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EL LENGUAJE DEL CINE

'Antes del anochecer',
El amor en los tiempos de la destrucción

MANUEL DE LA FUENTE. 06/07/2013

VALENCIA. En 1995, el cineasta norteamericano Richard Linklater estrenó Antes del amanecer, una comedia romántica que obtuvo un importante éxito. Su propuesta era bien sencilla: se trata de la historia de dos jóvenes, un aspirante a escritor estadounidense llamado Jesse y una chica francesa llamada Céline que se encuentran en un tren que se dirige desde Budapest a Viena. Ambos deciden pasar la noche juntos en la capital austriaca antes de que él coja el primer avión de la mañana que le llevará de vuelta a Estados Unidos. Su paseo por la ciudad hará que se enamoren y, en el momento en el que se separan, deciden convocarse en el mismo lugar seis meses después.

Nueve años más tarde, en 2004, Linklater decidió filmar Antes del atardecer, la continuación de aquella historia. En esta ocasión, el reencuentro se produce en París cuando Céline acude a una librería en la que Jesse, un escritor ya famoso, está firmando ejemplares de su última novela. Céline le dice a Jesse que él ha novelado el encuentro que tuvieron en el pasado, y le desvela además que no pudo cumplir su promesa y asistir a la cita. El tiempo ha pasado y ha cambiado a los personajes: ya no son los jóvenes felices de la primera película, aunque el hecho de volverse a ver les hace creer en un nuevo rumbo en sus vidas.

Lo curioso es que esta película retomaba a los mismos personajes a cargo de los mismos actores, Ethan Hawke y Julie Delpy. Pero Linklater iba más allá y, para esta ocasión, decidió que ambos participaran en la escritura del guión. De este modo, los actores trasladaban a la ficción sus propias experiencias sobre el paso del tiempo y la evolución de los propios personajes. El juego entre realidad y ficción no era casual: Hawke es también autor de dos excelentes novelas (The Hottest State y Ash Wednesday) y ambos han dirigido unas cuantas películas. De este modo, el novelista Jesse era una traslación del novelista Hawke, al tiempo que Delpy también imprimía como guionista algunas de las ideas que aparecen en sus obras como realizadora.

Before Sunrise y Before Sunset, primera y segunda parte de la trilogía

Ahora, tras otro lapso de nueve años, llega Antes del anochecer, con Linklater, Hawke y Delpy situando de nuevo a sus personajes en el presente. Jesse y Céline viven juntos y tienen dos hijas, y él tiene un hijo de su matrimonio anterior, que se había acabado de romper tras el reencuentro en París con la chica francesa. Pero, a diferencia de las películas anteriores, aquí no asistimos a hechos excepcionales en sus vidas (encuentros, despedidas y reencuentros) sino a un día ordinario mientras pasan sus vacaciones en el sur de Grecia. Su relación ya no es una posibilidad, sino una realidad, y el problema no deriva tanto en lo que les deparará el futuro como en la perspectiva de la rutina como pareja.

Jesse y Céline abordan ya una primera madurez. Empiezan a verse mayores (tienen poco más de cuarenta años) y ésa es una de sus preocupaciones recurrentes que manifiestan en sus bromas y conversaciones. Todo empieza a ser una rutina, desde el sexo (ella alude a la poca imaginación que le echa él en la cama) hasta el trabajo y la fama (él firma ya las dedicatorias de los libros con más desgana, ya que es un autor muy popular y sus novelas se traducen incluso al griego). El peso de la cotidianeidad se manifiesta en la película a partir de un punto interesante: el film está construido a través de conversaciones banales de la pareja. Eso es lo que les llama la atención a los personajes, el hecho de poder tener estas conversaciones y poder huir, por unas horas, de las obligaciones del día a día. Así lo expresan ellos mismos en la película, y es, de hecho, lo que viene a denunciar Linklater: la deshumanización de una sociedad que aboca a los individuos a una rutina que dificulta las relaciones amorosas.

De hecho, la película se presenta como una comedia romántica, advirtiendo del artificio del género. En un momento del film, Céline le recuerda a Jesse que ellos están de vacaciones en un país, Grecia, que se está hundiendo por la crisis. Le señala la contradicción de vivir en una especie de burbuja en la que se pasan los días hablando de sus cosas, de sus relaciones anteriores, de sus cuentas pendientes con el pasado, mientras el mundo que les acoge está inmerso en el caos. La incertidumbre ante el futuro es total, tanto en sus vidas como en el escenario político. El mundo se cae y ellos, por su parte, no saben si seguir viviendo en París o mudarse a Estados Unidos. Al final, las crisis de los grandes acontecimientos se cruzan, queramos o no, con las crisis de las pequeñas historias cotidianas.

Esta insistencia en lo cotidiano es lo que mueve el cine de Richard Linklater. Ya en sus primeras películas, como Slacker, veíamos el microcosmos de gentes anónimas que iban compartiendo un mismo espacio. En aquella película, los pequeños acontecimientos irrelevantes eran el motor de una historia en la que el guión estaba formado no por la concatenación de hechos excepcionales sino por la sucesión de diferentes vivencias a cargo de personajes que no destacaban unos sobre otros. Todos eran parte de una misma sociedad, todos preocupados por sus vidas, unas vidas en las que los acontecimientos políticos iban infiltrándose de vez en cuando. En Antes del anochecer es la crisis económica y la situación de Grecia, y en Slacker era el mandato de George Bush y el sistema político estadounidense.

Éste es el principio sobre el que está construido cierto cine europeo en el que se fija Linklater, el de cineastas como R.W. Fassbinder, Eric Rohmer o Ingmar Bergman. Y el de los directores norteamericanos que se inscriben esta tradición, como John Cassavetes o Woody Allen. Es decir, cine en el que parece que no pasa nada, en el sentido hollywodiense de que no hay grandes peripecias que resolver. Pero que, en el fondo, se trata de un cine en el que las reflexiones sobre la pareja, el matrimonio, la madurez y el paso del tiempo surgen a partir de la fijación en los momentos que son tan importantes como irrelevantes en su apariencia.

Sin embargo, este paso del tiempo desde Antes del amanecer hasta Antes del anochecer parte de otro de los realizadores de referencia europeos, François Truffaut. Su manera de seguir la evolución del paso del tiempo de Antoine Doinel con el actor Jean-Pierre Léaud desde 1959 (en Los 400 golpes) hasta 1979 (en El amor en fuga), es decir, desde la infancia hasta el final de la juventud, tiene su actualización en las películas de Linklater. Y su reivindicación del sentido de hacer películas románticas cuando todo se está desmoronando. Un cine que plantea una alternativa a ese cine mayoritario que propugna mirar hacia otro lado. Linklater nos dice que no apartemos la mirada ni cuando hablamos de las cosas aparentemente más pequeñas.


Ficha técnica
Antes del anochecer (Before Midnight)
EE.UU., 2013, 109'

Director: Richard Linklater

Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy

Sinopsis: Jesse y Céline pasan su último día de vacaciones en Grecia. Sus conversaciones sobre la vida en pareja deriva en una discusión justo en el momento en el que se hallan en un hotel para pasar una noche sin sus hijos pequeños

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