VALENCIA. Hace 75 años, se publicaba por primera vez Superman, un cómic estadounidense que narraba las aventuras de un superhéroe proveniente de un planeta imaginario, Krypton. Para mantener una identidad secreta, el superhéroe se hacía pasar por un periodista que trabajaba para un importante periódico de Metrópolis, trasunto de Nueva York, la ciudad en la que transcurría la acción. De este modo, el periodista Clark Kent se nos presentaba como el estereotipo del norteamericano medio, un trabajador normal y corriente capaz, cuando se ponía la capa de superhéroe, de las hazañas más impresionantes.
Desde el momento de su aparición, Superman se convirtió en un icono. Porque en 1938, el personaje representaba las aspiraciones de Estados Unidos por superar la crisis económica de los años 30. El cómic resultaba así un canto al espíritu individual y emprendedor del ideal yanqui, esa esperanza de que la sociedad capitalista puede ofrecer de todo a quien más se esfuerce por salir adelante. Superman nos decía que cualquier individuo puede llevar a cabo las cosas más extraordinarias, que todos tenemos un potencial por descubrir.
La fuerza simbólica de Superman permitió su salto del cómic al resto de formatos culturales, como el cine, la televisión y la radio. Pasó a representar el ideal del "sueño americano" en la Guerra Fría, la imagen del marca de una sociedad, la estadounidense, que vendía un capitalismo basado en la igualdad de oportunidades individuales y en la recompensa al esfuerzo personal. Cuarenta años después de su creación, en 1978, Hollywood estrenó la superproducción con el personaje, una película muy curiosa que seguía apelando a esa inquebrantable fuerza del "American way of life".
Aquella película, la primera de las protagonizadas por Christopher Reeve, intentaba devolver ese espíritu a una sociedad que, de nuevo, estaba en crisis. En los años 70, Estados Unidos volvió a sufrir una profunda depresión económica, acompañada de una crisis institucional por la dimisión de Richard Nixon a consecuencia del caso Watergate.
La fe en la figura presidencial y en la democracia estaba tocada, pero ahí estaba otra vez Superman para acudir al rescate: el film de 1978 arrancaba con un breve prólogo que destacaba el valor del periódico de Clark Kent, el Daily Planet, "símbolo de esperanza" en épocas de "crisis mundial", una reivindicación del papel de la prensa. EE.UU. estaba en crisis, sí, pero porque la democracia había funcionado: la prensa había cumplido con su papel de fiscalizar el poder, aunque eso hubiese llevado a la dimisión del presidente.
La película potenciaba, además, un cierto sentido místico de Superman, presentado como un enviado especial para guiar a los terrícolas porque éstos vivían confusos y desorientados. Al final de la cinta, el superhéroe conseguía hacer retroceder el tiempo para modificar algunos acontecimientos. Era toda una propuesta a la sociedad yanqui: hagamos borrón y cuenta nueva y olvidemos las cosas malas. El país, de hecho, estaba metido en ese cometido: Gerald Ford había perdonado a Nixon sus delitos y dos años después del estreno de la película, Ronald Reagan encendería el botón de reset con su contrarrevolución para volver a los valores tradicionales consistentes en la supresión de derechos sociales y en el enriquecimiento de sus amigachos.
Esa lectura de Superman de 1978 vuelve a la carga ahora, en 2013, cuando se conmemora el 75 aniversario del cómic. Y como estamos en una nueva crisis económica y de valores, pues quién mejor que Zack Snyder para relanzar el ímpetu simbólico del personaje. Porque Snyder es el gurú del cine de macarras poligoneros, responsable de películas como 300, Watchmen o Sucker Punch, es decir, algunas de las películas más ultraconservadoras, ultracicladas y ultrarrepugnantes de los últimos años.
Con el nuevo Superman, Snyder decide explorar esa vía ultra y nos presenta El hombre de acero, donde nos vuelve a presentar los orígenes del héroe pero desde un prisma distinto: aquí Clark Kent es un beato abrumado por su responsabilidad. Su padre terrestre le inculca los más píos valores cristianos: hijo mío, tú estás aquí por una misión, haz siempre el bien, pon la otra mejilla y nunca te metas en peleas. Sólo le falta decirle que si se masturba, se quedará ciego. Un buen día, los malos malosos del planeta Krypton llegan a la Tierra y Clark Kent no sabe si dar la cara para enfrentarse a ellos. Como tiene dudas, acude a la iglesia, y un cura le dice que sí, que dé la cara, que hay momentos en que las personas tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Ahí es cuando Clark Kent ve la luz y, convencido por los consejos del sacerdote, da un paso al frente.
Porque, claro, Clark Kent tiene 33 años, como dice en la película, la edad que ha de tener un buen Mesías para salvar a la humanidad. Un Mesías enfrentado a un fuerte dilema: salvar a los terrícolas o entregar la Tierra a los invasores de Krypton. Pero Superman lo tiene claro: "Krypton ya tuvo su oportunidad". En la película también se explica por qué se destruyó la sociedad: los habitantes de Krypton se dedicaron a controlar la natalidad y descuidaron el planeta. Vamos, que los abortistas provocaron la extinción de la especie y, cuando se acercó la estrella, no había nadie preparado para evitar su colisión.
