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VALENCIA. El vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, insinuó este viernes que el Gobierno le llegó a pedir que cerrase "hospitales o lo que hiciese falta" para cumplir con el déficit. Císcar, que estaba razonando los motivos por los que el Consell ha decidido cerrar Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), dejó caer que habían recibido recomendaciones de todo tipo para ajustar las paupérrimas cuentas públicas autonómicas.
"Se nos llegó a pedir que cerrásemos hospitales, pero esa es una línea roja que no vamos a cruzar", dijo el vicepresidente. La afirmación del vicepresidente creó un revuelo en la abarrotada sala en la que se celebraba la rueda de prensa del pleno del Consell. Los periodistas preguntaron en repetidas ocasiones al portavoz del Gobierno valenciano quién le había hecho esa sugerencia a la Generalitat, a lo que el vicepresidente no contestó más que con un genérico: "de todas partes, del Estado y de la sociedad", sin negar en ningún momento que llegaran del Ministerio de Hacienda.
El Consell ha cerrado varias empresas públicas y fundaciones aunque en ningún caso afectaban a un servicio público considerado esencial. RTVV, considerada un servicio público por ley, es el primer caso. La drástica decisión no ha afectado a otras empresas como Ciudad de las Artes, Ciudad de Luz o el Aeropuerto de Castellón que ahora de hecho va a poner en marcha, por poner algunos ejemplos.
Preguntado sobre los motivos por los que se ha optado por cerrar un servicio público antes que otras instalaciones que no lo son, Císcar se limitó a explicar que se están privatizando y vendiendo en los casos en los que es posible para que no supongan un coste para las arcas públicas.
La Generalidad Valenciana está algo más que intervenida, las grandes y medianas decisiones se toman directamente desde Madrid, son de inmediato cumplimiento, por eso se enteró antes Pedro J. que Rosa Vidal. Lo que no quieren creerse las bases del PPCV es que Génova los da por desahuciados y no está dudando en utilizar a la Comunidad Valenciana como chivo expiatorio cara a su galería (para la que somos campeones en corrupción y despilfarro, con toda razón), y como chivo ejemplarizante ante otras comunidades más conflictivas. En el espectáculo de ventriloquia de todos los viernes Ciscar hace de muñeco y ayer por unos instantes (quizá superado por la situación, con el tiempo el número tiende al ridículo) cobró vida propia y se le escapó.
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