VALENCIA. "El 95% del universo sigue siendo un misterio", dice Vicent J. Martínez, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València y reciente Premio Nacional José María Savirón de Divulgación Científica. Tras más de 30 años contemplando el cosmos, Martínez ni asegura ni niega que estemos solos.
Millones de galaxias, incontables hoy por hoy; y otros cientos de millones de sistemas solares imposibilitan, que ante tanto espacio, el ser humano sea la única especie inteligente. Mientras nos lo planteamos, el próximo capítulo para asombrarnos mirando al cielo será la noche del 11 de agosto cuando se espera ver más de 100 estrellas fugaces por hora.
Vicent J. Martínez ha sido durante 11 años director del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia, periodo en el que impulsó el proyecto del Aula del Cielo y la web de comunicación científica CONEC, que se ha convertido en el portal de la Confederación Española de Sociedades Científicas (COSCE).
-¿Después de tantos años contemplando el cielo le sigue pareciendo asombroso?
-Sin duda, aunque en cada momento me han atraído distintos temas de investigación hasta que me di cuenta que lo que en realidad quería estudiar era cosmología. Quería interpretar la astronomía a gran escala. No me atraían solo unas determinadas estrellas, sino investigar sobre los ladrillos del universo, las galaxias. Entienda que una galaxia está formada por centenares de miles de millones de estrellas y eso es lo que me atrae, saber cómo las galaxias fabrican el cosmos.
-Una aventura inmensa. ¿Sigue su interés tan despierto como al principio?
-Desde luego, pero no es lo mismo cuando eres joven y tu tiempo lo ocupa solo tu profesión. Al crecer, formar una familia y tener obligaciones decrece la actividad. No obstante todos los que nos dedicamos a la investigación estamos a gusto con nuestro trabajo.
-De cuando empezó a la actualidad ¿hay más astrónomos mirando al cielo?
-La astronomía en los últimos años ha dado un salto cualitativo muy grande. Cuando empecé había una docena de catedráticos y profesores de astronomía en toda España. Los conocía a todos. Hoy es imposible. España ha tenido la suerte de disponer de magnificas infraestructuras astronómicas en el territorio aunque procedentes, en su mayoría, de inversiones extranjeras. En el Teide, en la isla de la Palma; el observatorio de Calar Alto (Almería) y próximamente contaremos con otro en Javalambre.
-¿Sin inversión extranjera eran posibles estas infraestructuras?
-En aquellos años era la única posibilidad para que por lo menos un 20% del tiempo lo emplearan los astrónomos españoles en sus investigaciones, pero actualmente está en peligro.
-¿Por qué?
-En los últimos años se ha crecido a un ritmo razonable que nos ha permitido ponernos a la altura de nuestros vecinos europeos, e incluso en algunos aspectos somos mejores, pero eso se puede perder en un par de años si la política de recortes sigue a este ritmo.
-La crisis también ha llegado al firmamento...
-Desde la tierra. Como cualquier otra rama de la ciencia también hemos sufrido graves recortes. El problema ya no está en haber hecho recortes, sino en que paulatinamente, año tras año, los estamos sufriendo. Un recorte anual de un 20% deja famélico el sector en cuatro años. Concebir la inversión en ciencia como un gasto, es el error. Los euros invertidos revierten en desarrollo empresarial y ciencia básica. Si aprendiéramos de los países que han pasado crisis similares sabríamos que para salir no se debe recortar en ciencia y tecnología.
-¿La inversión extranjera sigue siendo clave actualmente para desarrollar infraestructuras?
-No, el proceso ahora es al revés. En Calar Alto se instalaron telescopios alemanes y en La Palma, británicos, nórdicos, etc y la comunidad científica española los usaba un 20% del tiempo. Con el paso de los años, los países originarios perdieron interés, pero los telescopios siguen siendo interesantes para los españoles que van ganando terreno en el uso de los mismos. Por otro lado hemos desarrollado nuestra propia tecnología hasta el punto que el telescopio de Canarias es uno de los más grandes del mundo.
-¿Ahora los alquilamos nosotros?
-No del todo. La ciencia hoy en día es internacional. La mayoría de los proyectos crecen en colaboración con otros países.
-¿En esta línea de colaboración científica internacional estaría el proyecto Alhambra Survey?
-Al principio era un proyecto fundamentalmente español, pero muchos de los científicos del proyecto están trabajando fuera de España.
-¿Ha dado resultados?
-El objetivo era trazar un mapa en tres dimensiones de unas pequeñas regiones del cielo con mucha profundidad y observar las galaxias que hay en ella. Cuando en astronomía hablamos de profundidad hablamos de mirar al pasado porque la luz que llega de ellas nos habla de cómo eran. Observar lejos es observar el universo primitivo. Alhambra ofrece una tomografía cósmica porque nos muestra en diferentes etapas cómo era el universo.
-¿Algún resultado a destacar?
-Sí, nos explica cómo se formaron las galaxias, cómo empezaron éstas a formar estrellas, etc. De momento hemos elaborado un mapa que está a disposición pública por lo que falta mucho por analizar.
-¿En el caso de los astrónomos también se ha producido un éxodo laboral?