El padre de Superman ya lo veía venir porque Krypton se había convertido en una sociedad demasiado planificada. "Yo quería que cada persona tuviese más aspiraciones", viene a decir en la película. De este modo, la destrucción del planeta no fue sólo culpa de los abortistas, sino también de los comunistas, ateos y sindicalistas liberados. Todo por culpa de no dejar que las leyes del mercado y la competencia sigan su camino. Como en Krypton ya no había solución, Superman es enviado a la Tierra. Cuando los comunistas de Krypton que quedan vivos llegan a nuestro planeta, el hombre de acero les planta cara: podréis destruir Metrópolis en plan 11-S, pero aquí estoy yo para defender este modo de vida capitalista y temeroso de Dios.
La película acaba, cómo no, con la típica lucha final de media hora de duración. Porque hay una cosa que antes se llamaba "dibujos animados" y hoy se llama "efectos especiales". Y hay que sacarles rendimiento, de manera que Snyder despliega todo su virtuosismo para mostrar explosiones, golpes, volteretas y demás idioteces para que entre con una vaselina muy suave toda la asquerosa carga ideológica neoliberal que la película nos acaba de colar. Superman ha salvado de nuevo el mundo con una advertencia evidente: de estas nuevas crisis económicas y de valores podemos salir, pero tenemos que tener fe en el libre mercado, en los designios de Dios y en la grandeza del ser norteamericano. 75 años después, Superman vira a la derecha ultracristiana. Porque eso es lo único que podemos hacer mientras continúa la crisis y el robo institucional: mirar al cielo y esperar.
Ficha técnica
El hombre de acero (Man of Steel)
EE.UU., 2013, 143'
Director: Zack Snyder
Intérpretes: Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon
Sinopsis: El General Zod llega a la Tierra dispuesto a colonizarla. Otro de los habitantes del planeta Krypton, ya extinguido, se enfrentará a él para evitar su objetivo. Este oponente no es otro que Superman, el hombre de acero.
¿Watchmen ultraconservadora? Precisamente le mete un repaso de aúpa a la sociedad norteamericana de padre y muy señor mío. Creo que para hacer críticas hay que ser más objetivo y menos rebuscado. Ahora va a resultar que el señor Kent le decía a su hijo que pusiera su otra mejilla porque era ultracatólico, y no porque con su fuerza le podía arrancar la cabeza a otro niño si le devolvía una hostia. En fin.
En una cosa estoy de acuerdo con los comentaristas: Snyder no es necesariamente conservador. De hecho, yo creo que no es nada, aparte de un mandao que filma lo que le ponen por delante. En estos casos son los productores los que deciden qué orientación puede tener la película concreta. Igual que hacía Spielberg durante los ochenta, por cierto.
Los padres del comic de superman fueron dos judios, de ahi su similitudes mesianicas que rescatan de alguna forma en esta pelicula. De los comentarios de ultraconservador de Zack Snyder solo decir que me descojono vivo. Si 300 y Watchmen son conservadores que venga dios y lo vea. Como critico de cine pensaba que no habia nadie peor que Boyero de el pais pero veo que todavia hay gente con ganas de superarle.
No veo lo ultraconservador y político en las cintas de Snyder, adaptaciones de comics muy fieles de obras de culto cuyos autores (Frank Miller y Alan Moore) distan mucho de ser ultraconservadores, más bien todo lo contrario, visionarios de un género a veces denostado por críticos estúpidos que demuestran que jamás han leído un tebeo y no son capaces de ver la crítica brutal al sistema como es el caso de Watchmen o V de Vendetta (ambas de Alan Moore) o 300 y si nos ponemos el Batman de Miller. En fin. Man Of Steel no es una gran película pero es un gran entretenimiento sin más.
Comentarios ultraideologizados por parte de un ultraradical. Nada aportan salvo desconocimiento del personaje y alternativas a su historia. Lamentable la crítica.
Joder, algunos ven política hasta en los dibujos del papel del water. Sobre todo cuando dicha película puede ensalzar el american way of life. La cantidad de diarreas que debe provocar la bandera yanki cada vez que sale en pantalla. Igual es solo es una peli de hostias, megadestrucción y el héroe salvando el día (joder, y encima vuela!!) como todos los cómics desde los años 40; pero como ocurre en los USA, pues de lo que se trata es de una propaganda en toda regla contra el buenismo y la mediocridad; esa que te dice que, con salir a la calle y gritar mucho, ya tienes derecho a casa, coche, subvención, ipad, iphone, tablet, portátil, ropa y desayuno-comida-cena en restauratentes. Lo de trabajar para conseguirlo se lo dejamos a los fascistas proamericanos. No me quiero ni imaginar la espuma que debe provocar la película del Capitán América.
Tota una llàstima no estiga José Mari Aznar salvant al planeta españa de prota.
Además tiene una gran moraleja: Tienes que dejar que los americanos te ataquen hasta que comprueben que no te devuelves y eso les demuestre que estás de su parte.
No he visto Superman y no pienso verla. Sobre 300 y watchman de acuerdo. ¿Pero que mensaje político hay en Sucker punch? Sinceramente no lo veo.
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