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VALENCIA. Las declaraciones del vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, en la rueda de prensa celebrada el lunes tras su 'reimputación' en el caso Nóos han destapado la caja de los truenos en el PPCV. Pese a que el número dos de Rita Barberá articuló una especie de disculpa este martes en los micrófonos de RNE, eso no evitó un rapapolvo ejemplar por parte del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
El líder del PPCV, según admitió, se puso en contacto con la alcaldesa de Valencia para trasladarle su malestar por la estridente comparecencia de Grau, quien en un tono muy vehemente, se había referido a la 'línea roja' del presidente de la siguiente manera: "Es muy respetable y es suya. Yo tengo mi propia línea, que puede coincidir o no". Un desafío evidente que el vicealcalde aderezó además con tensos rifirrafes con algunos periodistas en el turno de preguntas.
Este despliegue de aspereza por parte del vicealcalde, al margen de las propias frases con cierto tono impertinente como la dedicada a la 'línea roja', obtuvieron una respuesta contundente del presidente de la Generalitat. "No me gustó la actitud ni las formas. Los cargos públicos tenemos que ser humildes y conscientes de la situación que en cada momento podamos vivir, sea considerada justa o injusta", afirmó el jefe del Consell, quien recordó que, a su juicio, "no cabe la posibilidad de compatibilizar el escaño o el puesto en una corporación municipal con sentarse en el banquillo, gusten o no mis líneas. Estamos hablando de sentido común y de la dignidad de las instituciones y del partido".
La respuesta del presidente Fabra, quien aseguró ayer que iba a llevar a "rajatabla" este principio, no es baladí. Aunque achacó la reacción de Grau al "nerviosismo" por encontrarse "de nuevo imputado" -un término que el vicealcalde rechaza- y valoró que hubiera pedido disculpas, el líder del PPCV no se privó de reprochar el comportamiento del número dos de Barberá y defender a capa y espada su doctrina ante los presuntos casos de corrupción.
EL CONTRAATAQUE DEL PRESIDENTE TAMPOCO AGRADA EN EL CONSISTORIO
Un golpe de cierta autoridad del presidente que, sin embargo, no le proporcionará muchos aliados en el Ayuntamiento de Valencia, absolutamente controlado por Rita Barberá. Así, no hay que olvidar que la máxima responsable municipal tiene hilo directo con Mariano Rajoy, algo que ya demostró con el encuentro de más de tres horas en La Moncloa a principios de septiembre. No se debe obviar tampoco el respaldo específico que prestó este lunes la alcaldesa a Grau, compareciendo a continuación de su número dos para defenderle con firmeza: una actuación que evidencia la protección de Barberá a su vicealcalde.
Con estas premisas, no resulta extraño que las fuentes 'populares' del consistorio consultadas por este diario admitieran ayer que las palabras de Fabra no habían agradado en el ayuntamiento. A juicio de algunos dirigentes, el jefe del Consell ha prendido la mecha a una "guerra de orgullo" contra la alcaldesa y su entorno. "El presidente podría haber dicho las cosas de otra manera también", comentaba un edil del ayuntamiento a este diario en referencia a la réplica de Fabra.
Un paisaje poco alentador para el jefe del Consell, que está forzando la máquina al máximo con su tesis de la 'línea roja' en la recta final de la legislatura. Aunque su posición puede quedar reforzada dado el rechazo de la ciudadanía ante los casos de corrupción y los problemas que atraviesa Génova por ello, un incremento de la tensión ya existente con Rita Barberá también complicarle notablemente la existencia de cara a su objetivo de ser el candidato a la Generalitat en 2015.
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