VALENCIA. "Un cartel es un grito". La primera vez que escuché esta frase fue en boca de Paco Bascuñán, refiriéndose al cartelismo durante la Guerra Civil y haciendo alusión a lo directo que tenía que ser un cartel en una pared, a cómo alguien que pasase por delante debía captar y entender el mensaje.
Partiendo de esa premisa, de la función como medio de comunicación, no es sencillo hacer un buen cartel. No hablamos de un cuadro, de la obra de un pintor cuyo propósito es expresar su visión personal, hablamos de una ventana en la que hay un emisor (el ayuntamiento en este caso), un mensaje (la promoción de una feria municipal por ejemplo) y un receptor (el ciudadano de la ciudad que debe ser informado de tal festejo). ¿Las armas para conseguirlo? Desde el concepto inicial a la elección tipográfica, las escalas y jerarquías, uso de color o el apoyo de una ilustración. En definitiva, un profesional que sepa lo que se hace.
Y sin ese profesional, el acto de comunicar deja de ser eficaz.
Valencia fue cuna de los mejores cartelistas a nivel internacional durante el período en el que fue capital de la Segunda República Española. Los años 30 convirtieron a Valencia en una ciudad que acogía a artistas inquietos por las artes gráficas, e incluso los concursos para los carteles de fallas o de ferias taurinas servían de ocasión para reunir a grandes profesionales.
Anuncio de Renau para el balneario Las Arenas (1935)
De hecho no es casualidad sino fruto de ese caldo de cultivo que precisamente diseñadores valencianos como Josep Renau, Perez Contel, Vicente Vila Gimeno, Manuel Monleón o Arturo Ballester fueran quienes utilizaron de forma magistral el cartel como arma propagandística durante la Guerra Civil.
Cartel de Arturo Ballester para la Conselleria de Cultura i Propaganda (1936)
Y aquí es donde llega la gran dicotomía entre pasado y presente. ¿Qué ha pasado con el cartel que intenta representar a la ciudad de Valencia 70 años después? ¿Por qué los carteles municipales de ahora no comunican, o por qué lo hacen tan mal? ¿Por qué no cumplen con ninguna función estética ni funcional?
Cartel de Francis Montesinos para la XXX Mostra de Valencia (2009)
Haber dejado de contar con diseñadores e ilustradores profesionales ha ido abriendo la veda progresivamente al intrusismo y ha devaluado el cartel valenciano desprendiéndolo de todo valor histórico y cultural. El mal encargo o la falta del mismo, jurados sin ningún conocimiento de la materia y ningún asesor cualificado en temas gráficos ni visuales hacen que hayamos perdido por completo una seña de identidad valenciana tan importante como el cartelismo y con ello alejado a la ciudadanía de parte del arraigo cultural de los festejos locales.
Renau afirmaba que él trabajaba sobre una idea abstracta que luego iba tomando cuerpo en el cartel. En los carteles oficiales del ayuntamiento actualmente esa idea no existe, no hay concepto o éste es tratado de forma infantil, obvia, literal y llena de tópicos. Tratar al ciudadano público del cartel anunciador así, empobrece el acto de la comunicación.
Es por culpa de esta desprofesionalización por la que tenemos por cartelería municipal un conjunto de obra sin ningún denominador común, mal enfocada, con casos como un discurso infantil para dirigirse a un público adulto o con un lenguaje que resulta hiriente a la vista, bombardeo ilegible de información, estéticas desafortunadas y, en definitiva, una colección de pósters que lapida el concepto de cartel.
Cartel del Ayuntamiento de Valencia para la Feria de Julio (2013)
A priori podría pensar que nadie en el consistorio entiende el mal que hace para la imagen de Valencia tener así de descuidada su comunicación gráfica. Pero lo peor del tema es que sí que han recibido estas críticas y la respuesta es seguir prescindiendo de ayuda profesional cualificada año tras año. Somos muchos los diseñadores que llevamos tiempo alzando la voz con este tema que tanto daño hace a nuestro colectivo, así como la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana en el transcurso de su más de un cuarto de siglo en activo.
Cuando el Concejal de Fiestas o la Concejala Delegada de Acción Cultural de turno presentan uno de estos carteles como "genuinamente valencianos en cuanto a estética", juro que como diseñador gráfico me estremezco. La estética genuinamente valenciana y nuestra cultura visual están muy por encima de las chapuzas que llevamos (demasiados) años viendo en las calles de Valencia.
