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el presidente del BCE buscará hoy que aflore el crédito

La banca cruza los dedos para que Draghi no imponga tipos negativos

LUIS A. TORRALBA. 05/06/2014 Las peticiones al BCE están en mínimos de febrero de 2012, cuando tuvo lugar la última 'barra libre' con la 'megainyección' de liquidez a tres años y al 1%

VALENCIA. Analistas, operadores, gestores, inversores y banqueros tienen hoy una cita en rojo marcada en sus agendas desde hace un mes: la reunión del Banco Central Europeo (BCE), que como todos los primeros de mes tendrá lugar este jueves.

Básicamente cuatro son las herramientas que la institución presidida por Mario Draghi tiene sobre la mesa para tratar de reactivar de una vez por todas la economía de la Eurozona y, muy especialmente, que el crédito vuelva a fluir de verdad entre empresas y particulares. Pero el impacto también derivará sobre los mercados financieros (bolsa, deuda y divisas con el euro como principal protagonista), que vienen descontando que 'Supermario' algo hará.

Una bajada de tipos, imponer tasas negativas a la banca, otra 'barra libre' de liquidez y un Quantitative Easing (QE) son los mecanismos del organismo que vela por la estabilidad de los precios en la Eurozona tiene como alternativas para lograr enderezar el rumbo de una nave económica amenazada por el fantasma de la deflación. Cuatro opciones para combinar, dado que el mercado no descarta que recurra a más de una, mientras tiene claro que la primera -la bajada de tipos- ha demostrado ser ineficaz.

Y no le falta razón al mercado porque la política monetaria restrictiva que ha seguido Mario Draghi y los suyos ha resultado ineficaz hasta el punto de verse combinada con otras palancas como la 'barra libre de liquidez".

SIN REACCIÓN

De hecho, cuando fue nombrado presidente del BCE -verano de 2011- el precio oficial del dinero en la Eurozona estaba en el 1,50% y de ahí fue bajando hasta el 0,25% actual.

Entre medias llegaron las dos 'megainyecciones' de liquidez de finales de 2011 y primeros de 2012 donde el BCE regó a la banca con la nada despreciable cifra de 1,09 billones (con b) de euros a devolver en tres años y con un laxo tipo de interés del 1%. Así se explica que la banca española se lanzara en bloque a la ventanilla de la institución monetaria europea y cerrase el mes de febrero de 2012 con un saldo neto de 152.431 millones de euros, el doble de lo que tenían apenas seis meses antes.

EL MIEDO ENGROSÓ LA 'HUCHA' DEL BCE

Los temores a que España incurriera en un 'default', que a la postre se saldó con un rescate a parte de la banca española -con Bankia a la cabeza-, dispararon el dinero de bancos y cajas en la 'hucha' del BCE hasta el récord histórico de los 388.736 millones de euros al cierre de agosto de dicho ejercicio (2012). Sin embargo, las peticiones netas de fondos -diferencia entre lo que piden y lo que depositan finalmente- a la institución liderada por Mario Draghi se han venido reduciendo desde entonces.

Muy especialmente en lo que va de año, dado que han caído por debajo de los 200.000 millones de euros.

EN CAÍDA LIBRE

Así, al cierre del abril -último dato oficial del Banco de España- se situaban en los 182.372 millones. O lo que es lo mismo: la cifra más baja desde los 152.431 millones de febrero de 2012.

Las otras dos alternativas con las que cuenta hoy el BCE para tratar de reactivar el ritmo económico continental son las de volver a dotar de mayor liquidez al mercado a través de nuevas 'megainyecciones' y recurrir al famoso QE estadounidense -pero a la europea-, es decir, 'fabricar dinero' comprando deuda y activos como hizo Ben Bernanke durante la recta final de su mandato al frente de la Reserva Federal de EE UU.

MEDIDAS COMPLEMENTARIAS

Daniel Pingarrón, estratega de Mercados de IG, considera que las bolsas "descuenten completamente, al menos, dos medidas: una bajada de los tipos de interés inferior a un cuarto de punto, y el pasar a negativa la tasa de depósitos. Si aquí se detuviese la actuación de la autoridad monetaria, las reacciones adversas serían altamente probables".

A su juicio, la clave para evitar decepciones del mercado se encuentra "en el anuncio de una tercera medida novedosa destinada a favorecer el crédito y la liquidez y, por supuesto, en el discurso posterior de Draghi".

EXCESO DE CONTENCIÓN

A decir de Pingarrón, "previsiblemente se esforzará en trasladar la idea de que existe un recorrido adicional en las acciones potenciales de la autoridad monetaria. El estilo del BCE está más en la línea de aplicar la política monetaria con un exceso de contención, que en la de aprobar varias medidas en una sola reunión".

Habrá que esperar a las 13:45 de este jueves cuando decida si baja o no los tipos de interés desde el mínimo histórico actual del 0,25% -se baraja hasta el 0,10%-0,15%-, pero muy especialmente del discurso de Mario Draghi a partir de las 14:30 que mantendrá en vilo a los mercados.

Para Pingarrón, "si tras el discurso la reacción del mercado es negativa, el impulso alcista iniciado la semana pasada, con la superación de las importantes resistencias en los principales índices, podría truncarse y derivar en una corrección que, como mínimo, nos llevase al rango lateral anterior.

ESCASA FLUIDEZ HACIA LA ECONOMÍA REAL

Por su parte, el analista de XTB, Javier Urones, cree que el recorte de la tasa rectora no va a tener un "impacto relevante" ni en los mercados, pues está descontado, ni en la economía real, ya que el problema no es un acceso caro al dinero por parte de los bancos, sino la escasa fluidez del mismo hacia la economía real.

Respecto a la tasa a los depósitos, Urones piensa que estaría destinada a solventar en parte la poca fluidez de capital a la economía real.

 ¿Y SI NO HACE NADA?

Aunque considera que en las últimas semanas los bancos ya han ido retirando parte de sus depósitos del organismo europeo, por lo que su impacto sería poco relevante.

Por último, Iván San Félix, analista de Renta 4 advierte de que la no adopción de medida alguna sería recibida con caídas en los mercados y con una apreciación relevante del euro.

Sin embargo, más medidas no convencionales y el anuncio de "compras contundentes" de deuda pública y privada permitirían continuar con la tendencia alcista en los mercados y con una relevante depreciación de la moneda europea, que contribuiría a mayores niveles de inflación y a mejorar los resultados internacionales en euros de las empresas europeas.

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