiero, junto con la continuación de las reformas en los mercados de bienes y de servicios. La Comisión también establece las prioridades de reforma normativa en el sector financiero, las telecomunicaciones, la energía, el transporte y los servicios y productos.

 

El Plan Juncker ha recibido diversas críticas desde que éste se lanzara, principalmente centradas en el famoso multiplicador, considerando que la cifra de 15 es un artificio "inventado" con el objetivo de cuadrar los datos partiendo de los recursos iniciales con los que se cuenta (véase cuadro 1). Ejemplo paradigmático fue The Economist, que publicó una caricatura de Juncker vestido de alquimista. A pesar de las apariencias, el BEI tiene gran experiencia no sólo en la aportación y selección de inversiones en la UE, sino en la evaluación de los resultados. En realidad, el tipo de proyectos en los que se está pensando podrían llegar a tener un efecto multiplicador de 20, según el BEI, por lo que puede que este punto no sea su principal debilidad.

 

En mi opinion, a pesar de las críticas, la estrategia de Juncker no es desacertada, teniendo en cuenta que el Plan no sólo busca impulsar la inversión en Europa, sino también retomar, con ese mismo impulso, las reformas estructurales necesarias para que el Mercado Interior se complete, especialmente en los servicios (véase Cuadro 2). Sin embargo, hay dos cuestiones a tener en cuenta. La más inmediata se refiere a la selección de los proyectos y al coste de oportunidad de los fondos, especialmente los 5.000 millones del BEI. ¿Qué hace suponer que se van a emplear mejor dentro del FEIE que en los destinos originalmente previstos?

La segunda cuestión, de más difícil respuesta y valoración, es saber si con esta estrategia se está evitando mirar al verdadero "origen del mal": si bien es cierto que la inversión se encuentra retraída en la UE, la principal razón de dicho retraimiento es un grado de endeudamiento tal que no hay confianza suficiente ni capacidad de endeudamiento adicional. Aunque se logre el impulso inicial, los estados miembros no tienen margen para aportar recursos adicionales con el suficiente empuje y el sector privado tampoco cuenta, en mercados de crédito segmentados, con préstamos a costes bajos. Mientras no se reconozca que el excesivo grado de endeudamiento es el origen del problema para relanzar el crecimiento, no haremos sino retrasar su solución, con el doloroso coste que ya conocemos en términos de paro y desigualdad.

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Mariam Camarero

Catedrática de Economía Aplicada y titular de una Cátedra Jean Monnet en la Universidad Jaume I de Castellón
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1 comentario

petra escribió
28/12/2014 11:00

Por 5000 millones de euros, diga proyectos de inversión financiados por el experto BEI. Un dos tres, responda otra vez: El Castor,....

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