Quiero que el Ayuntamiento de Valencia recupere la profesionalidad en sus carteles. Con esto no sólo arreglarían parte de sus problemas de comunicación sino que la tarea didáctica que harían para beneficio del tejido empresarial de esta ciudad sería monumental.
No es casualidad que las empresas de municipios que cuidan su imagen gráfica dispongan de mejores elementos de comunicación visual, y es porque el empresario necesita de un ejemplo, que aquí aún no ha encontrado en su propia ciudad.
La sociedad valenciana necesita que sean las instituciones públicas las primeras que contraten servicios profesionales de diseño para las labores de comunicación gráfica que salen de sus despachos. Igual que unos padres terminan entendiendo lo que es realmente el diseño cuando su hijo lleva ya cinco años ejerciéndolo, el empresario valenciano no entenderá que eso tiene un valor a menos que su gobierno se lo enseñe con ejemplos.
El patrimonio cultural valenciano sufre una importante crisis, pero aunque sea por una vez no tiene nada que ver con lo económico. No se trata de gastar más sino de hallar la fórmula para hacerlo bien. El problema, que no parece haber nadie interesado en pensar en esa fórmula.
Valencia, con lo que tú has sido.
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*Xavi Calvo. Valencia, 1980.
Fundador y diseñador del estudio de diseño y comunicación Menta.
Ex-vicepresidente de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana
El diseñador está recopilando una colección de ‘Joyitas del neocartelismo valenciano' como ejemplo de cómo no se debe comunicar
Dentro de este mar de "despropósitos cartelísticos" de vez en cuando sorprenden actuaciones como la llevada a cabo por la empresa de la plaza de toros de Valencia para la Feria de Julio de 2013. ¿Alguien sabe de quién es este elegantísimo, limpio y maravilloso proyecto gráfico?
"el Estado, a través de la publicidad contratada por sus reparticiones, despilfarra dos veces el erario público. Una vez, gastando en agencias y campañas publicitarias, es decir, incorporando –sin distancia y sin cuestionamiento– criterios característicamente empresariales privados (con el lucro como único motor), por lo tanto ajenos a la índole pública del Estado. Otra vez el Estado vuelve a despilfarrar, al estropear, con piezas publicitarias estólidas, lo invertido en enseñanza; así, lo que los docentes se empeñan en hacer oír (por ejemplo, algunos valores), la publicidad, con su enorme vozarrón, hace casi inaudible. " Roque Faraone en un encuentro educativo. http://brecha.com.uy/index.php/sociedad/2015-es-de-todos
Un article excel·lent sr. Calvo. Té vosté més raó que un sant, però com es pot veure pel comentari del sr. Marc, simplement pensen que açò no és important (com la investigació científica, que tampoc no ho és a parer de les nostres autoritats). Un detallet: el cartell de les Arenes de Renau és de 1932
El apogeo de la catástrofe cartelística del Ajuntament son los carteles de Expojove. Paradójicamente cada año se convoca un concurso con un jurado profesional y respetado, se otorga un premio a carteles bien hechos y luego el Ajuntament prefiere no utilizarlos por ser demasiado vanguardistas (?!) y encargan una chapuza al sobrino de alguien, imagino porque si no no se explica esa cutrez. Buscad los premiados y los usados y alucinaréis.
Es gracioso, Guillem, que hables de intelectualidad cuando ni siquiera sabes escribir la palabra 'subrayar' correctamente. Ah, por cierto, soy blavero. Y no tenemos ninguna culpa de la falta de ideas del cartelismo valenciano. Creo que el Ayuntamiento tiene otros problemas más importantes que resolver.
Chauvinismo acrítico...lo has clavado...sirva como ejemplo Canal 9 como gran monstruo contenedor de todo aquello que muy bien describes en tu comentario...y ay...qué decir de su estética, de su imagen, de su propuesta gráfica!
Algo me dice que la culpa la tiene el chauvinismo acrítico y valencianista que ha promovido aberraciones intelectuales en muchos otros campos, como la filología, la pedagogía, el periodismo o el marketing político y turístico. Te quejas, y con razón, de algo que -considero- deberíamos subrallar: que no hay intelectualidad alguna en la clase dirigente valenciana, y no lo digo por ofender -ya me gustaría-. La casta y sus votantes se han retroalimentado y hace tiempo que cruzamos la frontera de lo irracional, del Blaverismo porque sí, de mejor Cataluña fuera que Valencia con sentido. No sólo os ha pasado a vosotros; ha pasado con todo. Se han cargado Valencia y todo lo que ésta había podido significar, y lo han sustituido por su hiperreal: naranjitas, petarditos y colores pastel.
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