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VALENCIA. Soolhasi, la sicav de la conocida familia manisense, ha pasado a mejor vida. O mejor dicho: se ha transformado oficialmente en una sociedad anónima, lo que deja de tener que rendir cuentas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Así lo recogía ayer el propio organismo supervisor en su boletín semanal donde dicho vehículo de inversión ha causado baja del registro de la institución presidida por Elvira Rodríguez.

Esta sociedad de inversión de capital variable, que venía cotizando en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y que también lo ha abandonado, fue registrada oficialmente el 5 de junio de 1998, cuyo domicilido social estaba ubicado en Madrid.

Banca Marcha era la gestora de Soolhasi, cuyo patrimonio al cierre del tercer trimestre del año era de 10,867 millones de euros, es decir, el más alto de los últimos cuatro años recogido en la base de datos de la CNMV.

Soolhasi contaba a 30 de septiembre pasado con 116 accionistas, suficiente para estar por encima del centenar obligado por ley.

CASI EL 3% DE INTERÉS

Por su parte, la rentabilidad acumulada hasta esa fecha era del 2,85%. Un interés muy superior al que ofrecen las Letras del Tesoro a un año actualmente y también por encima del que remuneran bancos y cajas de ahorros por sus depósitos.

El vehículo de inversión de Pascual Martí y familia, cuya empresa se remonta a más de cuatro décadas prestando servicios de venta y distribución de las primeras marcas de electrodomésticos en el ámbito de la Comunitat Valenciana, tenía un marcado carácter defensivo a la vista de sus inversiones. De hecho más de la mitad estaba distribuido en productos conservadores como bonos autonómicos (Madrid) y soberanos (España), 'repos' (Banca March) y depósitos del BBVA, Sabadell, Santander y Banca March.

UN PUÑADO DE ACCIONES

En el plano bursátil apenas contaba con un puñado de participaciones en acciones: Bolsas y Mercados Españoles (BME), Enagás, Telefónica, Red Eléctrica Española (REE) y Santander por el bando doméstico; mientras que Allianz, Total y Vivendi venían del lado internacional.

La transformación en sociedades anónimas viene siendo una constante de un tiempo a esta parte entre los tenedores de sicav aunque algunos van más allá y les dan carpetazo definitivo, es decir, las cierran.

SUESCUN HIZO LO MISMO

"Indudablemente tener una sicav en estos tiempos de carestía del crédito es una gran ventaja porque se puede recurrir a ellas en cualquier momento, bien reembolsando parte o todo y liquidando la sociedad", apuntan desde un departamento de banca privada.

Una de las sicav más conocidas de la 'City' valenciana, Inversiones Siena, propiedad del presidente y fundador de Corporación Dermoestética, José María Suescun, también se transformó en una sociedad ánonima hace poco más de un año. Lo hizo doce años después de ver la luz y llegando a atesorar un patrimonio tres veces superior al que tenía la extinta cotizada en bolsa.