BARCELONA. Desde que en el año 2003 el euro alcanzara la paridad con el dólar, la moneda única se ha mantenido más fuerte que el billete verde.
La relación euro/dólar inició entonces una senda claramente alcista, intensificando esta tendencia en el trienio 2006-2008.
Justamente en julio de 2008 alcanzó su máximo histórico en un contexto entonces marcado por una clara desaceleración de la economía estadounidense debido a la agudización de la crisis en el sector bancario.
La Reserva Federal (FED) tomó rápidamente medidas para apuntalar la economía americana, manteniendo los tipos de interés en EE UU una tendencia a la baja. Con este escenario, su cotización alcanzó máximos por el debilitado contexto económico estadounidense y las consecuentes rebajas de tipos de interés por parte de la FED, registrándose una entrada de capitales en la moneda única.
BARRIENDO PARA CASA
Paralelamente, un dólar débil le resultaba idóneo a la economía americana para mejorar sus exportaciones, por lo que la FED no se preocupó por revertir esta tendencia. Se iniciaba la guerra de divisas. Pero no tardó en empezar a acusarse la crisis de deuda en Europa, generalizándose las dudas sobre el conjunto de la Eurozona y empezando a producirse una caída de la moneda única frente al dólar.
Tanto se acusó la desestabilización provocada por la crisis de crédito en Europa que en junio de 2010 el euro/dólar cayó puntualmente por debajo de las 1,20 unidades.
En julio de 2012 volvió a caer en picado hasta las inmediaciones de estos niveles por los temores a que la Eurozona pudiera verse parcialmente quebrantada.
DRAGHI, EL SALVADOR
Pero desde la comparecencia de Draghi en aquellas fechas, confirmando que el BCE haría todo lo necesario para salvaguardar el euro, la moneda única ha vuelto a recuperar posiciones y parece que ha encontrado un sitio relativamente cómodo ligeramente por encima de las 1,30 unidades.
Hemos visto como esos 1,30 se han convertido en un nivel psicológico clave en momentos de tensión, cayendo el eurodólar por debajo de esta cota cuando aumentan los temores relacionados con la crisis de deuda en la Eurozona y se intensifica el sentimiento de desconfianza entre los inversores. Contrariamente, cuando las aguas vuelven a su cauce, el eurodólar reflota por encima del nivel psicológico de los 1,30. Pero, ¿qué podemos esperar ahora con una tendencia hacia la estabilización de la crisis de deuda en Europa?
VOLATILIDAD A CORTO PLAZO
A corto plazo, la volatilidad puede continuar pero a medio/largo plazo la tendencia de recuperación del billete verde frente al euro podría ser una realidad. Es cierto que, aunque no sea de forma inminente, la moderación de los estímulos por parte de la FED repercutirá negativamente sobre el ritmo de crecimiento económico de la zona. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento de la economía americana son más optimistas que las de la Eurozona para los próximos años, pudiéndose dar mayores presiones inflacionistas en EE UU y, consecuentemente, desencadenando un incremento necesario del precio del dinero por parte de la Fed.
Esta situación, que se podría dar a medio plazo, volvería a dar fuerza al billete verde y el eurodólar podría volver a acercarse a las 1,20 unidades, pero esta vez la caída no se produciría por un deterioro de la confianza sobre la recuperación económica de la Eurozona sino por las pruebas de un crecimiento económico sostenible al otro lado del Atlántico.
Técnicamente el eurodólar ha estado formando un triángulo descendente en el gráfico mensual que nos lleva a pensar que, en los próximos meses puede volver a mostrar una mayor fortaleza, pero sin ir más allá de la zona de las 1,37 unidades. Por lo tanto, mientras no se produzca un deterioro notable de la economía de la Eurozona, el eurodólar podría encontrarse confortable cotizando entre el amplio rango de los 1,295-1,37.
ESCENARIO BAJISTA
Sin embargo, creemos que a medio/largo plazo terminará por perder definitivamente el nivel de la parte baja de este rango y es entonces cuando podemos asistir a una caída del eurodólar hasta niveles de las 1,20 unidades. Pensemos, además, que la base del triángulo descendente que está formando el eurodólar a largo plazo podría perderse. Sería entonces cuando esperaríamos un escenario plenamente bajista para el eurodólar.
Esperamos pues que se mantenga volátil en los próximos meses, con tendencia a la baja para el medio plazo y, en el caso de perder la base de su triángulo descendente, en las inmediaciones de las 1,20 unidades que coincide además con su media de 200 sesiones en el gráfico mensual, esperaríamos entonces que las expectativas de caída para el eurodólar se sostuvieran en el largo plazo.
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Paula Hausmann es gestora de patrimonios de Agenbolsa
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