-Lamentablemente sí. Si bien hasta hace poco era normal realizar la tesis o una estancia post doctoral en el extranjero y luego volver a España a trabajar. Ahora es al revés. La gente ya no tiene posibilidades de volver y los que llegaron se tienen que marchar porque aquí no hay trabajo. Lo peor es que estos casos son irreversibles. Los hijos se crian en otra cultura, otra lengua, etc y es difícil volver porque además ha pasado su época más creativa desde el punto de vista científico. Lo grave es que regalamos a otros países la inversión que hemos realizado en formación.
-¿De todas sus investigaciones cuál es su niña bonita?
-Hay varias. En una de ellas preguntaba si el Universo es un fractal. Hay que saber que las galaxias no están aisladas, forman grupos. La gravedad que es una fuerza atractiva las hace sociales. No les gusta estar solas en el espacio. Y forman una macro estructura que no está dispuesta aleatoriamente, sino que matemáticamente es un fractal. Es decir, un pedazo de la estructura parece a pequeña escala como otro más grande. Un fractal es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. Una parte se asemeja al todo. Y esto pasa en el universo.
-¿Casi como en la vida misma?
-Pero hay más, porque esta idea en principio no estaría de acuerdo con la máxima de Einstein que dice que el universo a muy gran escala debe ser homogéneo, por lo que mi trabajo fue demostrar que Einstein tenía razón pese a que el universo es un fractal a pequeña escala. De cerca un mar puede estar picado desde la tierra, pero si lo ves desde un aeroplano la uniformidad crece y las irregularidades apenas se ven. En el universo es lo mismo.
-Dicen que vivimos entre cien mil millones de galaxias, ¿es posible contarlas?
-Podemos contar las que vemos en la porción de universo que observamos. Podíamos hablar de varios tipos. La mayoría tienen forma de espiral, otras, forma de elipses y otras irregulares, más pequeñas. El número de galaxias del universo observable es difícil de determinar, pero sabemos que hay centenares de miles de millones de galaxias. Y en ellas hay cientos de miles de millones de sistemas solares o planetas alrededor de una estrella.
-¿En nuestra galaxia cuántos sistemas solares hay?
-Del orden de trescientos mil millones de estrellas, que no todas son como el sol. Supongamos que el 10% tuvieran planetas. Eso nos deja la cantidad de 30.000 millones de estrellas con planetas solo en nuestra galaxia.
-Ante tanta investigación y datos, ¿la ciencia sigue pensando que estamos solos en el universo?
-Digamos que los planetas existen, otra cosa es que almacenen vida. Lo que está claro es que con tantos planetas sería muy improbable que no hubiera vida en alguno de ellos. Es decir, "para qué tanto desperdicio de espacio". Desde el punto de vista astronómico estamos muy interesados es encontrar más planetas que estén en lo que llamamos zona de habitabilidad y contengan moléculas como la clorofila, por ejemplo. Se han descubierto bastantes. El objetivo es estudiarlos para observar trazas de vida. De momento la probabilidad de éxito es muy remota ya que las señales no pueden ir más rápidamente que la luz por lo que cualquier mensaje recibido o enviado tarda millones de años en llegar a su destino.
-¿Habrá que inventar algo para superar la velocidad de la luz?
-La física dice que no es posible, que hay un límite no superable por las señales.
-¿Es cierto que la Tierra tenía dos lunas y una quedó absorbida por la otra?
-Es una teoría que sostiene que la Tierra pudo tener dos lunas, pero durante la colisión que vivió nuestro planeta y otro cuerpo celeste hace 4.500 años colisionaron creándose la luna que vemos. La prueba de esta existencia, dicen, se encuentra en las diferencias orográficas entre las dos caras de la Luna. Desde luego analizando el pasaje de la luna podríamos incluso encontrar restos del choque.
-¿La luna se conoce?
-Desde luego. La parte que no se ve tiene una mayor proporción de cráteres que la que vemos.
-¿Siendo el ser humano tan conquistador porque no hemos creado en ella alguna base espacial?
-La pregunta sin duda despierta mucho interés. Cuando se fue a la Luna había una carrera espacial marcada por la guerra fría. Después el interés se enfrió.
-¿Preferimos ir a Marte?
-De la Luna seguimos recibiendo mucha información a través de los satélites. Quizá viajar ahora es más caro y los estándares de seguridad más complejos de cuando se fue en los 60.
-¿El observatorio de Valencia en Aras de los Olmos es un buen punto para ver estrellas fugaces el próximo 11 de agosto en la noche de San Lorenzo?
-Claro, porque está situado en una zona de escasa contaminación lumínica aunque solo a 1.200 metros de altura. Las Perseidas, popularmente conocida como las Lágrimas de San Lorenzo, son una lluvia de meteoros de actividad alta. El cometa que da origen a las Perseidas es el 109P/Swift-Tuttle, descubierto por Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle el 19 de julio de 1862. Posee un diámetro de 9.7 kilómetros y su órbita alrededor del Sol dura un período de 135 años. Su última aparición tuvo lugar en 1992 produciéndose en 1993 un pico de actividad con 300 meteoros/hora. Desde entonces, la actividad ha descendido progresivamente hasta el nivel normal, unas 100 meteoros/hora.
-Finalmente y después de tantos años investigando ¿cree que el cosmos sigue siendo un misterio?
-Es difícil cuantificar cuánto hemos avanzado y más sabiendo la cantidad de datos que manejamos actualmente. Desde luego en mi terreno decimos que sólo el 5% de la materia del universo es conocida, el 95% restante, es materia y energía oscura, totalmente desconocida. Sabemos mucho del cosmos, pero lo que nos queda por saber es mucho más.
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