EUGENIO VIÑAS. 29/06/2013 El asfixiante ambiente de una especie de secuestro y el desarrollo de sus personajes ha abierto las puertas a este largometraje en el festival de 'cine español' más importante, el de Málaga, donde han logrado hasta cinco premios entre los que destacan mejor dirección y guión

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VALENCIA. "Hace un año se me ocurrió preguntarle en un mail a un productor bastante importante de cine español con el que estaba trabajando que cómo se nos veía -a Stockholm- desde su posición. Con cariño y franqueza me contestó que este tipo de proyectos eran vistos con simpatía, sabiendo que están cargados de buenas intenciones, pero también con la certeza... casi la certeza de que no cumplirán sus expectativas", cuenta Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981), director de esta película rodada el pasado año y en proceso desde 2011.

Sin embargo, el pasado mes de abril Stockholm consiguió cinco premios en el Festival de Málaga, el más importante para el cine español por ser capaz aúnar durante 15 días a toda la industria y crítica. Premio Signis a la mejor película, Mejor Dirección, Mejor Guión Novel, Mejor Actriz y Mejor Película según el Jurado Joven son los cinco galardones conseguidos en el primer festival en el que se visionaba la cinta.

"Lo que pasó en Málaga fue una sorpresa para todos", reconoce Borja Soler (Valencia, 1983), realizador de Stockholm y socio de Caballo Films, la productora de la cinta que ha sido visionada esta semana dentro del festival Cinema Jove por primera vez en Valencia. "Las cosas están cambiando muy rápido. Hace un año no creo que hubiéramos entrado en Málaga", apunta, y reconoce que su irrupción en la sección oficial del festival donde estrenan películas Gracia Querejeta, Isabel Coixet o Daniel Calparsoro fue todo un éxito.

La aventura por el camino del crowdfunding, el método de microfinanciación por recompensas por el cual consiguieron 13.050 de los 65.000 euros de liquidez, permitió el rodaje. "La película hubiera sido exactamente la misma si no hubiéramos conseguido esta financiación", apunta Sorogoyen.

En este sentido, inversores con aportaciones entre los 1.000 y los 10.000 euros completaron el líquido suficiente para poner en marcha un equipo de 40 personas durante 12 días de rodaje; estos en calidad de productores asociados.

"A mí me gusta recordar donde presentamos la película en cuantos días está rodada la película y con qué presupuesto. Quiero que quien la vea lo sepa", reconoce Sorogoyen que en el momento de atender a esta entrevista rueda la segunda temporada de la serie Frágiles, una coproducción de la Isla Producciones y Telecinco.

Y es que esos 40 profesionales que han trabajado en el proyecto, nacidos durante los años 80 casi en su totalidad, han capitalizado su sueldo (cuyo presupuesto final con este coste asciende hasta los 220.000 euros). Todo su esfuerzo ha sido cuantificado económicamente y ahora, en la jungla de distribuidoras, televisiones, festivales y demás salidas para la monetización, el trabajo de Caballo Films (los amigos que pusieron en marcha el proyecto) es conseguir que trabajadores, inversores asociados y micromecenas recuperen su inversión.

En este sentido no parecen excesivamente presionados, aunque reconocen que el crowdfunding ha cargado con una parte importante del trabajo "a la hora de tomar decisiones y comunicarlas", según apuntan ambos y en la que reconocen seguir aprendiendo del proceso. Una parte del proceso pegada al público final de la película y alejada de los focos de eventos como los Fotogramas de Plata y otros por donde han empezado a ser habituales. "La parte de la industria más artística ya nos está mostrando su reconocimiento, mostrándonos su apoyo y diciéndonos ‘olé vuestros huevos'".

QUÉ HACER CON LA PELÍCULA

Caballo Films no quiere ser cola de león en una gran distribuidora: "Sabemos el tipo de película que tenemos y necesita mucho cariño", apunta Soler, y reconoce que trabajan durante estos meses sobre un calendario de festivales cuya exclusividad va limitando los cartuchos. "Vamos a seguir por el camino más tradicional, contemplando todas las posibilidades, y según las puertas que se van cerrando vamos abriendo otras posibilidades", apunta Soler. Añade que "es un circuito que funciona bastante rápido" por lo que esperan tener una respuesta comercial a la película en pocos meses.

Mientras el equipo se dedica al audiovisual al completo con proyectos que van desde la publicidad online, escribiendo para otra productora o dirigiendo para televisión, el reconocimiento de Málaga y de la crítica les está sirviendo como primera recompensa. "No es la recompensa económica que llegará por la capitalización de sueldos, pero nosotros sabemos que algunos de los profesionales que han trabajado con nosotros ya han subido un escalón profesional en sus entornos. Además, algunos de ellos han sido jefes de equipo por primera vez y eso ya es una recompensa profesional", apunta Soler.

Pero más allá de recompensas y soluciones económicas, a ambos se les nota emocionados por el hecho creativo en sí. Ambos reconocen que la mejor parte del proyecto sigue siendo el rodaje, en el que no cuesta encontrar momentos especialmente de recreación profesional: "Javier Pereira (actor protagonista) se tenía que marchar al teatro. Estábamos rodando un plano secuencia y rodamos una sexta toma. Dijimos que estaba bien, pero él quiso repetir aunque tuviera que ir corriendo al teatro... es un plano secuencia de siete minutos", apunta Sorogoyen.

Soler recuerda con especial afecto los momentos de la localización y cómo las cabezas pensantes del producto final encajaban sus ideas.

Ni siquiera han empezado a correr los créditos del final de la película frente a los espectadores y en Caballo Films ya piensan en cuál será el próximo proyecto: "Soy muy pesado con esto", apunta Sorogoyen, "no quiero ponerme a trabajar en el siguiente proyecto cuando Stockholm haya acabado". Para ello se plantean repetir una película de construcción similar, un proyecto de ficción para cine más ambicioso o incluso empezar un proyecto para televisión, un medio con el cual tienen relación en este momento.

No sorprende comprobar la rotundidad con la que responden "no" a la cuestión de si el problema de la industria audiovisual en España es el dinero. Creen en la combinación de factores generacionales y falta de valentía por parte del capital privado.

En ese contexto, a Caballo Films le queda un trecho para considerar que con Stockholm han 'besado el santo' en un sentido comercial, aunque no tanto en lo profesional. Reconocen que esperan ser más espléndidos en los sueldos -capitalizados o no- de su próximo proyecto, que volverán a involucrar a gran parte de su equipo, que "Mad Men es puro cine, y no sólo por su estética o su guión", que vieron Submarine (Richard Ayoade, 2010) recientemente y les ha gustado y que les queda margen para no agobiarse en exceso ahora que las expectativas empiezan a cumplirse.